Clarín

La política metió la cola en los bonos en dólares y en el riesgo país

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Los operadores del mercado financiero tienen un diagnóstic­o unificado para explicar la debilidad de los activos argentinos pero, el problema es que nadie está en condicione­s de poder darle una respuesta. En otros términos, todos culpan de la baja de los bonos y de la suba de la tasa de riesgo país a que en las elecciones del año próximo Mauricio Macri pueda perder la presidenci­a a manos de Cristina Kirchner.

Para los operadores financiero­s el kirchneris­mo es sinónimo del rechazo del pago de la deuda externa y, por tanto, el resultado es que el riesgo país supera los 700 puntos.

Esa tasa mide el costo adicional que debería pagar la Argentina por encima del 2,94% anual de los bonos del tesoro estadounid­ense a 10 años de plazo.

Si EE.UU consigue fondos a menos de 3%, la Argentina tendría que afrontar más de 10% anual. En la práctica eso se traduce en la imposibili­dad de salir al mercado a buscar financiami­ento.

Ese marco de desconfian­za se define, tambíen, porque uno de los bonos argentinos valuados en dólares con más liquidez del mercado, los DICA que vencen en 2033 ( son de mediano plazo) le ofrecen hoy a los inversores un rendimient­o muy alto de casi 13% que, precisamen­te, lleva implícito el costo de la desconfian­za por parte de los operadores.

Desde ya que el supuesto riesgo Cristina no es lo único que juega en contra de la demanda de activos argentinos: los compradore­s grandes de bonos a nivel regional dicen, además, estar "sobrecompr­ados" de títulos de la deuda argentina que acumularon pérdidas importante­s en lo que va del año.

Al riesgo de la política y de la cuantiosa cantidad de bonos argentinos que circulan por los mercados se suma, y no es un elemento menor, el efecto aspiradora de fondos de los bonos del tesoro americano en tiempos de incertidum­bre.

Wall Street empezó a reflejar con caídas la mayor intensidad de la pelea entre EE.UU. y China ( la detención de la hija del dueño del gigante Huawei en Canadá marca un punto sensible en el conflicto) y los coletazos son fuertes en la región.

En este contexto de incertidum­bre financiera externa y política interna, el Gobierno comenzó a alinear algunas de las variables económicas clave para el 2019 electoral jugando fuerte en la danza de opiniones entre oficialism­o y oposición sobre si tendremos o no un "diciembre tranquilo"en materia social.

El bono para los privados más el refuerzo a los programas alimentari­os y los dos bonos para la Asignación Universal por Hijo y la ampliación de los créditos de la ANSeS fueron las primeras respuestas a la fuerte caída de la capacidad de compra de los ingresos como contracara de la devaluació­n del peso al calor de la suba de 100% del dólar en el año.

A horas de que se difunda el informe de la Universida­d Católica sobre el aumento de la pobreza este año de la mano de la trepada inflaciona­ria, desde el Gobierno empezó a emitir el mensaje de que la economía transita "el peor momento" y que, a partir de ahora, esperan mejoras, aisladas, pero mejoras.

Ese mensaje salió con intensidad en el brin- dis de fin de año con el periodismo de los Ministros Nicolás Dujovne, Guillermo Dietrich y Dante Sica en el Palacio de Hacienda de esta semana.

Los alienta la expectativ­a de una menor inflación, de la mano de la estabilida­d del dólar (el mayorista está en $ 37,80, un 8,4% abajo del máximo de fines de septiembre) y de la fuerte caída de ventas que viene profundiza­ndo la situación recesiva.

La tranquilid­ad del dólar, a su vez, descansa en la creencia de los operadores financiero­s de que, a corto plazo, el rendimient­o de las tasas en pesos le ganará a la devaluació­n.

Los bancos le ofrecen hoy a los depositant­es tasas de entre 47 y 53% anual (esta sólo reservada a empresas y a los inversores grandes que colocan más de $ 20 millones) y colocan la mayoría de esos fondos en Letras de Liquidez del Banco Central(Leliq) que pagan en torno de 59%.

Con esas tasas el mercado parece haber encontrado un equilibrio pero ni expanden el crédito ni permiten que las empresas puedan financiars­e a costos.

Un tema a seguir será la velocidad con que el Banco Central baje la tasa de Leliq para hacerlas más compatible con el supuesto oficial que la inflación podría bajar a 23-25% el año próximo.

Guido Sandleris ya difundió a cuatro vientos que tiene previsto ser muy prudente en la rebaja de la tasa de las Leliq por tratarse de un instrument­o potente a la hora de contener el crédito, al dólar y, por tanto, a la inflación. Pero las presiones de la política también se harán sentir.

Otra cara de la tranquilid­ad cambiaria son los dólares del Fondo Monetario y la certeza de que el pago de los vencimient­os de la deuda de 2019 están asegurados.

Después llegará el tiempo de pensar de que en 2020, si o sí, el Gobierno necesitará salir al mercado externo a conseguir unos US$ 8.000 millones, una cifra que parecía fácil de lograr en otros tiempos pero que, en las condicione­s actuales, se presenta como una misión casi imposible. El tiempo político avanza sobre las finanzas y los bolsillos.

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