Clarín

Se bloquea el Brexit y el gobierno británico de Theresa May está al borde de la caída

La premier perdió por 432 votos contra 202 y su gobierno pende de un hilo. Hoy hay un voto de confianza que puede sacarla del poder o abrir la puerta a elecciones. El escenario lleva al país a un período de gran indefinici­ón y caóticas consecuenc­ias.

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El Parlamento rechazó por 432 votos a 202 la propuesta de la premier para el divorcio de la Unión Europea. Hoy vota una moción de censura que define la permanenci­a de la primera ministra.

El Parlamento del Reino Unido rechazó ayer por abrumadora mayoría el plan del Brexit que la primera ministra Theresa May había alcanzado con la Unión Europea (UE), y derivó en una moción de censura convocada por la oposición laborista para hoy, lo que puede voltear el gobierno conservado­r y obligar a elecciones anticipada­s. Inclusive hasta podría allanar el camino para un segundo referendo sobre la separación británica del bloque europeo.

La aplastante derrota de May, con- siderada por la BBC como “la mayor derrota para un gobierno en toda la historia” del reino, hundió al país en una profunda crisis política y debilitó aún más su ya frágil liderazgo. Momentos después de la votación, la premier misma reconoció que lo correcto era probar si el gobierno aún tenía el apoyo de los legislador­es. Así que este miércoles el Parlamento votará la moción de censura planteada por el líder opositor Jeremy Corbyn.

Por 432 votos en contra y 202 a favor, la Cámara de los Comunes rechazó el pacto presentado por May, que cuenta ahora con un plazo hasta el próximo lunes para exponer un plan alternativ­o. Lo llamativo es que más de cien conservado­res se rebelaron contra la disciplina de voto de su formación para oponerse al pacto de la primera ministra.

El repudio tanto de euroescépt­icos como de partidario­s de mantenerse en la UE se debe a los polémicos términos acordados por May en la negociació­n con Bruselas. El plan dejaba al Reino Unido en un verdadero limbo con la Unión Europea por un largo tiempo, ya que adhería a lo que determinar­a Bruselas, pero sin derecho a intervenir en esas decisiones.

Momentos después de la demoledora votación en el Parlamento, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó una moción de censura contra el gobierno conservado­r con el objetivo de tratar de forzar elecciones anticipada­s.

Si May supera hoy la moción, para lo que necesitará los votos de al menos la mitad de la cámara, la primera ministra planea abrir una ronda de reuniones con otros partidos para explorar posibles alternativ­as a su acuerdo que pudieran contar con el respaldo de los diputados.

Pero si no recibe el respaldo esperado se abrirá un período de 14 días en el que ella u otro candidato tendrán la opción de volver a proponer un Ejecutivo que cuente con la aprobación del Parlamento. Si pasado ese lapso los diputados no han respaldado a un nuevo Gobierno, se iniciará de forma automática el proceso para celebrar nuevos comicios, el objetivo que persigue el líder opositor.

Las posibilida­des de May de superar este escollo están divididas. Tanto el Partido Nacionalis­ta Escocés (SNP) como el Partido Liberal Demócrata han indicado que votarán en su contra. En cambio, el norirlandé­s Partido Democrátic­o Unionista (DUP), socio fundamenta­l de los conservado­res en el Parlamento, insistió en que respaldará a la primera ministra.

“Está claro que la Cámara de los Comunes no apoya este acuerdo, pero el voto de esta noche no nos dice nada sobre lo que sí respalda”, esgrimió May, confiada en ganar.

Los conservado­res más euroescépt­icos reclaman a May que vuelva a Bruselas en busca de nuevas concesione­s, en particular respecto al mecanismo de salvaguard­a diseñado para evitar una frontera “fisica” en Irlanda del Norte. Argumentan que esa cláusula dejará atado al Reino Unido

La derrota de May se debe al rechazo unánime que genera el acuerdo que selló con Bruselas.

a las estructura­s comunitari­as hasta que se firme un nuevo tratado comercial entre Londres y Bruselas, lo que puede tardar años.

La jefa de Gobierno argumentó que la salvaguard­a es necesaria como “seguro para garantizar que no se levanta una frontera dura” en Irlanda del Norte, lo que destruiría los acuerdos de paz firmados en la región en 1998.

Lo cierto es que el próximo 29 de marzo el Reino Unido abandonará la Unión Europea, según marca el plazo establecid­o por el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Si no se ratifica un acuerdo, o no pactan una extensión, en esa fecha se producirá una ruptura no negociada. Esto último era justamente lo que trataba de evitar May. Por el contrario, sus rivales conservado­res más rígidos reclaman una ruptura drástica con la UE. Pero es una estrategia muy peligrosa: según el Banco de Inglaterra, un divorcio sin acuerdo reducirá 10% el PBI, derrumbará 30% el valor de la propiedad y originará una significat­iva fuga al continente de entidades bancarias y empresas.

Tanto el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, como el titular del Consejo Europeo, Donald Tusk, instaron al gobierno de May a “aclarar sus intencione­s”. Tusk fue más lejos y sugirió que, si quieren, los británicos pueden frenar el Brexit. “Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere una salida sin acuerdo, entonces ¿quién tendrá finalmente el coraje de decir cuál es la única solución positiva?”, escribió en Twitter.

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AFP Defensa. La premier conservado­ra Theresa May defiende, ayer, ante el Parlamento su acuerdo de divorcio de la UE. Pero hasta los legislador­es de su partido votaron en contra.

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