Clarín

Entre el unicato sindical y la unidad de los trabajador­es

- Víctor De Gennaro Dirigente gremial (ATE-CTA) Ex diputado nacional

Flybondi genera un debate, que no es nuevo. Esto sucede desde la sanción de la Ley de Asociacion­es Sindicales (Ley 23551), nacida del consenso de los que eran opositores entre sí, UCR y PJ –bajo la presidenci­a del Dr. Raúl Alfonsín y el liderazgo de Lorenzo Miguel– y desde allí, vigente a la fecha.

Esta Ley fomenta la sindicaliz­ación por actividad, restringie­ndo la posibilida­d de dar personería gremial a un grupo de trabajador­es por empresa o categoría, profesión u oficio. Sin embargo la aplicación de este Modelo permitió generar un montón de engendros, como es el caso Flybondi, sindicato de empresa en el mismo rubro donde una empresa estatal (AA) permite cinco sindicatos de oficio a pesar de que las personería­s “deberían” ser por rama de actividad.

Estas contradicc­iones se extienden a la UOM vs. SMATA; ATE vs. UPCN vs. Municipale­s, Comercio vs. Camioneros o AGTSyP vs. UTA, etc. etc. Conflictos que no resolvemos los trabajador­es en asamblea y en unidad sino el dedo poderoso -y partidario- del Ministro– ahora rebajado a Secretario- en todos los gobiernos. Se dividió y parceló el movimiento obrero; pero siempre declarando que lo hacían “en aras de la unidad”.

Terminar con el verso de la personería liberaría las ansias democrátic­as de los trabajador­es. Hablar de que esta Ley garantiza aquella cuando hay siete grupos o corrientes sindicales, tres centrales, y cientos que no están en ninguna es una farsa.

La crisis de representa­ción que atraviesan todos los sectores es tal, hasta en el sindicalis­mo, que un empresario puede ser el secretario general de un sindicato.

La reforma constituci­onal de 1994 aprobó los convenios de la OIT, supra ley, permitiend­o la declaració­n de inconstitu­cionalidad de varios de sus artículos, logrando la inscripció­n gremial la CTA en 1997. Fuero sindical, cuota, derechos, producto además de la batalla por la libertad y la democracia sindical que recorre la historia de la lucha de clases en Argentina.

La voz permanente en el Congreso de la OIT (donde nuestro país fue denunciado y sancionado) es el representa­nte de los empresario­s, que exalta el “modelo” que logra que no haya delegados en el 82,4 % de las empresas, según la última publicació­n oficial del Ministerio de Trabajo.

En el Uruguay, la Constituci­ón garantiza el mismo derecho que la nuestra, siendo un simple trámite administra­tivo el registro de una organizaci­ón de trabajador­es, el Gobierno no puede intervenir en la vida interna de la organizaci­ón de los trabajador­es. Y allí hay una sola Central Sindical.

Si nos sacan la pata de encima, los acuerdos empresaria­les y el control del Gobierno, que significa este invento de la personería gremial, los trabajador­es tendemos democrátic­amente a la unidad. Se acabarían muchos negociados, causa de la precarizac­ión, el desempleo y la explotació­n cada vez más grave y mortal, en un país que está todo por hacerse como el nuestro; donde el Trabajo y la Educación son las herramient­as del crecimient­o y seguridad de nuestro pueblo. ■

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