Clarín

Cambian un barrio para que los autos no superen los 30km/h

La Ciudad intervino 47 manzanas de Villa Real con canteros, lomos de burro y otros obstáculos. Desde hoy, se reduce la velocidad máxima. Lo repetirán en otras zonas.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Hay esquinas ampliadas, lomos de burro, bicisendas y canteros.

Villa Real es el primer barrio porteño en el que los conductore­s están obligados a ir lento. Pegado a la General Paz, 47 de sus manzanas fueron intervenid­as para habilitar desde hoy la primera “Zona 30 km/h”. Se trata de un programa que buscará demostrar que, fijando esa máxima de velocidad, se puede reducir la cantidad de accidentes viales. Si funciona, el modelo será llevado a otras áreas residencia­les de la Ciudad.

Se eligió empezar por Villa Real porque es el segundo barrio más chico, detrás de San Telmo, y el tercero con menor población, detrás de Versalles y Puerto Madero. Pero su pequeña superficie y su baja densidad se contradice­n con el tránsito que hay en sus calles, incluso en enero. Aunque ningún vecino se sorprende con esa paradoja: “Es que estamos muy cerca de General Paz, hay mucho coche que viene de afuera”, dice Jorge a Clarín, mientras mira a los autos acumularse en fila a lo largo de calzadas angostas. Hace 19 años que vive sobre Tinogasta, una de las 12 calles en las que desde hoy no se podrá circular a más de 30 km/h.

Para evitar que los conductore­s violen el tope nuevo, el Gobierno porteño instaló lomos de burro, agrandó esquinas, amplió la superficie para peatones, agregó desvíos y sumó canteros. Si bien en una docena de calles se puso el freno a la velocidad, las intervenci­ones alcanzaron a 188 cuadras.

La zona está limitada por Ramón Lista, Nogoyá, Cuneo e Irigoyen. Es un sector de casas bajas, donde el sodero aplaude para avisar que llegó y hay persianas en las que alguien grafiteó un fragmento de la letra de Seminare de Serú Girán. Donde viven 14.000 personas y hay tres escuelas, dos clubes y seis pasajes.

Es un barrio residencia­l pero con altos niveles de siniestral­idad vial. “Me parece bien que exijan que se baje la velocidad porque los conductore­s vienen embaladísi­mos de General Paz”, dice Ana. Su casa está en Varela al 500, flanqueada por dos esquinas intervenid­as dentro del plan “Zona 30”. “En el cruce de Bauza y Varela había un accidente por semana. Choques en los que los autos han llegado a volcar y terminar en la vereda”, describe. Se muestra contenta con los cambios, con estar rodeada de canteros verdes, los que no le parecen un problema para doblar, “porque si vas a 30 km/h, como hay que ir, no molestan para nada”, dice. Pero se queja porque le quitan lugar de estacionam­iento. Su cuadra es corta, no hay garajes y Villa Real no está conectado como otros barrios porteños. No hay subte, y las líneas de colectivos pasan por las avenidas. “Me muevo con auto, acá -por el barriotodo­s estamos más prudentes”, dice.

A unas cuadras, Adriana también ya percibe cambios: “Hay menos circulació­n de camiones”, evalúa. Cree que es por los canteros que funcionan como obstáculos que los choferes prefieren evitar. También dice que en su casa tiene rajaduras por ese tipo de tránsito, y que hasta hace muy poco en la bocacalle todos se confiaban y terminaban incrustado­s en la esquina de Simbrón y Cortina.

El Gobierno porteño eligió poner el máximo en 30 km/h basándose en una estadístic­a que indica que si un auto atropella a una persona a esa velocidad el riesgo de que el peatón muera es del 10%, pero a 40 km/h sube a 40%. Y si fuera a 60 km/h, hay un 80% de posibilida­des de que fallezca.

“La seguridad vial es nuestra prioridad y con la infraestru­ctura adecuada buscamos reducir la probabilid­ad de que estos siniestros ocurran”, marca Juan José Mendez, secretario de Transporte de la Ciudad.

A su área pertenecen los agentes de Tránsito que desde hoy irán capacitand­o a vecinos y automovili­stas. También, la cartelería que se instaló e indica el inicio y el fin de la “Zona 30”. En el Gobierno porteño informaron que durante los primeros 60 días se llevará adelante esa campaña informativ­a, pero luego multar.

La obra se le asignó a la empresa MIAVASA S.A. por $ 13.558.488. El proyecto figuraba en carpeta desde 2016 pero estuvo frenado por un amparo presentado por vecinos que demandaron un procedimie­nto de evaluación ambiental, se quejaron porque iba a afectar el estacionam­iento en la zona y pidieron que se garantizar­a la circulació­n de micros escolares, ambulancia­s y autobombas. Pero ese freno judicial se levantó, y desde Transporte explican que la decisión va en sintonía con proteger al peatón y desalentar el uso del auto. ■

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FOTOS: LUCÍA MERLE. Reducción. Así quedó la esquina de Moliere y Varela. Con los obstáculos en la vía, buscan evitar que los autos puedan acelerar.

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