Messi metió un golazo y entregó dos asistencias para que avance Barcelona
El francés Dembelé marcó los dos primeros tantos tras pases del 10. Y luego Lionel definió para el 3-0 a pura clase.
Lionel Messi como si estuviera en el patio de su casa. Corrección: el Camp Nou es el patio de su casa. Su espacio de fútbol, amplio, en el que juega con todos compañeros a los que conoce desde hace bastante o desde que era un chiquilín al que le faltaba peso. Es el amo de ese escenario. Lo cuenta la historia de los culés, lo reitera cada vez que el crack rosarino se presenta. Volvió a suceder, esa que tanto se parece a una agradable obviedad: Messi hizo un gol y ofreció dos asistencias. Así, Barcelona venció 3-0 a Levante y se clasificó a los cuartos de final de la Copa del Rey.
Pero aunque dio vuelta el resultado del encuentro de ida (había perdido de visitante por 2-1) puede asomar una dificultad: el equipo valenciano reclamará que se le dé por ganada la serie por la supuesta inclusión inde- bida de un juvenil del Barcelona en el duelo de ida. Así, el destino de esta eliminatoria quedará en manos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
En la mañana previa a esta cita de revancha, Levante había tomado conocimiento, a partir de una publicación periodística, de que Juan Chumi Brandáriz, jugador de Barcelona B, había sido incluido por Valverde en el partido de ida pese a que debía una fecha de suspensión por acumulación de amarillas en el torneo de Segunda B. El artículo 56 del Código Disciplinario de la RFEF establece que un futbolista que tiene licencia si- multánea para jugar en el equipo filial y en el principal y que fue sancionado no puede representar a ninguno de los dos conjuntos “hasta que transcurra, en la categoría en la que se cometió dicha infracción, el número de jornadas a que haga méritos la sanción”. Sin embargo, todo indica que se respetará el resultado del juego y en que no habrá sanciones para los catalanes.
Más allá de complicaciones de escritorio, bajo el Camp Nou, el equipo local ganó con autoridad y solvencia. Dos goles de Ousmane Dembelé en dos minutos, tras dos pases de Messi, le dieron margen de maniobra a los blaugranas.
A la media hora de juego con ese doblete y con una dosis de fortuna en ambas definiciones ya había dado vuelta la serie. Y había acumulado méritos para irse al descanso con una ventaja incluso más amplia. La goleada, a esa altura, sólo la evitó el azar.
En el segundo tiempo, Messi estiró la ventaja a los 9 minutos y aseguró la victoria. Con una definición estelar que vista por televisión parece sencilla, que vista en el campo de juego resulta natural, pero que los ojos del tiempos señalarán como una maravilla. Porque fue eso: Otra maravilla... ■