El poderoso y despiadado narcotraficante que llegó a convertirse en una leyenda
Historia. El Chapo cultivaba marihuana en México a los 15 años. Sus crímenes y fugas de película alimentaron el mito.
Toneladas de cocaína y otras drogas enviadas por tierra, mar y aire a distintos países. Crímenes macabros y huidas espectaculares de prisión. Espionaje a sus rivales, novias y amantes. La leyenda de Joaquín Guzmán Lorea, “El Chapo”, ha dado tela para películas y series de televisión. Mucho de la historia real del capo del narcotráfico mexicano que ha atrapado la atención de gran parte del mundo ha quedado en evidencia en estos casi tres meses de juicio que culminan en Nueva York.
En su tierra muchos hablan con respeto del “señor” cuando se refieren a este hombre que mide poco más de un 1,60 metro -de ahí su apodo- que vendía naranjas y refrescos en su niñez y que ahora, a los 61 años, preso en una cárcel de máxima seguridad, espera la sentencia tras el juicio que puede condenarlo a cadena perpetua por 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero.
Aunque en su estado de Sinaloa cultivó una imagen de Robin Hood, haciendo muchas obras sociales para la población local, El Chapo fue despiadado con rivales y traidores. Sus andanzas se hicie- ron famosas en una serie de “narcocorridos” en México.
Se describió como un simple agricultor cuando lo arrstaeron en 1993 por primera vez. Apenas empezaban a llamarlo el “rey de la cocaína”. Fue mucho antes de fugarse dos veces de cárceles de máxima seguridad y de construir un imperio de tráfico de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas. Y mucho antes de su extradición a EE.UU., en enero de 2017.
Nacido en el poblado de La Tuna de Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, el 4 de abril de 1957, El Chapo vivió una infancia de pobreza. Pero a los 15 años empezó a sembrar marihuana y entró en el negocio del tráfico de drogas en los años 80 de la mano del capo Miguel Ángel Félix Gallardo.
“Donde crecí no había otro camino y todavía no lo hay para sobrevivir”, contó en una inédita entrevista que dio al actor Sean Penn para la revista Rolling Stone en 2016. Y también habló de su vida adulta. “Yo suministro más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo”, se jactó entre tragos de tequila, según el relato de Penn.
Tras la captura en 1989 de Félix Gallardo, “El Chapo” fundó el cartel de Sinaloa con Héctor Jesús Palma Salazar, “El Güero Palma”. Así se tornaría en el narcotraficante más buscado del planeta, acusado de enviar drogas a EE.UU., Europa y Asia.
Se salvó por un pelo de morir en un atentado en el aeropuerto de Guadalajara en mayo de 1993, donde murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, al parecer confundido con el Chapo porque viajaba en un coche similar. Fue detenido por primera vez en junio de ese año en Guatemala, y trasladado a una prisión mexicana. Pero consiguió fugarse en 2001, escondido en un carrito de ropa sucia.
Estuvo prófugo 13 años, en los que fue despiadado con sus rivales, según relataron los testigos del juicio en Nueva York. Fue el hombre más buscado y uno de los más poderosos. La revista Forbes lo incluyó en 2009 en su lista de hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 1.000 millones de dólares, pero las autoridades afirman que no han podido encontrarle ni un dólar.
Volvió a ser arrestado en febrero de 2014, cuando estaba con su esposa Emma y sus mellizas en Mazatlán, en Sinaloa. Y consiguió escaparse 14 meses después, por un túnel de 1,5 km cavado bajo el desagüe de la ducha de su celda, por el cual huyó en una moto adaptada para circular sobre rieles. Una burla de película a los guardias, que quedaron perplejos.
Las autoridades dicen que su debilidad por la actriz mexicana Kate del Castillo, con quien intercambió sugestivos mensajes y quien arregló la cita entre El Chapo y Penn, llevó a su localización y detención final en enero de 2016. ■