Son padres de adolescentes y adaptan las vacaciones para que sus hijos estén con amigos
Meses antes, el grupo de chicos elige un destino y cada uno lo propone en su hogar. Cada vez más, los adultos acceden. Para muchos es el último veraneo en familia.
Reservaron seis departamentos en el mismo edificio, llegaron juntos, se van en la misma fecha. Se mueven en bloque: comparten playa, mates y cenas. Sus hijos son amigos de fútbol y lo pidieron: “Mamá, papá, hay que ir a Pinamar en la segunda quincena. Van todos los chicos”. Ellos accedieron. “Ganaron tres campeonatos, estas vacaciones en familia y con amigos son el premio”, cuenta Gustavo Wedtke, que vive en San Miguel. Junto a su mujer, María Inés, veranean en la zona para cumplir el deseo de Santiago (15). Además, llevaron a dos amigos del mayor, Juan Ignacio (18). Sólo para la foto son 19 (9 adultos y 10 adolescentes). “Y faltan algunos que están dando vueltas por el centro”, aclaran. Por la avenida Bunge y entre las carpas de los balnearios se ven más grupos de padres unidos, en muchos casos, por sus hijos. Referentes de Turismo confirman la tendencia.
“Con algunos papás ya nos conocíamos, a otros los estamos tratando por primera vez”, dice Daniel Coloiero, que es de Bella Vista. Su hijo Lautaro (15) juega a la pelota con Santiago. En el equipo también está Lolo (15), que insistió en su casa y logró sumar, a último momento, a los Latorre: Án- gel, Gabriela y su hermana Sofía (18). “Somos los nuevos, nos estamos adaptando muy bien”, dice Ángel.
Cecilia Pardo, dueña del complejo de departamentos Mitre al Mar, de Ostende, cuenta que hace días recibió “a tres familias que se conocían por sus hijos adolescentes”. “Los padres quedan unidos por las amistades de los chicos, ya sea del colegio o de algún club. Pasa mucho que los adultos se adaptan a lo que quieren los adolescentes para lograr que veraneen con ellos”, señala Pardo.
En el balneario Boutique, uno de los elegidos por los jóvenes, suelen ver casos de familias que acceden a “traer a los amiguitos de sus hijos a las vacaciones”. “A veces es la única forma de que los chicos quieran pasar unos días con sus papás. También tenemos familias que piden carpas pegadas para que los adolescentes estén cerca en el horario de playa. Ocurre en el 15% o 20% del total de las reservas”, suman.
“En la segunda quincena siempre hay más jóvenes y los padres terminan diagramando su estadía en base a ellos. Estamos teniendo entre un 89% y un 92% de ocupación en todo el partido. En gran medida, se lo debemos a los adolescentes que llegan con sus padres”, resume el secretario de Turismo de Pinamar, Eduardo Isach. “Se organizan entre las familias para ir al mismo balneario, se turnan para dejar y buscar a los chicos en el boliche e incluso salen entre los adultos”, precisa.
En esa situación están Alice y Matías, de Canning, que ahora toman al-
go con una pareja de padres del colegio de sus hijos con la que están compartiendo el viaje. “Hace tres temporadas que venimos a Pinamar con este plan. En septiembre nos vamos con los chicos al lugar que nosotros elegimos y en enero les damos el gusto a ellos”, detalla Alice, sobre el arreglo con Bautista (16) y Santiago (12). “El más chico va a la playa y a la matiné. El grande sale a bailar, se junta en casas con amigos y luego duerme hasta el mediodía”, cuenta.
En esta línea, Juan Eduardo Tesone, psicoanalista de APA, sostiene que “la vida familiar es siempre una negociacion”. “Muchas veces los padres se organizan en función de los deseos de sus hijos, aunque no coincidan del todo con los propios. La intención de los adultos es poder compartir momentos con ellos. Lo hacen concientes de que pueden llegar a ser los últimos viajes juntos, ya que después los adolescentes empiezan a armar sus propios planes”, aporta Tesone.
“La idea es tentar a nuestros hijos para que nos acompañen”, opina Analía Balestra, que es de Vera, Santa Fe. Además de veranear con su marido y cuatro chicos -dos mujeres de 16, una de 11 y un nene de 10- decidió compartir vacaciones en Pinamar con otras dos familias que tienen hijos que son amigos de los suyos. “Lo armamos así para que los chicos no se aburran. Sobre todo por las más grandes, que nos iban a hacer problema si no tenían compañía”, explica Analía. Y agrega: "Todo sea para mantener a la familia unida". ■
Los padres quedan unidos por los amigos de los hijos, ya sea del colegio o de un club”. Cecilia Pardo
Dueña complejo Mitre al Mar
Arreglan para ir todos al mismo balneario y se turnan para buscar a los hijos al boliche”. Eduardo Isach
Secretario de Turismo de Pinamar
Los adultos negocian con los hijos y ceden para poder compartir momentos con ellos”. Juan Eduardo Tesone
Psicoanalista de APA