Guaidó invita al Papa a “colaborar” para que haya elecciones libres en Venezuela
El designado presidente interino quiere que Francisco se involucre para lograr el llamado a comicios transparentes. Maduro ya le había pedido su “mediación”.
La posibilidad de una intervención del papa Francisco en la crisis venezolana se robusteció ayer luego de que el titular de la Asambela Nacional y autoproclamado presidente interino del país, Juan Guaidó, le pidió “ayuda” al pontífice. Así, se sumó a otra solicitud en la misma línea que había hecho días pasados Nicolás Maduro. Sin embargo, ambas peticiones tienen diferencias de fondo y de forma porque, mientras Maduro le envió una carta en la que le pide “ayu- de para un proceso de facilitación, de fortalecimiento del diálogo”, Guaidó aprovechó una entrevista con la televisión italiana para hacer una apelación más específica e imperativa: “Naturalmente, hago un llamamiento a todo aquel que pueda ayudar, como el Santo Padre, como el resto de la diplomacia, para colaborar y así poner fin a la usurpación, estableciendo un gobierno de transición y celebrando unas elecciones verdaderamente libres lo antes posible”, dijo a la cadena SkyTg24.
La contundente posición de Guaidó constituye una velada adverten- cia al régimen que encabeza Maduro para que no vuelva a aprovechar un eventual nuevo proceso de diálogo con el fin de ganar tiempo, desgastas a la oposición y continuar en el poder. De hecho, el miércoles, el dignatario eclesiástico católico de mayor rango en Venezuela, el cardenal Baltazar Porras, consideró “invidable” una gestión del Papa porque Maduro apela a ese tipo de recurso “cuando se ve con el agua al cuello” como en la actualidad por la presión internacional y el cerco económico. Incluso, recordó que el Vaticano ya había intervenido hace dos años, pero que el es- fuerzo terminó en fracaso por la falta de disposición del régimen, actitud que consideró “una burla”.
Ayer, el propio Vaticano pareció querer curarse en salud al advertir implícitamente sobre el riesgo de volver a ser usado por Maduro. “El Santo Padre se reserva la posibilidad de verificar la voluntad de ambas partes, determinando si existen las condiciones para seguir este camino”, dijo el vocero papal interino, Alessando Gisotti, luego de que se conocieron las declaraciones de Guaidó en las que le pedía ayuda al Papa. Con igual preocupación, la Asamblea Nacional había emitido el martes una resolución de rechazo a “cualquier diálogo o grupo de contacto que alargue el sufrimiento del pueblo”.
Una posible intervención del Papa comenzó a barajarse a fines de enero en su vuelo de regreso de Panamá a Roma cuando en la habitual rueda de prensa con los periodistas que lo acompañaron dijo que estaba dispuesto a colaborar. Luego trascendió que Maduro le había enviado una carta. Y en nuevo contacto con los periodistas el martes, en el vuelo de regreso de su viaje a Emiratos Árabes, Francisco reiteró su disposición. Pero aclaró que para intervenir hace falta el pedido de “las dos partes”. Finalmente, ayer, Guaidó hizo lo propio, aunque su solicitud fue solamente verbal -para los usos y costumbres del Vaticano haría falta también un carta- e inscribió la eventual ayuda del Papa como parte de una acción del “resto de la diplomacia”, una estrategia que el pontífice valoró en su último contacto con la prensa.
Con todo, el papel de Francisco suscita cuestionamientos entre los sectores más críticos del régimen venezolano porque consideran que tiene una posición débil, equipara virtualmente al régimen dictatorial y corrupto con la posición democrática y, en fin, no condena al gobierno de Maduro. Por caso, una veintena de ex presidentes del llamado Grupo de Lima, le enviaron a principios de enero una carta en que le reprochaban el tono conciliador de su mención a la situación en Venezuela y Nicaragua
durante su mensaje navideño. Pero Jorge Bergoglio, en el vuelo de regreso de Panamá dijo que no le correspondía tomar parte porque “sería una imprudencia muy grande de mi parte y haría daño”, tras manifestar su temor por un mayor “derramamiento de sangre”. Y que abogaba por una solución “justa y pacífica”. Aclaró que, ante su posición, no le gustaba que se lo definiera como “equilibrado”, sino como “pastor”.
La actitud del Papa llevó a que se hablara de posibles diferencias con la Iglesia venezolana, que está muy enfrentada al gobierno. Sin embargo, el cardenal Porras -en línea con otros obispos de su país- dijo que “todo eso ha sido un manejo mediático: hay una unidad de criterio de actuación plena y total y un relacionamiento permanente con El Vaticano. Tras señalar que el actual pontífice “siente como el Episcopado y lo respalda”, precisó que “cada uno tiene que cumplir su rol y tenemos a nosotros (el clero venezolano), en primer lugar, la obligación de dar la cara”.
Habrá que ver si, finalmente, el Papa se involucra y de qué modo. No es lo mismo una mediación que una gestión de buenos oficios o una facilitación del diálogo, dicen en medios diplomáticos. Y si lo hace solo o con otras instancias internacionales. Lo que está claro es que un nuevo fracaso le resultaría políticamente muy oneroso a Francisco. Y Guaidó ya marcó la cancha: gobierno de transición y elecciones libres lo antes posible. ¿Cederá Maduro? ■