Si el más rico del mundo no logró proteger sus datos, ¿quién podría?
Experto en seguridad informática*
Si Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, dueño de Amazon y de The Washington Post (TWP), no pudo evitar el robo de datos personales, la divulgación de sus chats y la publicación de fotos íntimas ¿quién puede?
Recientemente, el tabloide The Na- tional Enquirer (TNE) publicó fotos y chats privados que el millonario habría intercambiado con su amante, lo que provocó el fin de su matrimonio. A cargo de la nota estuvo un oscuro personaje relacionado con Donald Trump y su historia con dos modelos que, en 2016, aseguraban tener una relación sexual con él.
Según Bezos, representantes de la editorial de TNE le comunicaron que tenían más mensajes y fotos de él con su amante y que, si cesaba en su investigación, no los publicarían. Como si fuera poco, el millonario aportó pruebas de correos electrónicos.
La vigilancia es una práctica ejercida desde siempre, por estados y organizaciones, para “crear carpetas” de militantes, políticos, periodistas y famosos, para utilizarlos en el momento más adecuado, ya sea para perjudicar a unos o beneficiar a otros. Por eso, es normal que nuestra para- noia e instinto persecutorio nos lleve a pensar que podríamos estar siendo vigilados por el Gran Hermano.
Pero el uso masivo de las redes sociales ha creado otro monstruo más terrenal y cercano a todos. La mal llamada “pornovenganza” –extorsión y chantaje sexual a través de medios tecnológicos– ha cobrado popularidad y son cada vez más las personas y personalidades que lo sufren, en general con acciones delictivas llevadas a cabo por personas del entorno cercano. ¿Quién, si no, está en mejor posición para filtrar un mensaje sensible que hemos enviado?
Si bien existen innumerables proyectos para detectar, eliminar o limitar el acceso a datos robados que están siendo utilizados para fines delictivos, la realidad indica que son po- cas las medidas técnicas reales que se pueden adoptar para lograr dicho objetivo. De hecho, el denominado “efecto Streisand” es un fenómeno por el cual el intento de encubrimiento de cierta información es contraproducente: ésta acaba siendo ampliamente divulgada y recibe mayor visibilidad de la que habría tenido si no se la hubiese pretendido silenciar.
Entonces ¿de quién es la responsabilidad de no publicar información sensible, de grabar videos o de tener chats comprometedores? Parece obvio que la respuesta sigue siendo de nosotros mismos porque, ahora en palabras de Bezos, “si en mi posición no me puedo plantar ante este tipo de extorsión, ¿quién puede?”. ■
*El autor es director del portal de seguridad informática Segu-Info