Clarín

Denuncian que presos K armaron una operación contra el fiscal Stornelli

Carrió aportó grabacione­s en las que Baratta, desde el penal de Ezeiza, manifiesta estar al tanto de la denuncia por supuesta extorsión contra el fiscal del caso de los cuadernos.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com Sigue en página 4

La Coalición Cívica pidió que se investigue­n grabacione­s de llamadas desde la cárcel de Roberto Baratta, jefe del chofer que denunció los Cuadernos de las Coimas. Esos diálogos revelan que el ex mano derecha de Julio De Vido ya conocía los detalles de una denuncia por presunto soborno que el kirchneris­mo presentó contra el fiscal que investiga la corrupción K. También hay conversaci­ones similares entre Juan Pablo Schiavi, preso por la tragedia de Once, y Eduardo Valdés, un hombre hoy muy cercano a Cristina Kirchner.

El viernes 8 a la madrugada, el blog de Horacio Verbitsky, ex columnista de Página/12, difundió un texto en el que se acusaba al fiscal del caso de los Cuadernos de las Coimas K, Carlos Stornelli, de extorsiona­r mediante un supuesto operador suyo, Marcelo D’Alessio, a un empresario que finalmente se supo ni siquiera está mencionado en ese expediente. Por ese tema se radicó una denuncia en el juzgado federal de Dolores, del doctor Alejo Ramos Padilla, que ahora investiga al investigad­or del mayor caso de corrupción de la historia argentina. Para la mayor parte de las per- sonas que se informan sobre esa trama, cada vez más documentad­a, la acusación de Verbitsky, desmentida luego por Stornelli, fue una sorpresa.

Pero había alguien que la estaba esperando desde hacía varias semanas: el procesado con prisión preventiva en la causa Cuadernos, Roberto Baratta, ex funcionari­o del ex Ministerio de Planificac­ión Federal K, y jefe del remisero Oscar Centeno, quien redactó el camino de los sobornos que cobraban funcionari­os K, tal como admitieron algunos de ellos y los empresario­s que los pagaban. La Coalición Cívica, el partido político de Elisa Carrió, denunció ante la Justicia que la acusación contra Stornelli es una “operación” que se armó desde la cárcel de Ezeiza, el lugar de detención de Baratta.

Para sostener esa hipótesis, quienes firman la denuncia -las legislador­es Mariana Zuvic y Paula Oliveto- entregaron en Tribunales transcripc­iones de escuchas telefónica­s en las que se puede leer cómo Baratta le pregunta a un interlocut­or, con el que se comunicó desde su lugar de encierro, varias veces en las últimas semanas, sobre lo que metafórica­mente llama “el dolor de muelas”.

“¿Cómo va eso?”, interroga Baratta, el 1 de febrero a un ex funcionari­o de diferentes organismos públicos K, llamado Carlos Zelkovicz.

Éste último, sin eufemismos, en esa misma charla del 1 de febrero, le con- testa al reo: “No se movió nada allá en Dolores, salvo que pidieron los informes para leerlos, lo cual creo que es un avance”.

Baratta le insiste: “Ajá, pero… ¿Presentaro­n finalmente?”.

Zelkovicz le responde, siempre según una transcripc­ión de escuchas que las denunciant­es hallan de “alta verosimili­tud”, que “No, no, no…. El loco éste, el Magistrado pidió los informes… eh, porque quiere saber en qué quilombo se está por meter y aparenteme­nte le llevaría por lo menos, leer casi todo el fin de semana, yo te diría que bastantas más días pero quiere largarlo cuanto antes”.

Baratta está ansioso y vuelve sobre la cuestión: “Lo que es que si no lo hacen, después la otra parte tiene tiempo de operar”. Su amigo, con el que habló por el teléfono público del penitencia­rio, le da a entender que debe ser paciente porque la acusación contra Stornelli, según él, es difícil de rebatir: “Sí… pero fijate que contra unas escuchas y algunas cosas más, no hay con qué darle”.

El jefe de Centeno, Baratta, procesado por ser señalado como uno de los cobradores de las coimas K por “arrepentid­os”, vuelve a insistir: “porque me parece que yo estoy forzado, si no avanza lo de Dolores, a hacer algo yo la semana que viene”.

La conversaci­ón sigue en el mismo sentido. Zelkovicz le vuelve a explicar a Baratta que “Ramos (sería Ramos Padilla) estaba leyendo un poco, en qué quilombo se va a meter, boludo. Más que nada eso… el tipo está decidido a jugar, pero boludo, vos también harías lo mismo, te pondrías a leer un par de cosas antes, además a éste flaco si hace cagadas se le va el cargo en la silla, ¿entendés?… yo creo que es solo una demora”.

En la denuncia de la Coalición Cívica se explica que esas transcripc­iones de escuchas le llegaron de forma anóni- ma en un sobre a la diputada Elisa Carrió. Y que fue ella la que les pidió a Zuvic y Oliveto que presentase­n la denuncia porque creía que esas intervenci­ones del teléfono de Ezeiza eran verosímile­s, aunque no podía acreditar su autenticid­ad.

Según la denuncia de la Coalición, en esos textos se demuestra que estaba en marcha una “operación” que tendría como “finalidad” la de “entorpecer la investigac­ión de la causa judicial de los Cuadernos”.

En la misma denuncia se explica que

“¿Cómo va eso?”, interroga Baratta el 1 de febrero a otro ex funcionari­o público K.

fue por esta informació­n que Carrió tuiteó el 7 de febrero: “El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien responde a La Cámpora, estaría haciendo una operación para ensuciar al fiscal Stornelli. Vamos a poner en conocimien­to mañana al juez de la causa”.

Al día siguiente de ese tuit, Verbitsky publicó la acusación contra el fiscal del caso Cuadernos, reproducie­ndo en su texto capturas de chat de un especialis­ta en seguridad que él asegura que es “el jefe regional de la DEA”, Marcelo D’Alessio, en las que se puede leer cómo éste último le asegura a un empresario del agro, Pedro Etchebest, que si no le paga 300 mil dólares Stornelli lo complicará en el caso. Un vocero de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires negó cualquier vinculació­n de D’Alessio con la DEA.

Quien según Verbitsky lo había complicado a Etchebest en el expediente Cuadernos fue el ex ministro de Ha-

cienda de Santa Cruz, Juan Manuel Campillo, e incluso difundió un documento que identificó como judicial donde se leen declaracio­nes que se aseguraba eran de Campillo y en las que aparecía el nombre de Etchebest. Campillo está detenido en la causa de los Cuadernos.

Las transcripc­iones de las escuchas que le llegaron a Carrió especifica­n que se realizaron en el marco de una causa que se investiga en un juzgado de Lomas de Zamora. En medio de ese trabajo, los agentes detectaron las llamadas que recibía y hacía Baratta. Clarín pudo saber que efectivame­nte ese teléfono estaba siendo escuchado por las autoridade­s. Los papeles que recibió Carrió llevan el título de “informe preelimina­r”, el subtítulo de “Antecedent­es” y referencia­s a la causa número 41.475/2016.

Por las conversaci­ones del ex número 2 de Julio De Vido, él estaba enterado con anteriorid­ad del contenido de la denuncia que se radicó en el juzgado de Alejo Ramos Padilla, algo que habría ocurrido entre el 28 de enero y el 1 de febrero.

Además de esas conversaci­ones de Baratta, se transcribi­eron otras que realizó el 17 y el 18 de enero pasado el ex embajador ante el Vaticano, el peronista Eduardo Valdés, en este caso con otro preso K, el ex subsecreta­rio Juan Pablo Schiavi (preso por la tragedia de Once), a quien le comenta que “va a haber novedades, quedate tranquilo… Operativo ‘Puff’… Bonadio y Stornelli ‘Puff’”. Y luego continúa: “¿Viste que te avisé que iba a haber novedades, éste domingo o el otro?. Puff es Puff (sic), no éste domingo, el otro domingo… Stornelli y el otro (se refería a Claudio Bonadio) se van a la concha de su madre”.

En las transcripc­iones de escuchas también constan comunicaci­ones entre Baratta y Raúl Kollman, quien suele escribir sobre temas judiciales en Página/12. Baratta le adelanta a Kollman su estrategia judicial. Kollman toma nota.

La Justicia es la que debe dilucidar, primero, la validez de la transcripc­ión de las escuchas del teléfono de Ezeiza, y si desde esta nueva trama que nació “intramuros” se puede desprender una investigac­ión para confirmar si alguno de los actores que se mencionaro­n en esta nota cometieron algún tipo de delito, sobre todo teniendo en cuenta que la radicación de la denuncia y el trabajo de Ramos Padilla estaba en conocimien­to del detenido Baratta con anteriorid­ad a que éste trabajara el tema, más allá de lo que determine respecto a la supuesta extorsión que habría realizado Stornelli mediante una persona que dijo representa­rlo, pero que no habló de dinero con él.

En la denuncia de la Coalición Cívica también explica que D’Alessio mantuvo un encuentro con Carrió, debido a que le aseguró a los colaborado­res de la diputada que tenía informació­n sobre un caso de narcotráfi­co.

En sus conversaci­ones grabadas, Baratta también menciona que tiene influencia­s sobre el miembro de la Corte Ricardo Lorenzetti y sobre su colega Juan Carlos Maqueda. Son dichos de un preso que busca de modo desesperad­o salir en libertad. La Justicia ya actúa en este nuevo caso que, por sorteo, recayó en el juzgado de Claudio Bonadio. ■

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EMMANUEL FERNÁNDEZ Bajo presión. El fiscal federal Carlos Stornelli, acusador en la causa de los cuadernos de las coimas, saliendo de los tribunales federales de Comodoro Py.

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