Salvini inclina la balanza en el gobierno populista de Italia con un triunfo clave
Se impuso en los comicios regionales de Abruzos. Y derrotó también a sus socios de 5 Estrellas.
Triunfo del hombre fuerte del régimen populista, Matteo Salvini y la Liga; hundimiento de su socio-rival en el gobierno nacional, Luigi Di Maio. Este es el núcleo de los resultados en la elección regional en los Abruzos (centro de Italia) del domingo, primera prueba con datos reales del anuncio de los sondeos que pronosticaban un cambio decisivo en las relaciones de fuerzas entre los dos partidos populistas que arrasaron en las elecciones nacionales del 1° de marzo, abriendo una nueva etapa histórica en Italia.
La coalición de centroderecha liderada por Salvini conquistó el 48,03 por ciento de las 1.633 mesas y está prácticamente elegido el senador Marco Marsilio como presidente abruzés, en una de las veinte regiones nacionales.
Salvini canta victoria con los dos pulmones. Su partido, la Liga, suma el 27,4 por ciento duplicando los resultados de las elecciones políticas del 4 de marzo.
El Movimiento 5 Estrellas, partido antisistema enemigo de las coaliciones locales, ha seguido una táctica aislacionista que le dio pésimos resultados. Del 40 por ciento que obtuvo en las elecciones nacionales, se precipitó al 20,20 por ciento, con una pérdida neta de 200 mil votos que desconsoló a la candidata Sara Marcozzi.
Un dato importante es la fuerte abstención. Votó solo el 53,12 por ciento de los electores, un 8 por ciento menos que en los comicios anteriores. Se volatilizaron cien mil votos.
Los equilibrios se han dado vuelta. Al gobierno que se inició el 1° de junio, los populistas 5 Estrellas llegaron con un triunfal 32,4 por ciento de los votos que los convirtió en el primer partido del país y líder de la coalición formada con los populistas de extrema derecha de la Liga de Salvini, que había conquistado el 17,7 por ciento.
Los observadores coinciden en que el gobierno, que ya tiembla por las peleas cotidianas de sus dos protagonistas, bailará más que nunca poniendo en juego su estabilidad.
Pero no habrá roturas porque el momento de la verdad llegará recién con las elecciones de diputados al Parlamento Europeo de Estrasburgo, que serán cruciales para el destino de Europa vista la ofensiva de los grupos soberanistas, en primer lugar de la Liga de Matteo Salvini y su estrecha aliada francesa, Marine Le Pen, que lidera un movimiento con tintes neofascistas.
Estas elecciones abruzeses sirven de alerta que volverá a verificarse en otras tres regiones antes de las cruciales elecciones europeas del 26 de mayo. Los sondeos le asignan a Salvini, campeón de los soberanistas de extrema derecha, un 36 por ciento y a los 5 Estrellas de Luigi di Maio el 25 por ciento.
La coalición de centroderecha triunfante se juega otra interna. Salvini aceptó ir en coalición con Forza Italia de Silvio Berlusconi, que conquistó el 9 por ciento. Pero el hombre fuer- te populista no quiere trasladar la alianza a nivel nacional, ya que su táctica es terminar de absorber a los conservadores de Berlusconi en la Liga y sacarse de encima un socio peligroso. Berlusconi continúa bombardeando al gobierno populista a nivel nacional porque sueña sustituir al Movimiento 5 Estrellas, gran enemigo de “Silvio el magnate”, a quién considera un corrupto.
Hasta ahora, Salvini demostró saber hacer equilibrios en una estrategia de alianzas a geometría variable. Con el 5 Estrellas en el gobierno populista. Con Berlusconi, que vive su ocaso peleando solo y exclusivamente a nivel regional y local.
El resultado de los Abruzos ha sonreído a Fratelli d’ Italia, un partido de origen neofascista guiado por Giorgia Melloni, al que pertenece el nuevo “gobernador”, Marco Marsilio, senador de Fratelli. El 6,5 por ciento de los votos refuerza los planes hegemónicos de Salvini, que no ha podido incorporar en el “contrato” de alianza con los 5 Estrellas al partido de Melloni, por el veto antifascista que impuso Luigi Di Maio.
Un mar de crecientes problemas agitan la vida del primer gobierno nacional de talante populista en Europa. Italia está en recesión, las peleas son el pan cotidiano en prácticamente todos los temas en debate. Se agrega el conflicto diplomático con Francia. Además, las luchas por el poder hacen temblar instituciones como la independiente Banca d’Italia y la CONSOB, órgano de control de la Bolsa, de los cuales los populistas quieren apropiarse lo antes posible desatando un escándalo de proporciones por la oposición a un asalto inconstitucional a dos entes autónomos del poder político. En el caso del Banco de Italia hay una razón dorada: las enormes reservas de oro italianas que duermen en las vastas cajafuertes del Banco y que los populistas necesitan para pagar deudas y afrontar operaciones en vasta escala.
En las elecciones de los Abruzos, el centroizquierda, cuyo nucleo es el partido Democrático que gobernó cinco años, hizo una buena elección y reunió el 31,28 por ciento para el candidato común Giovanni Legnini, desplazando del segundo lugar al Movimiento 5 Estrellas. Una multitud de listas cívicas engordaron a la lista de centro sinistra. El partido Democrático, en cambio, volvió a desilusionar: logró el 9,7% , una incidencia baja sobre el total del 31,28%. El PD sigue en teoría siendo la alternativa principal a los populistas, pero demuestra una debilidad que permite Salvini y Di Maio mantener una hegemonía sin rivales en el Parlamento, donde controlan el 60 por ciento de diputados y senadores. ■
La coalición de centroderecha liderada por Salvini conquistó el 48,03% de las mesas.