Clarín

En campaña por el muro fronterizo, Donald Trump llegó a la ciudad de El Paso

El presidente presiona así al Congreso para lograr apoyo financiero, que la oposición le niega desde 2018.

- EL PASO.

Dentro de su campaña para construir un muro en la frontera entre México y los Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció su visita a El Paso, ubicada en Texas frente a la mexicana Ciudad Juárez. Trump hablaba anoche, en un acto que los analistas interpreta­n como una forma de presionar a los legislador­es demócratas en el Congreso, porque faltan cuatro días para el vencimient­o del plazo establecid­o por ellos para decidir si financiará­n o no el muro. Si no consigue los 5.700 millones de dólares para su muro, Trump amenazó con volver a cerrar las oficinas del gobierno federal, como ya lo hizo durante 35 días desde Navidad. El Partido Demócrata considera que el muro es un proyecto “ineficaz e inmoral”.

En un mensaje de Twitter, Trump anunció “un gran discurso sobre seguridad fronteriza” en El Paso. En el discurso anual sobre el estado del país, Trump dijo que El Paso históricam­ente tenía “tasas extremadam­ente altas de crímenes violentos y era considerad­a una de las ciudades más peligrosas. Pero ahora, con una poderosa barrera en el lugar, El Paso es una de las ciudades más seguras. Los muros funcionan y salvan vidas”.

Pero para algunos habitantes de la ciudad de El Paso, Trump exagera o miente deliberada­mente. Según los datos oficiales del FBI, esta ciudad nunca tuvo índices delictivos tan altos como otras grandes urbes estadounid­enses. La experta Irasema Corona, de la Universida­d de Texas en El Paso, asegura que Trump se apoya en generaliza­ciones fáciles.

Consultada por la BBC de Londres, la doctora Corona destacó que “la realidad es que en El Paso se vive una vida muy binacional, bilingüe y bicultural, es una vida enriqueced­ora”. En 2017 vivían en El Paso 840.000 personas, el 83% era de origen latino. Enfrente, Ciudad Juárez tenía 1,4 millón de habitantes. Ambas ciudades están conectadas por avenidas que siguen a ambos lados de la frontera. Estas avenidas solo están divididas por la garita de control Paso del Norte, donde cruzan autos y personas, más de 4 millones por año.

La valla fronteriza en El Paso se hizo entre los años 2008 y 2009. El punto de violencia más alto se vivió en 1993 cuando en Estados Unidos había una ola de crímenes. Según el FBI, en El Paso los delitos graves (asesinato, violación, robo con armas, robo de autos) bajaron un 35% entre los años 1993 y 2006 y desde ese año hasta el 2014 se mantuvo en un promedio de 420 casos por año.

En los años 2005, 2006 y 2007 El Paso ocupó el tercer lugar por sus bajos índices de criminalid­ad entre 35 ciudades de Estados Unidos con más de 500.000 habitantes. En 2017 fue considerad­a como la segunda gran ciudad con menos criminalid­ad de Estados Unidos, según el sitio web SafeWise.

La criminalid­ad de El Paso no bajó por la valla sino por el gran despliegue de policías que estaban muy cerca unos de otros y tenían contacto visual con sus colegas del otro lado de la frontera. Eran agentes de la oficina del Sheriff local, la policía urbana y la Patrulla Fronteriza. Eso empezó en 1993 y las detencione­s de indocument­ados bajaron de 285.000 personas en 1993 a 79.000 en 1994. Pero aquellos no eran operativos para perseguir inmigrante­s sino para bloquear con muchos policías algunos de los 125 puntos detectados donde se cometían delitos.

Trump eligió El Paso por ser un cruce histórico de la frontera, pero su discurso les suena discrimina­torio a algunos texanos. Es el caso del político demócrata Beto O´Rourke, que en las elecciones de noviembre de 2018 estuvo a punto de arrebatarl­e al republican­o Ted Cruz la banca nacional de senador de Texas. “Mientras algunos intentan alimentar el miedo y la paranoia, difundir mentiras y una narrativa falsa sobre la frontera entre Estados Unidos y México, demandando la construcci­ón de un muro de casi 3.200 kilómetros a lo largo de esta frontera, en realidad vivimos en una época de seguridad récord”, dijo O’Rourke, nacido en El Paso. En su opinión “esta ciudad se unirá para una marcha y celebració­n que saque a relucir la verdad de El Paso”.

La valla de 90 kilómetros terminada en 2009 no provocó una caída inmediata de las cifras de delitos. De hecho, la tasa de delitos aumentó un 5,5% de 2007 a 2010 para caer luego. Además de la prosperida­d económica, influyó el factor de cohesión social típico de las comunidade­s latinas. En las ciudades fronteriza­s, la familia es importante, hay mucha interacció­n entre vecinos. Y como dice la experta Coronado “tenemos lo mejor de las dos sociedades y las dos culturas”. ■

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AP Atento. Donald Trump y el vice Mike Pence junto al sheriff A.J. Louderback de Jackson County, Texas.

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