Con la esencia rockera intacta
Don Osvaldo, Ciro y los españoles de Ska-P fueron tres de los más convocantes en la segunda jornada.
A la hora de un repaso de la segunda jornada del Cosquín Rock 2019, no hay dudas de que el recital de Don Osvaldo resultó haber sido lo más fuerte de la programación. Es cierto que el cierre de los dos escenarios principales estuvo en manos de los españoles de Ska-P y Nonpalidece, que debió acelerar su final por causa de la lluvia, y que antes Ciro y Los Persas habían ofrecido un gran show. Pero lo cierto es que la banda de Pato Fontanet fue la que logró concentrar a una inmensa mayoría de las 55 mil personas que pasaron el domingo 10 de febrero por el Aeródromo Santa María de Punilla.
La otra gran noticia fue la ausencia casi total de lluvia, a pesar de los insistentes pronósticos y la amenaza de muchas nubes acompañadas por una pequeña baja nocturna en la temperatura, después de un calor francamente insoportable. El mito dice que “siempre llueve en Cosquín”, y que muchos recitales resultan épicos por la lluvia y el barro. Pero la estadística lo desmiente, y esta vez el agua sólo apuró la despedida de los Nonpa, cuando ya todo llegaba a su fin.
Con un total de 120 mil espectadores repartidos en sus dos días, el balance de la 19 edición del festival Cosquín Rock fue muy positivo: excelente respuesta del público, alto nivel artístico y una mayor amplitud musical, sumando música urbana y teenager, como el hip-hop y el trap, que el domingo sobresalió con Wos y Miss Bolivia.
Desde temprano, aunque el ranking de remeras del público anticipaba mucha gente con ganas de ver a Don Osvaldo en el Escenario Sur, había unas 3 mil personas frente a Eruca Sativa, bajo el tremendo solazo de las cinco de la tarde. El trío sonó increíble y sumó a La Bruja Salguero en un tema dedicado a Mercedes Sosa, repitiendo la unión que asombró en el Cosquín folclórico un par de semanas atrás.
Ya en el otro escenario principal, al otro extremo del predio de diez hectáreas, Los Gardelitos ostentaba una convocatoria que acariciaba unos 20 mil espectadores que celebraban sus temas. Impecables, con sus trajes negros y grandes muñecos inflables, la banda brindó una fiesta y dio la nota en Viejo y querido rocanrol, donde Eli Suárez cantó con Pato Fontanet, a quien presentó como “una de las voces más potentes de nuestra generación, que puso palabras a los sentimientos”. El clima de auténtica celebración popular se acentuó con los coros de los fans en Los querandíes, donde era coreado el nombre del grupo.
Mientras tanto, en los otros escenarios sobresalían Wos y Attaque77, mientras Ojos Locos hacía la previa del ex-cantante de Callejeros, que arrancó casi a las ocho de la noche con los tambores tribales de Morir, ante a una multitud que agitaba sus “trapos” frente a su ídolo. Respetuoso del tiempo de sus colegas, Fontanet hizo un tema menos de lo previsto para entregar el escenario puntualmente, tras ofrecer hits como Un lugar perfecto y Cristal.
Con la atención de la mayoría puesta allí, Patán Vidal y Deborah Dixon desplegaban un atractivo set, al mismo tiempo que los fans de Los Auténticos Decadentes iban hacia la carpa especial que albergó cada jornada su exquisito show “unplugged”. Pero recién eran las 9 de la noche, y faltaban varios platos fuertes.
Y aunque nada pudo eclipsar lo hecho por Don Osvaldo, es justo señalar que La 25 estuvo muy bien (también con Fontanet como invitado), y que el recital de Ciro y Los Persas fue impresionante.
El Escenario Sur cerró con la magia instrumental de Dancing Mood y el reggae de Zona Ganjah y Nonpalidece, en tanto en el opuesto la despedida fue los españoles de Ska-P, tan efectivos como sus legendarios shows de años atrás. ■