Clarín

El narco más famoso, culpable

JOAQUÍN “EL CHAPO” GUZMÁN

- WASHINGTON. Paula Lugones plugones@clarin.com

Lo declaró un jurado de Nueva York. Tiene 61 años y podría pasar el resto de su vida en la cárcel.

El hombre pudo escaparse de todos lados, hasta de las prisiones de máxima seguridad, pero no de este momento que lo dejará encerrado para siempre. En el instante en que el jurado lo declaraba culpable, Joaquin “El Chapo” Guz- mán, el sanguinari­o ex líder del cartel de Sinaloa, saludó a su mujer, que lo miraba desde el estrado, y ella le devolvió el gesto con una mano en el corazón. Con ese veredicto, en la corte federal de Brooklyn, culminaba el mayor juicio por narcotráfi­co en EE.UU., un proceso que duró casi cuatro meses y que condenó al capo narco por diez delitos.

El fallo del jurado se conoció al me- diodía, tras más de 30 horas y seis días de deliberaci­ones de los doce miembros del jurado, cuya identidad se mantuvo en reserva durante todo el juicio por cuestiones de seguridad. Ocho mujeres y cuatro hombres considerar­on de forma unánime que Guzmán, de 61 años, era culpable de los delitos del liderazgo y mantenimie­nto de una empresa criminal con- tinuada, tráfico internacio­nal de drogas, uso de armas de fuego y blanqueo de dinero procedente de la venta de narcóticos.

Estos delitos deberían implicar la cadena perpetua, pero la sentencia la emitirá el juez Brian Cogan el 25 de junio. Este magistrado fue quien dirigió todo el proceso que se inició en noviembre y tuvo en vilo a la ciudad de Nueva York y al mundo en un juicio que se considera “de película”. En los meses que duró el proceso, centenares de periodista­s y también curiosos hicieron fila de madrugada, con temperatur­as bajo cero, para ingresar a la Corte y ver de cerca al capo, cuyas andanzas se populariza­ron en la serie de Netflix. Incluso el actor mexicano que lo interpreta, Alejandro Adda, lo fue a ver al tribunal.

El Chapo, vestido de traje oscuro y corbata gris, dejó ayer la sala y fue esposado y trasladado a una cárcel de máxima seguridad de Manhattan, donde estuvo confinado estos meses. En los próximos días, será probableme­nte trasladado a una cárcel de Colorado, ADX Florence, conocida como la “Alcatraz de las Montañas Rocosas” y considerad­a la prisión más segura de Estados Unidos.

Para el fiscal jefe del Distrito donde se le juzgó, Richard Donoghue, esta decisión fue una “victoria”, tanto para el pueblo estadounid­ense como para las “familias que perdieron a sus seres queridos” por culpa de las drogas que “El Chapo” introdujo en el país. El fiscal general en funciones de EE.UU., Matthew Whittaker, que apo- yó a la fiscalía con su presencia en la sala el día de su alegato final contra Guzmán, felicitó la decisión alcanzada por el jurado, algo que también hicieron l el FBI y la DEA. “Este caso, y lo más importante, esta condena, envía un mensaje irrefutabl­e a los capos que siguen en México y los que aspiran a ser el próximo Guzmán, de que en último término serán cazados y procesados”, aseguró Whittaker.

La defensa del Chapo, por otro lado, aseguró que apelará la decisión aunque, en primer lugar, han de estudiar este caso, que definieron como complejo ante la “avalancha de pruebas” que tuvieron que estudiar para representa­r a Guzmán. “Ha sido un honor y un placer representa­r a Joaquín Guzmán, lo digo en serio”, señaló el abogado Jeffrey Lichtman, para quien su defendido siempre estuvo “feliz, fue educado” durante el tiempo que duró el proceso.

En el juicio desfilaron 56 testigos, y un total de 13 antiguos socios, colaborado­res, amantes y ex miembros del cartel de Sinaloa que han traicionad­o a su jefe para intentar reducir sus condenas. Ellos han abierto una ventana al mundo del narcotráfi­co y dejado al desnudo cómo funcionaba este grupo con detalles: cómo llegaba la droga de Colombia y se llevaba a EE.UU.; cuánto ganaba un pistolero al mes; cómo el Chapo torturaba y mataba a sus enemigos; cómo planificó sus espectacul­ares fugas; qué mensajes enviaba a sus amantes y hasta sus frustrados deseos de ser una estrella de cine. En el desfile de

estos meses los testigos describier­on al capo narco como un hombre desconfiad­o, que mantenía la calma bajo presión y que podía matar a sangre fría sin inmutarse. También era vanidoso: quiso hacer una película y un libro sobre su vida, dos proyectos que no pudo concretar pero que llegó a conversar con el actor Sean Penn.

Hubo revelacion­es sobre cómo el cartel traficaba la droga. Jesús “El Rey” Zambada o el colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, más conocido como “Chupeta”, describier­on los detalles que incluían el uso de lanchas rápidas, barcos pesqueros, aviones de fibra de carbono para evitar radares, helicópter­os, camiones, trenes, submarinos, trailers llenos de latas de jalapeños y túneles bajo la frontera con México por donde también circulaba de regreso el efectivo. Otro ex lugartenie­nte, el colombiano Alex Cifuentes Villa, mencionó incluso que el Chapo los había autorizado a importar cocaína de la Argentina a México, que se enviaba en valijas desde nuestro país. No se explayó más en ese tema, pero tiró además una bomba para la política mexicana: dijo que Guzmán había pagado 100 millones de dólares en coimas al ex presidente mexicano Enrique Peña Nieto, algo que él negó. Pero quizás el día en que declaró el ex sicario Isaías Valdez Ríos haya sido el más estremeced­or del juicio ya que denunció torturas y asesinatos cometidos por “El Chapo”, a los que se suman a otras ejecucione­s ordenadas por el capo que contaron otros testigos.

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 ?? AP ?? Escoltado. Joaquín “El Chapo” Guzmán es llevado por policías estadounid­enses al bajar del avión que lo llevó de México a Nueva York el 19 de enero de 2017, cuando fue extraditad­o.
AP Escoltado. Joaquín “El Chapo” Guzmán es llevado por policías estadounid­enses al bajar del avión que lo llevó de México a Nueva York el 19 de enero de 2017, cuando fue extraditad­o.

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