El violento rey de las drogas que construyó un imperio y se convirtió en un mito
Despiadado. El Chapo Guzmán ordenó el asesinato de varios enemigos. Amasó una fortuna y escapó dos veces de prisión.
Toneladas de cocaína, marihuana y heroína enviadas a Estados Unidos otros países. Crímenes macabros, venganzas sangrientas y huidas espectaculares de prisión. Espionaje a sus rivales, novias y amantes. La leyenda de Joaquín Guzmán Lorea, “El Chapo”, ha dado tela para películas y series de televisión. Buena parte de la historia real del todopoderoso capo del narcotráfico quedó en evidencia en los tres meses de juicio en Nueva York.
En Sinaloa, su tierra, muchos hablan con respeto del “señor” cuando se refieren a este hombre de apenas un metro 60 de estatura -de ahí su apodo- que vendía naranjas y refrescos en su niñez y que ahora, a los 61 años, fue hallado culpable de 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero. Por el juicio desfilaron decenas de testigos que contaron detalles macabros de cómo Guzmán ordenó matar a algunos de sus enemigos. Pero no fue por estos crímenes que terminó entre rejas.
Aunque en su estado de Sinaloa cultivó una imagen de Robin Hood, haciendo muchas obras sociales para la población local, El Chapo era despiadado con rivales y traidores.
Guzmán se describió como un simple agricultor cuando fue detenido en 1993 por primera vez en México. Apenas comenzaban a llamarlo el “rey de la cocaína”.
Eso fue mucho antes de fugarse dos veces de cárceles de máxima seguridad y de construir un imperio de tráfico de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas que lo llevaría a convertirse en el mayor narcotraficante del planeta, tras la muerte del colombiano Pablo Escobar.
Ahora Guzmán está en el ocaso. Preso en una cárcel de Manhattan desde que fue extraditado a desde México a pedido de la Justicia estadounidense, con el cabello cortado al ras, más delgado y sin su emblemático bigote, ha perdido mucho de su aura de implacable jefe narco.
Nacido en el poblado de La Tuna de Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, el 4 de abril de 1957, El Chapo vivió una infancia de pobreza. Pero a los 15 años empezó a sembrar marihuana y entró en el negocio del tráfico de drogas en los años 80 de la mano del capo Miguel Ángel Félix Gallardo.
“Donde crecí no había otro camino y todavía no lo hay para sobrevivir, no hay forma de trabajar en nuestra economía para poder tener una vida”, contó en una inédita entrevista que dio al actor Sean Penn para la revista Rolling Stone en 2016. “Yo suministro más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo”, se jactó luego, entre tragos de tequila, según el relato de Penn.
Tras la captura en 1989 de Félix Gallardo, El Chapo fundó el cartel de Sinaloa con Héctor Jesús Palma Salazar. Con el tiempo llegaría a ser el narcotraficante más buscado del planeta, acusado de enviar drogas desde América latina a EE.UU., Europa y Asia. Se burló una y otra vez de las autoridades, traficando drogas por aire, tierra y mar, y a través de decenas de túneles en la frontera con EE.UU.
Conocido por su excéntrica vida de lujo, Guzmán amasó tal popularidad en su región que se convirtió en protagonista de decenas de “narcocorridos”. Esto no impidió que fuera arrestado en 1993 y condenado a 20 años de prisión. Pero logró fugarse en 2001, escondido en un carrito de ropa sucia. Estuvo prófugo 13 años, en los que fue despiadado con sus rivales, según relataron los testigos del juicio en Nueva York, entre ellos muchos narcotraficantes también presos.
Fue recapturado en febrero de 2014 en Mazatlán, Sinaloa. Y otra vez escapó, 14 meses después, por un túnel de 1,5 km cavado bajo la ducha de su celda, por donde huyó en una moto adaptada para circular sobre rieles.
Las autoridades dicen que su debilidad por la actriz mexicana Kate del Castillo, con quien intercambió sugestivos mensajes y quien arregló la cita entre El Chapo y Penn, llevó a localizarlo y arrestarlo en enero de 2016. Ahora se espera que pase el resto de sus días en prisión. ■