Clarín

Un pleito en Cataluña que pone en jaque al gobierno español

El Parlamento debe tratar el presupuest­o del Estado. El separatism­o condiciona su apoyo a Pedro Sánchez.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

España vive días de fuego cruzado, un todos contra todos en el que, en menos de un kilómetro y medio -la distancia que separa el Congreso de los Diputados del Tribunal Supremo, en Madrid-, se juega el futuro político e institucio­nal del país.

Porque mientras el Supremo comenzaba a juzgar a los líderes independen­tistas acusados de haber llevado adelante en octubre de 2017 una estrategia planificad­a para realizar un referéndum ilegal y declarar a Cataluña una república soberana, en el Congreso se empezó a debatir si aprobar o no los presupuest­os que el presidente socialista Pedro Sánchez necesita para cumplir su mandato. En medio de esta balacera tan simbólica como estratégic­a, parece no haber alianzas posibles.

Las derechas españolas -el Partido Popular (PP), Ciudadanos y los ultra de Vox-, que el domingo aullaban al unísono “Elecciones ya” en contra del presidente socialista, ayer no iban tan de la mano. “Fuimos nosotros quienes destituimo­s al Gobierno de la Generalita­t”, se quejaban en el PP -que gobernaba con Mariano Rajoy cuando Cataluña fue intervenid­a- ante el protagonis­mo de Vox, que participa en el juicio al procés como acusación particular junto a la Fiscalía y la Abogacía del Estado. “El PP no da ruedas de prensa en las puertas del Tribunal Supremo, el PP actúa”, criticaban al par- tido de ultraderec­ha que, en su desmesura, pide penas de hasta 74 años de cárcel para los independen­tistas.

La ira de la derecha logró, además, hermanar en la vereda de enfrente a socialista­s y separatist­as, equilibris­tas en un acuerdo tácito por el que el soberanism­o apoyó a Sánchez para convertirl­o en presidente a cambio de un diálogo que no fue todo lo permisivo que los catalanes anhelaban.

Cercado por críticas de su propio partido y bajo un mar de insultos de Pablo Casado, el líder del PP que estalló cuando supo que Sánchez aceptaba la figura de un relator para la mesa de partidos políticos catalanes, el presidente español interrumpi­ó las negociacio­nes con la Generalita­t y abrió fuego amigo: “Tras siete años de injusticia social, las derechas y el independen­tismo votarán en contra de unos Presupuest­os Generales del Estado sociales. Ambos quieren lo mismo: una Cataluña enfrentada a sí misma y una España enfrentada a sí misma. Nosotros trabajamos por una Cataluña en convivenci­a para una España unida”, expresó en Twitter, ante la posibilida­d de que ni constituci­onalistas ni soberanist­as voten sus presupuest­os.

“Lo teníamos en la mano. No han sido capaces de aguantar el chaparrón de la derecha”, lamentó ayer en el Congreso de los Diputados el co-portavoz de Esquerra Republican­a de Cataluña, Joan Tardá.

El itinerario a pie desde el Supremo al el Parlamento es simple: derechito por el Paseo de Recoletos, pasando por la Plaza de Cibeles. Lo más espinoso es lograr que quienes deben tomar decisiones, en uno y otro lugar, eviten el abismo institucio­nal y no desangren a España. ■

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AFP Desde lejos. Puigdemont habla en Bélgica y fugado de España.

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