Clarín

Angel Di María volvió a Manchester y tuvo la revancha que tanto esperó

Con dos asistencia­s del argentino, que fue silbado en Old Trafford, PSG le ganó 2-0 a Manchester United.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Angel Di María escucha silbidos. Y va. Le gritan insultos que entiende de modo perfecto por sus días bajo el cielo inglés. Y sigue yendo. Se anima, como casi siempre. Pero un poco más: es un desafío. También, una suerte de revancha. Quiere demostrar todo a la vez: que ese modo recibirlo es una injusticia.

Y el rosarino de la niñez brava es el gran protagonis­ta de la primera parte de la serie de octavos de final de la Champions League: de dos asistencia­s nacidas de su astucia aconteció la victoria del París Saint Germain en Old Trafford, el Teatro de los Sueños de Angelito, esta vez.

Fue el crack de un partido disruptivo: desde la salida de José Mourinho el Manchester United y con la llegada de Ole Gunnar Solskjaer como entrenador, The Red Devils estaban invictos y habían cosechado 25 puntos de los 27 en disputa. Pero no fue sólo fue la primera derrota del noruego en el banco que por mucho tiempo fue propiedad de Sir Alex Ferguson. También se trató del revés más amplio del United en Europa: sólo había perdido por márgenes de un gol hasta ahora. Con la sonrisa de Di María murieron las rachas. El silbado fue el verdugo en la noche del martes.

La actuación de Di María sucede en un contexto: justo ahora que su nombre asoma fuerte para el regreso a la Selección de Lionel Scaloni.

Fue un partido arduo, para El Fideo, su apodo universal. Durante el primer tiempo, fue a disputar una pelota al lateral y Ashley Young lo empujó y Di María cayó y se golpeó contra un vallado. Se lastimó el brazo izquierdo. Ya recuperado, hubo insultos hacia él de parte de los hinchas de locales. Di María jugó durante la temporada 14/15 en el United, que le pagó 75 millones de euros al Real Madrid, y hasta él mismo al irse admitió que no había cumplido con las expectativ­as. No dejó el mejor de los recuerdos. Cuentan que su familia no se adaptó a la ciudad.

Ofreció respuesta el argentino ante los rechazos. Apenas recuperado, con su mano izquierda en el oído, les señaló a los hinchas locales que ni se los escuchaba. Hubo más insultos.

Después la siguió tras el gol de Presnel Kimpembe, en el que él tiró el centro. “Fuck off”, se leía en sus labios mientras miraba a la tribuna. “Que se vayan a la mierda”, traducido. Diego -Maradona también para decir- habría expresado algo más fuerte. Porque él, como nadie, sabe que “a Di María no lo querían”.

Di María también festejó con mucho énfasis el segundo, el de la asistencia a Kylian Mbappé, con el puño arriba contra la tribuna. En un córner, le arrojaron botellas y él agarró una simuló que bebía.

Dueño de la escena, desafiante. Hubo un partido al margen de Di María. El PSG diezmado (sin Neymar ni Edinson Cavani) se impuso 2-0 en la ida y dejó la clasificac­ión casi sellada. Los goles fueron convertido­s en un tramo de siete minutos: entre los ocho y los 15 del segundo tiempo. Primero, Presnel Kimpembe; luego, Mbappe.

El primer tiempo fue vibrante, sin pausa, aunque con pocas situacione­s de peligro en los arcos. El local dominó el desarrollo, en términos de posesión, pero fue más peligroso el equipo francés. Al modo del selecciona­do galo: saliendo de contraataq­ue y apostando a la velocidad de sus delanteros como arma principal. En el segundo tiempo llegaron los goles, dos golpes de nocaut. Ahora el United se verá obligado a la remontada heroica. La cita será el 6 de marzo en el Parque de los Príncipes. ■

 ?? EFE ?? Gritalo con todo. Angel Di María recibe el abrazo del crack francés Kylian Mbappe, tras el segundo gol del París Saint Germain. El rosarino fue el gran protagonis­ta de la velada.
EFE Gritalo con todo. Angel Di María recibe el abrazo del crack francés Kylian Mbappe, tras el segundo gol del París Saint Germain. El rosarino fue el gran protagonis­ta de la velada.

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