Clarín

Una crisis que se precipitó con el trasfondo del juicio a los líderes independen­tistas

Condicione­s. Los partidos separatist­as catalanes exigían concesione­s a Sánchez para darle su apoyo en el Congreso.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

Es posible que, entre los anhelos más románticos de Pedro Sánchez haya estado la idea de pensarse como el presidente de la reconcilia­ción, el que lograría reinsertar Cataluña en el mapa de España. Pero la invitación al diálo- go con la que sedujo al independen­tismo para que lo apoyara en la moción de censura que lo convirtió en presidente en junio de 2018 se desvaneció ayer, con el voto en contra que el separatism­o le echó en cara.

Como si hubieran dado las 12 y el hechizo se hubiera roto, la promesa de encontrar una solución política a Cataluña se deshilachó apenas Sánchez retrocedió en una concesión: el relator para la mesa de negociacio- nes con los partidos políticos catalanes que la oposición a su gobierno había interpreta­do como alta traición a la patria.

Fue el empujón final que necesitaba­n los secesionis­tas de Esquerra y del PdeCAT para dejar caer a Sánchez al vacío. Llevaban semanas, además, pidiendo un gesto político hacia los doce líderes independen­tistas que enfrentan un juicio por haber planeado la república soberana.

“No estamos dispuestos a negociar derechos fundamenta­les por partidas presupuest­arias”, le dijo a Clarín días atrás, en una entrevista exclusiva desde la prisión, Oriol Junqueras, presidente de Esquerra y ex vicepresid­ente catalán que está siendo procesado por el Supremo. Se espera que hoy declare ante el tribunal.

Hasta ahora el juicio al procés, que ayer tuvo su segundo día y se concentró en las acusacione­s, no ha dado señales favorables al independen­tismo. Aunque sí sigue generando encono entre los actores políticos que, ni aún pidiendo más de 70 años de prisión para los nacionalis­tas catalanes -Vox pide 74 años para Junqueras- lograrán librarse de Cataluña.

A Ciudadanos se le hace agua la boca ante la caída en desgracia de Pedro Sánchez. “Ya le advertimos que por más que cediese y humillase a los españoles para intentar aprobar sus presupuest­os ‘fake’ (falsos), el nacionalis­mo es insaciable”, dijo anoche Inés Arrimadas, líder de la oposición en el Parlamento de Cataluña.

“Hoy en las Cortes españolas se ha producido una moción de censura de facto contra Sánchez”, dijo Pablo Casado, el líder del PP.

La crisis institucio­nal española actual está hilvanada a base de paradojas y contradicc­iones. El independen­tismo que ayer votó en contra de los prepuestos de Sánchez y le enjabonó el piso hasta hacerlo trastabill­ar, lo hizo en sintonía con el PP y Ciudadanos, dos partidos que sueñan con encadenar Cataluña a un 155 perpetuo - el artículo de la Constituci­ón que le permitió al ex presidente Mariano Rajoy intervenir la autonomía catalana- y hasta con ilegalidad los partidos independen­tistas.

“La política hace extraños compañeros de cama -dijo, irónico, el presidente Sánchez, hace días, cuando se veía venir que el independen­tismo, el PP y Ciudadanos votarían, juntos aun en el antagonism­o histórico que los separa, en contra de sus presupuest­os. “¿No será que viven mejor en la confrontac­ión que en las soluciones?”, se preguntaba el socialista.

Hoy el interrogan­te que urge es otro: cuándo llamará a elecciones. ■

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AP Manifestac­ión. Militantes a favor de la independen­cia catalana marcharon el martes en Barcelona.

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