Clarín

En San Valentín, ellas toman más la iniciativa y arman los planes de los festejos

La celebració­n sigue vigente, pero el avance feminista trajo nuevos hábitos. Ir a cenar es la salida más elegida.

- Vanesa López valopez@clarin.com

Las flores, los bombones y las cartas de amor se impusieron durante años. Cuando el hombre proponía y la mujer disponía. Pero la situación actual es diferente, en tiempos de pañuelos verdes y mujeres empoderada­s. Los cambios de hábitos salen a la luz: el 30% de los porteños, por ejemplo, cree que San Valentín va en contra del movimiento feminista. Muchos otros, en cambio, festejarán hoy esta fecha, pero con la mujer en un rol mucho más activo del que tenía tiempo atrás.

Los datos surgen de una encuesta hecha por la Universida­d Abierta Interameri­cana (UAI) a 500 mayores de 16 años, con y sin pareja. Cuando les preguntaro­n si consideran que el Día de los Enamorados es contrario al movimiento feminista, el 19% dijo que "sí, segurament­e" y el 11% respondió que "sí, puede ser". Coinciden en eso los hombres y las mujeres, con mayor fuerza entre los más jóvenes, en la franja de 16 a 34 años.

"El feminismo trae cambios a este día. Recuerda que el amor de pareja es una unión simétrica, de igualdad. Y no, como nos han hecho creer por siglos, que se basa en la complement­ariedad: dos piezas que se ajustan pero cuyo mecanismo lo manipula el hombre", explica a Clarín Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

Para este 14 de febrero, ¿las mujeres quieren que las sigan invitando a cenar, que las sorprendan con flores y bombones? ¿O es parte del pasado? "Si bien en estos tiempos la mujer agradece los gestos de caballeros­idad, las invitacion­es y los regalos, prefieren que las decisiones se tomen en conjunto", responde Ghedin.

Hoy en día, es indistinto quién toma la iniciativa. En el restaurant­e Green Bamboo, las reservas en cualquier época del año las hacen más las mujeres, pero en San Valentín el hombre invita: ellos hicieron el 60% de los llamados. En los restaurant­es L’adesso y Rufino Argentino notan un aumento de las reservas hechas por mujeres, comparado con años an- teriores. En materia de regalos, según los registros de Bigbox, para el San Valentín del año pasado el 31% de las compras fueron hechas por mujeres y en lo que va de este año la cifra se duplicó: fueron el 63%.

Lejos de los shoppings y los días de spa, los sectores feministas consideran a San Valentín como un día de lucha. Surgido en los '90, el V-Day es un movimiento global artístico que se hace en esta fecha para recaudar fondos contra la violencia machista. Mientras que en España, la Asamblea Feminista de la Región de Murcia hará una huelga para celebrar lo que llaman "San Violentín".

En Argentina, la Fundación AVON lanzó un corto por el "Día de lxs Enamoradxs", llamado "Control", que indaga en una de las formas de violencia de género: el comportami­ento psicológic­o continuo que busca limitar o eliminar la libertad de otra persona. Dicen que históricam­ente se asoció a una forma de expresar amor.

También la organizaci­ón EnRED - que trabaja contra la violencia, el abuso sexual y la trata- durante años hizo actividade­s los 14 de febrero. "Tratamos de visibiliza­r que el amor romántico como nos han enseñado por siglos es un elemento del patriarcad­o, de presentarn­os a las mujeres como sumisas. La violencia de género tiene que ver con estos estereotip­os", cuenta a Clarín su presidenta, la psicóloga Patricia Gordon. "San Valentín pierde fuerza por el sentido que históricam­ente se le dio", sigue.

Por este y otros motivos, muchos porteños no piensan festejarlo. Según la encuesta de la UAI, el 45% no celebra ni San Valentín, el 52% de los que están en pareja no van a comprar ningún regalo y al 49% le parece una fecha netamente comercial.

Entre los que sí van a festejar, el 33% planea ir a comer afuera. Y ahí viene otro debate: ¿Quién paga? "Nosotras luchamos para que haya equidad. El hecho de que un varón pague y no comparta los gastos en una salida tiene que ver con una mirada hacia una mujer que depende de él para disfrutar de una cena", dice Gordon.

La presidenta de EnRED asume que "el tema es resistido y a veces mal interpreta­do", así que aclara que no es en contra del hombre, sino todo lo contrario: "Se le ha exigido mucho estar en este lugar de proveedor y eso es lo que hoy queremos modificar. Creo que tendría que ser un alivio para el hombre". ■

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