Clarín

“Ese patovica me arruinó la vida, me quedé sin trabajo y sin plata para operarme”

Lo dijo Jonatan Farías, el joven de 24 años que denunció haber sufrido una golpiza en una disco de Longchamps.

- Javier Firpo jfirpo@clarin.com

Está nervioso, angustiado. Llora, aunque se esfuerza por evitarlo. Le duele toda la cara, especialme­nte la boca. Y tiene cinco puntos en el mentón. No duerme, no come, casi no habla y tampoco puede trabajar. Jonatan Farías (24) denunció que un patovica lo atacó en un boliche de Longchamps el último fin de semana. El diagnóstic­o del brutal ataque fue “multifract­ura de mandíbula”.

Se le partió en seis, por lo que necesita, cuanto antes, una operación para reconstrui­rla. Pero la intervenci­ón requiere una prótesis de titanio que hay que diseñar especialme­nte, que actúa de tutor y que cuesta $ 70.000. Además, perdió piezas dentales de arriba y de abajo. No tiene plata ni obra social, y un abogado le pidió $ 60.000 para representa­rlo. “Me arruinaron la vida, aunque sé que podría estar en un cajón, y eso un poco de tranquilid­ad me trae”, balbucea. -¿Ibas seguido a bailar a ese lugar? -Hace como seis meses que no iba porque estaba sin trabajo y no quería derrochar los pocos pesos en el boliche. ¿Para qué fui, Dios?

El joven había ido a La Nueva Reserva II a festejar por haber conseguido un trabajo que se hizo mucho desear. “No hice nada, el patovica -Sergio González, que está imputado- me agarró desde atrás, me puso el brazo en el cuello, apretó hasta sofocarme... Me tiró una trompada en el ojo y me empujó a la calle, donde caí de boca arriba de unos decorados... Y no me acuerdo más”, repasa, y hace saber que hizo la correspond­iente denuncia en la comisaría 4° de Longchamps.

Jura hasta volver a romper en lágrimas que no hizo nada, que no mo- lestó a nadie, sólo tomó unas copitas de champagne con speed. “estaba alegre, pero demasiado tranquilo”, dice. -¿Y qué recordás?

-Que de repente, de la nada, apareció un tipo que podía haberme matado. ¿Quién me va a pagar esto a mí?” -pregunta con un hilito de voz que le brota de su boca herida-.

-¿Qué es lo primero que necesitás? -Plata para la prótesis y para poder operarme. Plata para un abogado. Plata para vivir, porque encontré laburo después de mucho buscar y me viene a pasar esto.

-¿No te guardan el trabajo?

-Era un trabajo de pintura y mantenimie­nto, medio informal... Le escribí al tipo que me contrató y le pregunté si por favor me podía esperar... y nada, ni “cómo estás” me preguntó. -¿Qué explicació­n le encontrás al ataque que sufriste?

-Por empezar, nada justifica esa agresión. Pero yo creo que él se confundió de persona, debió ser un malentendi­do. Yo soy una persona tranquila, pacífica, no tengo antecedent­es, nunca pisé una comisaría.

Se agarra la boca Jonatan, está incómodo. Se toca los tornillos que le pusieron para sostener los dientes de abajo, que se le aflojaron. Necesita parar de hablar, porque el dolor se torna insoportab­le.

-¿Se contactó alguien del boliche o sabés algo del agresor?

-No, nadie directamen­te. Yo les escribí por Facebook si pensaban dar la cara, y me enteré de que Soledad Gómez, la novia de Sergio González, que también trabaja en la disco, como seguridad, me difamó diciendo que yo estaba alcoholiza­do, que buscaba problemas y que me caí solo. Esa gente necesita un test psicológic­o.

Jonatan sólo quiere que le pidan perdón y que paguen los gastos. “Tengo una realidad humilde, una hija de diez meses que mantener y mis viejos no me pueden bancar... ¡No puedo estar parado, sin hacer nada!”. ■

No había hecho nada. Me agarró de atrás, me pegó, me empujó a la calle y caí de boca sobre los decorados”. Jonatan Farías

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MARIO SAYES Desesperad­o. Tiene la mandíbula fracturada y necesita una prótesis.

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