Clarín

Talleres mostró su fortaleza en San Pablo para dar otro paso copero

Hizo valer el triunfo 2-0 del partido de ida. El miércoles que viene en Córdoba enfrentará a Palestino de Chile..

- SAN PABLO.

Talleres se hizo gigante en el mítico estadio Morumbi y armó una fiesta con ritmo de cuarteto cordobés. Toda la alegría desbordand­o en esa postal del final con los futbolista­s saltando, levantando los brazos y sumándose en el sentimient­o, desde adentro de la cancha, con los más de 3.000 hinchas que festejaban en su colmado sector de las tribunas.

Habían terminado noventa minutos intensos, sacrificad­os y duros donde Talleres exhibió una enorme personalid­ad y actitud. Favorecido por el resultado del partido de ida -2 a 0 había ganado el equipo argentino en casa en el partido de ida- no especuló. Se le plantó a San Pablo de igual a igual, intentó plantear el partido lejos de su área.

Y en la disputa territoria­l del mediocampo prevaleció Talleres, con un Pablo Guiñazu que volvió a ser figura y a mostrar que toda su capacidad, despliegue e inteligenc­ia táctica le discute a su fecha de nacimiento. Y el Cholo estuvo muy bien secundado por Tomás Pochettino y Andrés Cubas en la contención y recuperaci­ón.

Y arriba tanto Sebastián Palacios como Dayro Moreno se mostraron picantes e incisivos. El equipo brasileño no encontró la forma de quebrar a su tonificado rival. Faltó claridad, faltaron ideas y lejos estuvo este San Pablo de los San Pablo poderosos de no hace tanto tiempo atrás.

Sí contó con una ventaja el conjunto local: el pésimo arbitraje del ecuatorian­o Roddy Zambrano. Cobró muy mal, pero siempre a favor de San Pablo y perjudican­do a Talleres. Hubo

varias faltas violentas, en el primer tiempo pero el referí apenas sacó dos tarjetas amarillas. Y hubo dos penales, también en esta etapa inicial, no sancionado­s: una infracción de Bruno Alves a Palacios y luego una mano del mismo Bruno Alves tras un remate de Cubas.

Recién en el tramo final del primer tiempo San Pablo inquietó a Herrera, que respondió con seguridad.

Ese envión ofensivo de San Pablo se prolongó durante los primeros minutos del segundo período. Lo aguantó con seguridad y dignidad el equipo de Juan Pablo Vojvoda. Y de a poco fue superando ese asedio, que casi en ningún momento llegó a asustarlo realmente.

Con espacios buscó desnivelar con rápidos y certeros contragolp­es. El árbitro seguía equivocánd­ose, pero sus asistentes estuvieron muy atentos y correctos. Como cuando advirtiero­n una posición adelantada de Nené en la única vez que Herrera fue superado, a los 38 minutos del segundo tiempo.

Antes también había dudado Zambrano cuando Everton le pegó una terrible patada en la cara -al mejor estilo de un karateca- a Enzo Díaz. El árbitro pareció no percatarse, pero tras el terrible corte en la cara del lateral izquierdo y la sangre manando en abundancia, se decidió y le sacó tarjeta roja a Everton.

Tuvo una chance clarísima Pochettino, sobre la hora, rechazada con un vuelo salvador de Tiago Volpi. Y Talleres siguió aguantando, plantándos­e y haciendo bien las cosas. Para llegar a ese festejo efusivo del final. Ya está en tercera fase, con Palestino en el horizonte, e ilusionánd­ose con llegar al Grupo A, donde aguardan River Plate. Alianza Lima e Inter de Porto Alegre. Hacia allí apunta. ■

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REUTERS A grito pelado. Herrera y Komar están por abrazarse. Tenaglia completa la escena en el Morumbi.

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