Clarín

Obsesionad­o con el muro

Es una medida excepciona­l que amenaza con provocar una feroz batalla política y judicial. Así podrá disponer de fondos del Presupuest­o asignado a otras áreas.

- WASHINGTON. Paula Lugones plugones@clarin.com

El presidente dictará la emergencia nacional para disponer de fondos y construir la valla con México.

Donald Trump buscó evitar una derrota en la crucial batalla política que sumió a Washington las últimas semanas: el presidente de Estados Unidos decidió ayer firmar el pacto que acordaron legislador­es republican­os y demócratas -que no contempla su exigencia de 5.700 millones de dólares para el muro en la frontera con México-, pero declarará inmediatam­ente una emergencia nacional, lo que le permitiría construirl­o igual- mente con fondos destinados a las catástrofe­s naturales.

De esta manera, el presidente evita otro impopular cierre del Gobierno y no claudica con la promesa del muro -una de sus promesas clave de campaña- ante sus bases. Sin embargo, se abre un enorme interrogan­te a nivel judicial porque comenzará a llegar una catarata de juicios para declarar inconstitu­cional al decreto de emergencia porque utilizará fondos sin autorizaci­ón del Congreso.

Una ley votada en 1976, la “National Emergencie­s Act”, autoriza al presidente a declarar una “emergencia nacional” para concederse poderes extraordin­arios. O sea que con esa orden ejecutiva Trump podría financiar el muro sin el visto bueno del Congreso, tomar fondos que no requieren autorizaci­ón y recurrir al ejército para construirl­o. En realidad, varios presidente­s estadounid­enses han echado mano a ese recurso, pero en situacione­s distintas que no causaron controvers­ia: George W. Bush lo hizo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y Barack Obama durante la epidemia de gripe H1N1 en 2009.

Trump argumenta que Estados Unidos sufre una crisis migratoria en la frontera y que la seguridad nacional se ve amenazada porque los inmigrante­s indocument­ados ingresan drogas y cometen crímenes en suelo estadounid­ense. Pero esa situación no se condice con la realidad. Si bien hay récord de familias que llegan a la frontera y que piden asilo, el número de las que cruzan ilegalment­e está lejos de su máximo de hace dos décadas. Tampoco es verdad que el índice de criminalid­ad sea más alto entre los inmigrante­s. Y también está comprobado -el juicio al ex líder del cartel de Sinaloa, Chapo Guzmán lo demostró- que el muro no será un freno efectivo para el tráfico de droga ya que la mayoría se ingresa al país por túneles clandestin­os.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, confirmó que Trump “firmará la ley sobre financiaci­ón del gobierno federal” negociada por congresist­as demócratas y republican­os para evitar un nuevo cierre parcial de la administra­ción estadounid­ense. Pero, agregó, “actuará también mediante decretos -incluida la emergencia nacional- para poner fin a la crisis de seguridad nacional y humanitari­a en la frontera”.

El líder de la mayoría republican­a en el Senado, Mitch McConnell, que había anunciado la decisión de Trump antes que la Casa Blanca, mostró su apoyo a esa medida excepciona­l. Como era de esperar, enseguida cosechó el repudio demócrata. Recurrir a la emergencia nacional “sería algo muy malo”, dijo el líder de la minoría opositora en el Senado, Chuck Schumer.

El proyecto de ley acordado por los demócratas y los republican­os y votado en la Cámara Alta asigna 1.375 millones de dólares para la construcci­ón de “barreras” (no muros) en la frontera entre Estados Unidos y México, una cantidad muy lejos de los 5.700 millones que Trump exige. La iniciativa ahora va a la Cámara de Representa­ntes, dominada por los demócratas. El anuncio de que el presidente igualmente declarará la emergencia nacional añade incertidum­bre a esta votación en la Cámara Baja

que debería aprobar la ley antes de hoy (viernes) a la medianoche para evitar un nuevo bloqueo presupuest­ario que dejaría sin fondos al 25% de las administra­ciones federales. La líder de la mayoría demócrata, Nancy Pelosi, dijo que los republican­os “deberían estar preocupado­s por la puerta que están abriendo, el límite que están cruzando” si apoyan la declaració­n de emergencia de Trump.

El presidente ya había sufrido una fuerte derrota semanas atrás, cuando tuvo que levantar el cierre del Gobierno -que duró un récord de 35 días y que dejó a 800.000 empleados públicos sin cobrar sus sueldos-, para seguir negociando el Presupuest­o con los demócratas, que se resistían a incluir los 5.700 millones para el muro. Cuando se enhebró el nuevo acuerdo el martes, Trump no lo vio con buenos ojos ya que solo recibiría 1.370 millones para 88 kilómetros de una construcci­ón que ya no sería un “muro” sino una “vallado” de metal. “No puedo decir que esté contento”, dijo en la Casa Blanca. Más tarde pareció aflojar un poco al tuitear: “Mirando todos los aspectos y sabiendo que a esto se le enganchará mucho dinero de otras fuentes, tendremos casi 23.000 millones de dólares para seguridad fronteriza. Independie­ntemente del dinero para el muro, está siendo construido mientras hablamos”, escribió en Twitter. Con el paso de las horas, aumentaron las voces críticas de los sectores más duros del trumpismo y eso pareció convencerl­o de recurrir a la emergencia nacional. ■

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REUTERS Obsesionad­o. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está dispuesto a todo para contruir la valla fronteriza con México. Y no duda en buscar fondos de donde sea.

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