Presidente a salvo, alcalde asesinado
15 de febrero de 1933
Si Giuseppe Zangara hubiese tenido puntería y no hubiese estado zumbado como una puerta giratoria, la historia del mundo pudo ser diferente, en especial, la de la Segunda Guerra. Zangara quiso asesinar a Franklin D. Roosevelt en Miami: disparó seis balazos contra el presidente electo de Estados Unidos, que asumiría el 4 de marzo, al grito de: “Demasiada gente se muere de hambre”. No le faltaba razón: el país vivía la resaca de la crisis de 1929 y Roosevelt prometía remontarla. Zangara le pegó a medio mundo menos a Roosevelt. Entre los heridos figuró Anton Cermak, alcalde de Chicago, lo que hizo pensar en un ajuste de cuentas de la mafia dirigido a Cermak, más que en un atentado contra FDR. Zangara fue condenado a ochenta años de cárcel. Pero como Cermak murió por sus heridas, fue juzgado otra vez y ejecutado en la silla eléctrica el 5 de marzo de ese año, el primer día de gobierno de Roosevelt. Alegóricos los muchachos… ■