Clarín

Juan Sartori, el magnate que sueña con ser presidente de Uruguay

Partido Nacional. La elección de octubre

- Eduardo Pogoriles epogoriles@clarin.com

Hasta diciembre pasado, cuando se lanzó en el Teatro Metro de Montevideo y sorprendió a sus rivales del Partido Nacional (donde el favorito es Luis Lacalle Pou) el empresario Juan Sartori (38) era más conocido como financista exitoso y dueño de 150.000 hectáreas y 85.000 cabezas de ganado en Uruguay. Vivió buena parte de su vida entre Europa y Estados Unidos, nunca votó en su país pero ama el fútbol, el mate y las redes sociales. Sartori está casado con Ekaterina Rybolovlev, hija de un oscuro magnate ruso, Dmitri Rybolovlev, dueño del club de fútbol Mónaco y con una fortuna estimada en 8.500 millones de dólares, según la revista Forbes. Sartori es dueño de un equipo inglés, el Sunderland. Y por ahora es uno de los seis precandida­tos del Partido Nacional, pero sueña con ser presidente este año. Antes tendrá que vencer en elecciones internas, en junio, a sus rivales Luis Lacalle Pou, Jorge Larrañaga, Verónica Alonso, Enrique Antia y Carlos Lafigliola. Pero se tiene fe. -¿Qué lo trae a Buenos Aires? -En principio, mi campaña “Juan Sartori escucha”, con un acto de cierre en Buenos Aires pensado para la comunidad uruguaya. El acto fue en la noche del jueves, pero volveré muchas veces. Acá vive medio millón de uruguayos. Hay gente talentosa que podría hacer mucho por mi país si, desde la presidenci­a, afianzamos las condicione­s económicas y sociales necesarias para un despegue. -Usted ya visitó 250 ciudades de Uruguay en campaña, ¿qué pudo observar en ese recorrido? -Lo más duro es la falta de trabajo, lo sufren los jóvenes que ahora sueñan con emigrar y los mayores, que se sienten marginados. Uruguay tenía la fama de ser un país seguro, pero ahora ya nadie deja las puertas de casa abiertas, está llegando la cocaína. Nuestro orgullo era la salud pública y la educación pública, pero ya no. La gente me dice que el Estado recauda muchos impuestos pero da servicios pobres. Y sin embargo, Uruguay es un país con recursos, desde el turismo hasta la agricultur­a orgánica. Me animo a decir que incluso entre los distintos partidos políticos uruguayos, sean de derecha o izquierda, existe un consenso básico sobre cómo debe manejarse la economía. El problema es que el Frente Amplio subió impuestos y tarifas. Muchas empresas cierran y el país está caro para todos, incluso para los turistas.

-En estos tiempos se nota una desilusión con la experienci­a de la globalizac­ión, evidente por el auge de partidos de extrema derecha en Europa. ¿Qué opina usted?

-Esa desilusión es también por la falta de renovación de la política. Creo que debemos integrarno­s al mundo. Nos hemos aislado, rechazamos acuerdos económicos con Europa y Estados Unidos. Pero esto no es una cuestión de edad sino de ideas: asumir que estamos en el siglo XXI, no en la década de 1970. Si un país como Costa Rica ya desarrolla industrias de software y tecnología­s de vanguardia, ¿por qué no podemos nosotros? -¿Cómo ve la crisis de Venezuela? -La salida democrátic­a es que haya elecciones libres, con todas las garantías. Uruguay fue uno de los pocos países, con México y Bolivia, que quedó mal parado en la reunión del Grupo de Contacto que se hizo en Montevideo. Ahora el presidente Tabaré Vázquez está de acuerdo con su par argentino, Mauricio Macri. Yo creo que faltó una visión clara. ■

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MAXI FAILLA Fina estampa. Sartori tiene 38 años y está en campaña.

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