Clarín

Central y River, a mano en un duelo vibrante y con final dramático

River era mejor y pudo cerrarlo, pero Central lo igualó. En los 20 finales hubo chances para los dos. El reparto es justo.

- ROSARIO. CORRESPONS­AL Andres Actis rosario@clarin.com

Más allá de las emociones en los dos arcos que tuvo el final del partido, el empate ante Rosario Central le dejó un sinsabor a River, porque no pudo sostener una victoria que había construido a base de fútbol, especialme­nte en el primer tiempo. Y que además puso en peligro en los últimos 20 minutos, porque perdió intensidad y le cedió terreno y protagonis­mo al Canalla, que hasta pudo quedarse con los tres puntos. Ahora River se puso al día (empezó el año con cuatro partidos pendientes, de los que no ganó ninguno), alcanzó a Vélez en el sexto puesto (lo supera por diferencia de gol) y quedó a tres de Boca y a 13 de Racing y de Defensa.

El duelo táctico con innovacion­es lo ganó Gallardo en el primer tiempo. El Muñeco apostó a una línea de tres, con cinco volantes y dos puntas, y el Patón cambió el 4-4-2 tradiciona­l que venía utilizando desde que llegó a Central, por un 4-1-4-1, con Rinaudo como volante tapón parado delante de la línea de cuatro, y cerquita de Gil y de Ortigoza. En ese duelo de pizarrón se impuso Gallardo, pese a que el local actuó con esos tres volantes centrales. Quintero jugó suelto detrás de ellos, y a partir de sus pies River se desplegó, tuvo circulació­n, dinámica y profundida­d. Lo dominó a Central desde todos los aspectos, tácticos y técnicos. Y con jerarquía.

Es cierto que Central tuvo en el comienzo pinceladas de movilidad y profundida­d, algo que no estaba teniendo en este ciclo de Bauza. Tuvo dos chances, una de Zampedri debajo del arco -gran inicio de Ortigoza- y un cabezazo de Camacho. Fue un oasis, porque después River, desde los pies de Quintero, quien llamativam­ente tuvo muchas libertades pese a los tres volantes centrales, creció y pasó por arriba al equipo rosarino.

Un párrafo aparte merece el golazo del colombiano Juan Fernando Quintero (“Juega a otra cosa”, dijo Gallardo tras el partido). Tiró un córner desde la derecha, un defensor la devolvió de cabeza y a poco más de un metro de la línea de fondo sacó un zurdazo fuerte y preciso que se metió en el ángulo izquierdo.

Esa superiorid­ad clara de River se hizo añicos en el amanecer de la parte final con ese zapatazo de Allione, el pique extraño de la pelota y la complicida­d de Armani. Después, el partido siguió igual que en el primer tiempo, con muchos espacios para el talento de Quintero, quien estuvo cerca de marcar el segundo con un disparo que se fue cerquita del palo. Pero hubo dos diferencia­s: River estuvo menos fino en la circulació­n y en la profundida­d, y después el arquero Ledesma que tuvo varias intervenci­ones clave, como el disparo que le sacó a Javier Pinola.

Entre la mala puntería propia y Ledesma, River no lo pudo definir. Central, con poco juego, largo y sin movilidad, generó peligro en una corrida de Molina, de buen debut, y un cabezazo de Riaño, que reemplazó a Zampedri, que pasó cerca.

Pero en los 20 minutos finales, pese al cansancio, el encuentro se tornó vibrante, con llegadas en los dos arcos y muchas emociones. Matías Suárez pegó un tiro en el palo tras una salida en falso de Ledesma, y también Washington Camacho, cuyo disparo desvió magistralm­ente Armani, encontró el travesaño.

En el balance, hay que destacar que los dos equipos se entregaron por el espectácul­o, que batallaron golpe por golpe y por eso resultó un partido más que entretenid­o. ■

 ?? J.J. GARCIA ?? Goleadores. Allione, con Bettini y Rinaudo, traba a Quintero. El exVélez anotó para Central; el colombiano hizo otro golazo con su sello.
J.J. GARCIA Goleadores. Allione, con Bettini y Rinaudo, traba a Quintero. El exVélez anotó para Central; el colombiano hizo otro golazo con su sello.

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