Clarín

La candidatur­a de Lavagna ya es una realidad

- Ricardo Kirschbaum rkirschbau­m@clarin.com

Roberto Lavagna ha decidido ser candidato y no lo oculta. Una decisión que segurament­e será bien recibida en los sectores que están esperando -y urgiendo- que alguien los saque del brete de la extrema polarizaci­ón entre Macri y Cristina Kirchner. El ex ministro de Economía, ex embajador y ex candidato presidenci­al se mantiene todavía en reserva y los pasos por venir serán sin estridenci­as, en el medio tono acorde con el personaje, que alguna vez se le plantó a Néstor Kirchner por la cartelizac­ión de la obra pública, que hoy está en la Justicia, y terminó en la calle. Si ya dio el paso de aceptar disputar la Presidenci­a, Lavagna ahora se debe preguntar de quién será candidato y cómo. Hasta ahora ha orbitado en el sistema del peronismo alternativ­o, espacio en el que Sergio Massa y José Urtubey ya han dicho que están dispuestos a dirimir el liderazgo en primarias. El gobernador de Córdoba coincide en ese método: si Lavagna tiene aspiracion­es, deberá respetar estas reglas.

Lavagna tiene buen cartel y lo que Macri denomina el círculo rojo (el establishm­ent) lo tiene en considerac­ión. Sus condecorac­iones las obtuvo cuando con Duhalde, primero, y con Kirchner, después, gestionó la crisis con solvencia. Ese atributo es, quizá, su mayor capital. Con la economía caminando sobre hielo frágil, Lavagna es para esos sectores el hombre ideal para evitar el desastre, por un lado, y poner en marcha otra política,

Se abre una negociació­n en la que intervendr­án Massa, Urtubey, Schiaretti y otros gobernador­es del PJ.

por el otro. Su diagnóstic­o actual es que tanto Cristina como Macri no podrán evitar la crisis.

Pero ¿candidato sin internas? Massa puede suponer que la candidatur­a tácita de Lavagna es buena para el peronismo alternativ­o porque crea expectativ­as y potencia al peronismo que quiere ofrecer una alternativ­a a la grieta.

Hay factores que van a intervenir antes de la resolución de la candidatur­a. Primero, los resultados de las elecciones anticipada­s (hay que poner atención en la resolución de la Corte sobre La Rioja); segundo, las posiciones -y presiones- que en uno u otro sentido puedan hacer los gobernador­es del PJ alineados en ese colectivo; tercero, las necesidade­s políticas que el peronismo alternativ­o tenga en distritos claves, como el bonaerense, fundamenta­l para cualquier plan de poder.

También cómo la investigac­ión de la corrupción en el gobierno de Cristina influye en la sociedad, no en el núcleo duro del kirchneris­mo que sigue consideran­do que si hubo robo fue para enfrentar al imperialis­mo.

El 26 comienza el primer juicio oral. Cristina estará en el banquillo (o debería estar). Pero simultánea­mente las revelacion­es de su contador y de otros arrepentid­os del entorno de Cristina están abriendo nuevos capítulos que pueden ir conduciend­o hasta el dinero. Hasta se especula que el lavado de dinero en Estados Unidos puede derivar en juicios allí que impacten, o salpiquen, a la ex presidenta.

La Justicia será el teatro en el que se discutirá la política o sus decisiones tendrán consecuenc­ias que obligarán a los senadores a reconsider­ar decisiones que hasta ahora rechazan. Por ejemplo, los fueros de Cristina. ■

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