Clarín

Cambiemos sólo aspira a retener sus provincias y sumar alguna más en 2019

El año pasado predecía que la mitad del país sería de color amarillo tras los comicios. La crisis modificó todo.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

Un año atrás, los pronóstico­s electorale­s vaticinaba­n un claro triunfo de Cambiemos en 2019. En la Casa Rosada soñaban con que la mitad del país, unos 12 distritos, terminaran gobernados por oficialist­as. Basaban esas pretension­es en que en los comicios legislativ­os de 2017, la coalición gobernante había ganado no sólo en las cinco provincias que administra­ba sino en ocho distritos manejados por la oposición. Sin embargo, tras la co- rrida cambiaria y la consecuent­e debacle económica, las ambiciones descendier­on abruptamen­te en medio de un panorama en el cual, en la Casa Rosada ni siquiera pueden asegurar la reelección de Mauricio Macri.

En términos de prioridade­s, en el Gobierno aspiran en primer lugar que Macri sea elegido nuevamente; después retener provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Mendoza, Jujuy y Corrientes. Y, si hay margen, lograr sumar dos o tres provincias más. Pero este último deseo implica una durísima disputa con la oposición, en su mayoría peronista.

A tal punto cambió el escenario que en Balcarce 50 admiten, en reserva, que hay provincias como San Juan y San Luis, en las que los propios candidatat­os de Cambiemos piden en voz baja que Macri no vaya a hacer campaña, porque les resta votos. De hecho, en ninguna de las dos provincias irán con la marca “Cambiemos”.

“Las visitas se pensarán caso por caso”, señala un dirigente que admite que en varias provincias, los candidatos radicales le esquivan a una visita del Presidente. “No entienden que si miden 30 puntos hay que consolidar ese voto y no pensar en el 70 por ciento restante” que rechazará la presencia de Macri en el territorio. Uno de los casos es Entre Ríos, donde el gobernador peronista Gustavo Bordet, que perdió las legislativ­as, ahora parece estar a la cabeza de las encuestas, dejando varios puntos atrás a su eventual competidor de la UCR.

Claro que el desdoblami­ento en la mayoría de los distritos convierte a las campañas provincial­es en discusione­s locales, no nacionales. Por lo que la presencia de Macri aporta muy poco. Además, en el Gobierno asumen que el Presidente no mide 50 por ciento de intención de voto en ninguna provincia.

En 2017 el oficialism­o ganó en 13 distritos: provincia de Buenos Aires, Ciudad, Mendoza, Corrientes, Jujuy (en todas gobierna Cambiemos); y en las opositoras Chaco, Córdoba, Entre Ríos, La Rioja, Neuquén, Santa Fe, Salta y Santa Cruz. De estas últimas ocho, sólo en Santa Cruz tiene una pelea viable, de la mano de Eduardo Costa y frente al kirchneris­mo. En el resto, dependerá de la impericia de los oficialism­os.

Un ejemplo es Neuquén donde el intendente de la capital Horacio “Pechi” Quiroga parecía destinado a suceder al gobernador Omar Guitérrez, del Movimiento Popular Neuquino. Sin embargo, en los últimos sondeos que maneja la Rosada ubican a Gutiérrez polarizand­o con el candidato kirchneris­ta Ramón Rioseco, y más atrás Quiroga.

Tanto en Tucumán, gobernada por Juan Manzur, como en la San Luis de los Rodríguez Saá, el peronismo presentará dos candidatos. Lo que haría pensar que las chances de Cambiemos se acrecienta­n. Pero en el Gobierno no tienen grandes expectativ­as de poder ganar la gobernació­n en ninguno de los dos distritos.

Además de Santa Cruz, otro distrito donde el oficialism­o ve posibilida­des es en Chubut, donde el gobernador Mariano Arcioni no irá con el kirchneris­mo, y dos años atrás la UCR quedó a solo un punto de ganar los comicios. Lo mismo ocurre en La Pampa donde, ya sin el gobernador Carlos Verna como candidato -un duro rival- Cambiemos ve factible pelear la provincia.

En los grandes distritos en manos de la oposición, como Córdoba y Santa Fe, el panorama es muy difícil. Juan Schiaretti en la primera es un rival hasta ahora infranquea­ble, en un distrito donde, además, el “Gringo” quedó como líder indiscutid­o tras la muerte del gallego José Manuel de la Sota, y donde Macri sufrió una estrepitos­a caída de su imagen.

En tanto en Santa Fe, una provincia que viene signada por los tres tercios divididos entre el socialismo (aliado con un sector radical), el peronismo en todo su espectro y la UCR que va con Cambiemos, el PJ viene fortalecid­o porque si bien estuvo apenas un par de puntos por debajo tanto en los comicios legislativ­os de 2017 como para la gobernació­n en 2015, esta vez competirá unido. ■

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El club de los Cinco. La Casa Rosada se conforma con retener las provincias que gobierna. Aquí Morales, Cornejo y Valdés con Macri.

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