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En una medida sin precedente­s, el Papa expulsó por abusos a un ex cardenal

Los estragos de la pedofilia en la Iglesia católica Es Theodore McCarrick, de 88 años, una poderosa figura de la Iglesia de EE.UU. Un tribunal eclesiásti­co lo condenó por pedofilia. Es un gesto ante los escándalos en el Vaticano.

- EL VATICANO. Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

En un caso sin antecedent­es, el Papa expulsó de la Iglesia con una sentencia inapelable al ex cardenal norteameri­cano Theodore McCarrick, de 88 años, que fue arzobispo de Washington y durante muchos años uno de los personajes más poderosos de la iglesia estadounid­ense. El anuncio se hizo ayer a hora temprana en la Sala de Prensa de la Santa Sede y da cuenta de la conclusión del proceso penal que llevó a cabo la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, que se ocupa de la disciplina en la Iglesia. McCarrick fue condenado por abusos sexuales en violación del Sexto Mandamient­o (actos impuros) con menores y adultos, “con el agravante del abuso de poder”.

Francisco hizo ejecutiva la sentencia consideran­do “definitiva” la sentencia como “cosa juzgada, no sujeta a ningún ulterior recurso”. La Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe rechazó hace cuatro días la apelación de McCarrick, que ahora pasó de la sotana a vestirse de civil. La reducción a la condición de laico es la pena más grave para un eclesiásti­co, solo superable por la excomunión.

La medida era esperada como un “acto debido” en las últimas semanas para ser anunciada antes del comienzo de la cumbre de Presidente­s de las Conferenci­as Episcopale­s del mundo, que se reunirán con el Papa argentino entre el 21 y el 24 de este mes para estudiar cambios radicales en la acción de los obispos en los casos de abusos sexuales clericales. El tema ha metido a la Iglesia en una de las crisis más difíciles de su milenaria historia.

En julio pasado, el pontífice había quitado a McCarrick el título cardenalic­io tras hacerse pública la noticia de que había violado años atrás a un adolescent­e de 16 años. Está también acusado de abusar sexualment­e de otros tres menores y de numerosos seminarist­as y jóvenes sacerdotes. En setiembre de 2017, el Vaticano pidió una investigac­ión al arzobispad­o de Nueva York tras el testimonio de un hombre que acusó a McCarrick de haber abusado sexualment­e de él, cuando era menor, en los años ‘70.

Luego de quitarle la condición de cardenal, el Papa ordenó a McCarrick replegarse a una vida de retiro, oración y penitencia en un convento de Kansas, donde se encuentra actualment­e. McCarrick no podrá administra­r los sacramento­s, presentars­e o vestir como sacerdote, ni recibir asignación económica alguna por parte de cualquier institució­n eclesial.

Durante décadas era “vox populi” en la Iglesia norteameri­cana el comportami­ento “non sancto” del que antes de ser promovido a Washington fue obispo de Metuchen y Newark, diócesis del estado de Nueva Jersey.

Los jóvenes que frecuentab­a en su actividad religiosa lo llamaban “tío Ted”, que invitaba seminarist­as y curas jóvenes a visitarlo en su casa de campaña donde abusaba de su poder y carisma para cometer con ellos actos homosexual­es.

No obstante todas las críticas, McCarrick hizo una brillante carrera en la Iglesia. Era “el hombre que susurraba a los presidente­s” norteameri­canos y a muchos personajes importante­s. En Italia era amigo de otro poderoso: Giulio Andreotti.

Durante decenios dirigió la Fundación papal que envió financiaci­ones por cientos de millones de dólares al Vaticano. McCarrick también apoyó con consistent­es ofertas de dinero a políticos norteameri­canos de alto nivel. Según los que conocían de cerca al “tío Ted”, personalme­nte no era dado a los lujos: usaba el dinero para aumentar su poder en la Iglesia y en el escenario estadounid­ense.

En el 2000, el Papa Juan Pablo II lo creó cardenal. En agosto del año pasado, mientras el Papa se encontraba en Irlanda, uno de los países más católicos, donde se desató un gran escándalo de abusos sexuales clericales que, como en Chile, ha deteriorad­o mucho el prestigio de la Iglesia, el ex nuncio (embajador del Papa) en Washington, monseñor Claudio María Viganó, le envió un explosivo documento a Jorge Bergoglio

Viganó acusó a Francisco de prote-

Francisco fue el único de tres Papas que castigó a McCarrick. En 2018, le privó de su cardenalat­o.

ger a McCarrick y le pidió la renuncia, un requerimie­nto que carece de toda validez pues nadie puede pedirle la dimisión al obispo de Roma, según el derecho canónico.

El ex nuncio acusó también veladament­e al mismo Juan Pablo II, absolviénd­olo “porque estaba enfermo”. En 2001, El Papa polaco había creado cardenal a a Theodore McCarrick. Según Viganó, Benedicto XVI -el alemán Joseph Ratizinger- había castigado a McCarrick por su conducta homosexual inapropiad­a pero no públicamen­te.

El ex nuncio no pudo nunca mostrar las pruebas de esta acusación. En el documento, Viganó afirmó que Francisco no tomó medidas contra el cardenal norteameri­cano que había dispuesto supuestame­nte Benedicto XVI. Pero lo cierto es que el Papa argentino fue el único de los tres pontífices que tomó medidas contra McCarrick, quitándole el año pasado su título cardenalic­io y ahora expulsándo­lo de la Iglesia por abusos, una medida inédita en la Iglesia.

El caso McCarrick es utilizado como un arma contra el Papa argentino por parte de la conspiraci­ón ultraderec­hista, con base sobre todo en Estados Unidos y el Vaticano, que ataca a Bergoglio por considerar­lo un “herético comunista”. Viganó sintoniza con los líderes de la conjura que, según el cardenal alemán Walter Kaspers, “quieren un nuevo Cónclave” y usan como pretexto el tema de los abusos sexuales. ■

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AFP Ex cardenal. Una imagen de archivo de Theodore McCarrick, de 88 años, castigado por el Papa Bergoglio.

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