Los Oscar, los K, Macri y una de espías criollos
Todo indica que el próximo domingo, el Oscar a la Mejor Película se lo van a llevar Roma o Green Book. Ambas, cada una con su tono y con sus códigos, coinciden en hablar de la amistad pese a la desigualdad. Lo llamativo, también, es que los personajes principales de las dos existieron, fueron personas de carne y hueso.
No es por chauvinista, pero si los guionistas hollywoodenses hubieran mirado un poco más hacia estas tierras, habrían encontrado material igualmente interesante si de buscar historias “basadas en la vida real” se trataba.
Para no ir muy atrás, están los 12 años de kirchnerato. Que más que un filme podrían inspirar una megaserie de Netflix.
Habría algunas complicaciones, es cierto. Para empezar, sería difícil hacer creíbles para el mundo escenas como un exsecretario de Estado revoleando bolsos con dólares sobre la pared de un convento, la subtrama del ministro de Economía luego vicepresidente que se compra la fábrica de hacer billetes y el detalle magnífico del matrimonio presidencial haciendo volar la flota presidencial para recibir los diarios por la mañana en su retiro sureño. El verosímil, lo llaman en literatura. Imposible que un sueco o un japonés acepten que eso pudo suceder en la vida real.
Mejor pensar en películas. De terror hay varias posibles. Por ejemplo, una basada en la tragedia de Once, que mezcle las historias de las víctimas con el sistema montado por los funcionarios de entonces para quedarse con el dinero destinado a mejoras y reparaciones que hubieran evitado el choque fatal.
De amor cuesta encontrar, pero donde sin duda hay material abundante es en el suspenso. Las de espías, sobre todo.
El caso Nisman, sin dudas (y desgraciadamente), tiene todos los ingredientes para con- vertirse en una de esas películas que obligan a mirarlas sentados en el borde de la butaca. Nada que envidiarles a clásicos como I… como Ícaro, con Yves Montand.
Inmediatamente después de la historia del fiscal asesinado surge otra trama que tiene la ventaja de ser de súper actualidad: la supues- ta extorsión contra Pedro Etchebest por parte de un personaje que sí parece de ficción como el abogado Marcelo D’Alessio, quien ayer declaró cuatro horas en Dolores.
El argumento incluiría a figuras conocidas de la política de hoy y de siempre, como Mario Montoto. Este podría tener su propio film. Mi- litante montonero, apoderado de Firmenich, en los 90 pasó al sector privado, vendió cámaras de seguridad a provincias y municipios hasta hacerse rico. Hoy preside la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y tuvo que salir a hablar en público para despegarse del abogado mediático detenido el viernes: dijo que lo conocía, pero que no lo había recomendado para trabajar en el Ministerio de Seguridad con su exconmilitona, Patricia Bullrich.
Pero también, por qué no, argentinos al fin, podríamos inaugurar un nuevo género: la ciencia ficción basada en hechos reales.
Se podría contar la lucha electoral entre dos candidatos. Uno protagonizó el mayor caso de corrupción documentada del país. El otro termina su tercer año de gobierno con un índice de inflación cercano al 50%. Todo arranca con una elección interna abierta pero no obligatoria en La Pampa, el 17 de febrero. El núcleo dramático, que se definirá el 24 de noviembre en un balotaje, es que ambos son amplios favoritos en las encuestas. Uno de los dos volverá a manejar los destinos de la nación. Imbatible, ¿no? ■
Los guionistas de Hollywood podrían encontrar aquí material insuperable.