Clarín

“La conducción es un don”

El locutor con más de tres décadas de aire debutó con ciclo propio, “Frecuencia 710”, los sábados, por Radio 10.

- Federico Ladrón de Guevara flguevara@clarin.com

Jorge Porcel, Mario Sánchez, Luis Landriscin­a, José María Muñoz, Héctor Larrea, Antonio Carrizo, Juan Alberto Mateyko, Enrique Llamas de Madariaga... Una verdadera selección retro, un combinado de estrellas vintage.

Ricardo Guazzardi trabajó con todos ellos y muchos más durante una larga estadía en radio Rivadavia: 32 años. Entre otros menesteres, fue “locutor de las transmisio­nes de automovili­smo y de fútbol”. Fue “periodista”. Y fue conductor de su propio programa, El sillón de Rivadavia, un clásico de la emisora ubicada sobre la calle Arenales.

Después, en 2017, siguió su carrera en Continenta­l. Y ahora acaba de debutar, los sábados de 18 a 21, en Radio 10. Su ciclo se llama Frecuencia 710. Lo acompañan la locutora Norma Aguilera (“Normita, una genia, yo le digo ‘La chica 10’, la única mujer que se recibió con 10 absoluto en el ISER”, dice) y los columnista­s Gabriel Fresta (especialis­ta en espectácul­os) y Lautaro Villamor (deportes).

“Es un programa de actualidad pero en un tono ameno, relajado”, explica Guazzardi a Clarín.

“Va los sábados a la tarde y, entonces, el que lo escucha está lavando el auto en la vereda, o llevando a su hijo al cumpleaños de un amiguito, o empezando a preparar el asado”.

Si se trata de establecer diferencia­s respecto del programa que lideraba en Continenta­l, Guazzardi comenta: “En Continenta­l son muy importante­s las transmisio­nes de fútbol. Entonces, muchas veces me pasaba que me llamaban un día antes para decir que mi programa iba a tener una hora menos porque había que hacer la previa de, por ejemplo, San LorenzoDef­ensa y Justicia... Ahora es distinto: sé cuándo empieza y cuándo termina cada programa, en qué momento va la tanda y no tengo que cancelar entrevista­s que ya están preproduci­das”.

Guazzardi cambió de dial y de audiencia. Sobre el público que lo sintoniza en Radio 10, aporta: “Continenta­l es muy fuerte hacia el interior de la provincia de Buenos Aires: Luján, Chascomús, Tres Arroyos... Radio 10, en cambio, tiene mucha llegada a los tacheros. Creo que, en eso, influye cómo se respeta el “top” del informativ­o, la puntualida­d con que se leen las noticias... Al tachero le gusta estar muy bien informado. También hay gente que me sigue de mi paso por Continenta­l y, por supuesto, de Rivadavia”.

A la hora de analizar qué fue lo que más cambió en la radio en los últimos años, Ricardo no duda: “La influencia de las redes sociales”, dice. Y detalla: “Cuando yo empecé a trabajar en radio, no existían las FM... Y eran muy pocos los conductore­s que se consagraba­n: Carrizo, Larrea, Fernando Bravo... Después, las primeras FM só- lo pasaban música... Algo similar ocurría con los canales de cable, que sólo transmitía­n películas... Pero se impuso la tecnología. Y cambió todo. Con las redes sociales, además, se replica rápidament­e lo que sucede en los programas. Si yo le hago una entrevista a Fátima Florez, por ejemplo, a los 15 segundos ya se puede leer por las redes de Radio 10. Y eso te da una polenta que antes no existía”.

Guazzardi, que también dio clases de locución, evoca sus tiempos en Carburando y sostiene que, “aunque parezca un chiste”, esa tarea le dio “una gran velocidad” para salir al aire. “Los relatores me abrían un huequito y yo tenía que entrar para meter el aviso de tal neumático... Después, en las transmisio­nes de fútbol, Juan Carlos Morales me empezó a dar más espacio y yo decoraba las publicidad­es con frases como ‘en esta maravillos­a tarde en el estadio Monumental...’. Así fui arrancando. Pero el que me dijo que tenía que dedicarme a la conducción fue Carlos Infante, que hoy es el director de contenidos de la 10... La conducción no se estudia. No es una profesión, es un don. Y te vas haciendo con el correr de los programas”.

Sobre los “desafíos para esta temporada”, el conductor plantea: “Me gustaría hablar con distintas figuras, como vengo haciendo desde hace mucho tiempo. A veces te sale bien y a veces es como remar en dulce de leche repostero con dos escarbadie­ntes, como cuando me tocó hablar con Paloma Herrera, que es la mujer que mejor baila, pero es muy difícil sacarle una palabra... Más allá de esto, también me gustaría dedicarle un espacio al tipo que se dedica a producir cerezas, y ver cómo hace para exportarla­s”.

A los 66 años, Guazzardi también está al frente de un programa de TV: Íntimo y personal, por Metro. “Lo grabamos en el sótano del bar Petit Colón, en la zona de Tribunales. Si lo hiciéramos arriba, se escucharía el sonido de las cucharitas...”, explica. Y agrega: “En la radio, yo tenía un gran defecto: para que no hubiera bache, no dejaba hablar a los entrevista­dos, me les encimaba... Pero en la tele aprendí a escuchar: puedo quedarme callado y poner cara de angustia o de sorpresa, entre tantas otras caras”.

De esas entrevista­s mano a mano, en las que los invitados cuentan “experienci­as personales”, la que más lo conmovió fue la que le hizo al actor Rodolfo Ranni. “El Tano contó sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial... Las vivió en carne propia, tenía ocho años, estaba con su familia en la zona de Trieste... Sufrió mucho. El Tano hablaba y se hizo un silencio sepulcral. Los camarógraf­os seguían su relato con atención. Los productore­s, lo mismo. El otro invitado que me impactó mucho fue Roly Serrano, también actor. Tuvo una infancia muy difícil. Sus padres lo golpeaban... A Roly, además, le pedí que me hiciera un pedacito de su personaje El Sapo Quiroga, el líder de la banda que manejaba la cárcel en El Marginal. Y fue impactante. Roly bajó la cabeza, se puso en la piel del Sapo y... sí, ¿la verdad? Me dio mucho miedo”. ■

Se impuso la tecnología. Y cambió todo. Las redes sociales te dan una polenta que no existía”.

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También en televisión. A los 66 años, Guazzardi conduce Íntimo y personal, por Metro.

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