Una mesa con amigos

En el recuerdo de todos los que fuimos sus amigos, la imagen de Clásica y Moderna se confunde rotundamente con la figura de esa librera inolvidable que fue Natu Poblet. Un espacio que volvió a nacer con la remodelación del lugar y con algo que por esos tiempos –fines de los ‘70no era frecuente: cursos, talleres de lectura y presentaciones de libros. No voy a olvidarme de haber escuchado a David Viñas o a Enrique Pezzoni -en momentos en los que tocar ciertos temas, aun literarios, era un riesgo- introducirnos a nosotros, jóvenes asistentes ávidos de significados, hablar de escritores latinoamericanos o de su propia obra. Luego vendría el restaurante, con su piano, y también allí podíamos disfrutar de copas mientras alguien se levantaba y buscaba un libro apreciado. Paco Poblet, su hermano, la acompañó en su aventura. Yo misma di allí mi primer taller de lectura, inspirada en lo que nuestro amigo José Donoso venía haciendo en su casa Santiago: una escena de novela emblemática y a partir de allí la lectura de otros textos. Como su profesión original era la arquitectura, Natu ponía el énfasis en la luz adecuada. Su mesa era una mesa compartida con sus amigos. Y permítanme decir que esto no va a ser un adiós, sino un hasta luego. Porque Clásica y Moderna volverá a renacer. ■