Las fanáticas del orden ya se pusieron en acción
Son cinco argentinas que dejaron sus actividades para dedicarse a organizar los vestidores y las casas de sus clientas. También las ayudan a deshacerse de las prendas que no usan y ocupan un lugar preciado en el hogar.
Algunas están influenciadas por la japonesa Marie Kondo, la reconocida gurú que ayuda a sus clientes a deshacerse de lo que sobra y a elegir la felicidad. Otras comenzaron como un hobbie ordenando los vestidores de sus amigas hasta que se dieron cuenta de que tenían pasta para hacerlo profesionalmente. También están las que encontraron en este incipiente rubro una salida laboral que les permite tener independencia y autonomía.
Dependiendo de la cantidad de ambientes y de las horas que demanda una jornada laboral, este tipo de trabajos suele cobrarse entre $ 2.500 y $ 6.000 por día. Y en varios casos no sólo se limitan al servicio estándar de enseñar a ordenar los diferentes lugares de la casa, sino que también incluyen la integración de bauleras a los departamentos, y mudanzas, desde el embalaje hasta el traslado y posterior distribución en el nuevo hogar. “Cuando estábamos buscando nuestro segundo hijo, mi marido me regaló para Navidad el libro de Marie Kondo, La magia del orden. Siempre fui fanática de estos temas, lo que no sospechamos es que me iba a cambiar la vida”, cuenta Elizabeth Maulhardt (37), que conoció personalmente a la gurú del orden en un seminario que hizo en Nueva York, en mayo de 2018.
A partir de ese momento, Maulhardt trabaja aplicando el Método KonMariw: organiza las casas por categorías en lugar de por ambientes, y de a una persona por vez. “Se empieza haciendo una gran montaña con toda la ropa. Luego, el cliente toma cada una de las prendas con sus manos y evalúa lo que siente. Si le provoca algo lindo, lo separamos para que se lo quede, si no se separa para donar, regalar o vender. Una vez terminado de aplicar ese filtro, vemos cómo la guardamos de la me- jor manera posible. Me gusta pensar que hago una especie de terapia; se aprende una herramienta de bienestar”, sostiene.
Laura Grass (42) es abogada y en 2006, además de casarse, dejó de trabajar en el Ministerio de Economía. Hace más de cuatro años, cuando se separó del padre de sus hijos, empezó a ayudar a sus amigas a ordenar sus vestidores, ya que siempre -dice- fue muy organizada. En su caso, todo empezó como un pasatiempo mientras los chicos estaban en el colegio. Sin embargo, lo que arrancó siendo un hobbie terminó convirtiéndose en una actividad.
“Mi trabajo se basa en optimizar al máximo los espacios de manera inteligente y personalizada, para que mis clientes sepan lo que tienen y así evitan comprar innecesariamente. Las personas suelen aferrarse mucho a lo material y cuando empiezan con el cambio se dan cuenta de que pueden usar todas sus cosas y ayudar al mismo tiempo. Pasa que las mujeres, al quedarles todo a la vista, vuelven a tener ganas de ponerse muchas prendas, y me mandan fotos con sus cambios”, sostiene.
Cuando estaba terminando la facultad, Estefanía Kupchik (34) puso junto a su hermana un local de ropa en Palermo. Posteriormente, trabajó varios años para una marca de indumentaria masculina en el área administrativa y de diseño. Cuando quedó embarazada lo dejó para dedicarse más a su familia. En ese momento se dio cuenta de que podía emprender un proyecto por su cuenta de lo que realmente le apasionaba.
“Siempre miraba y leía todo lo relacionado a la organización, particularmente en los Estados Unidos, donde tuve la posibilidad de capacitarme y trabajar. Soy organizadora profesional, diseñadora, decoradora y personal shopper. Organizo todas las áreas de la casa y también las oficinas, depósitos y bauleras. Amo ver las expresiones en las caras de mis clientes al finalizar el día”, expresa Kupchik.
Candelaria Negri Biasutti ( 34) empezó leyendo páginas en Internet buscando en qué países del mundo había organizadoras profesionales. Posteriormente viajó a Nueva York para participar del seminario de Marie Kondo. Ya hace más de dos años que arrancó con su emprendimiento. “La confidencialidad y la discreción respecto a los clientes y personas que asisten a nuestros workshops son fundamentales. Se están abriendo y contando sus mayores vulnerabilidades e intimidades. Lo más importante es poder tomarme mi tiempo y darme
Lo que más les angustia a las clientas donde conviven familias es el orden sostenido por un solo miembro”, argumenta Negri Biasutti.
Mi trabajo es optimizar los espacios de manera inteligente y personalizada. Las personas suelen aferrarse a lo material”, dice Grass.
el placer de conocer a las personas con las que vamos a trabajar y a desafiar el tan temido caos”, dice Negri Biasutti.
A través de una experiencia personal al remodelar su casa, la empresaria Mariana Abraham (52) se conectó con el mundo de la organización y el orden. Y a raíz de esa vivencia creó un emprendimiento relacionado a la venta de la línea más completa de organizadores para el hogar. “La organización generó una transformación positiva en mi vida. Vivir organizados nos permite sentirnos livianos, todo fluye mejor. Hay un despertar mundial con necesidad de orden y organización para despejar nuestras mentes, mejorar nuestra salud y vibrar mejor”, comenta Abraham.
“Cuando estoy trabajando, una de las inquietudes que me plantean es saber si necesitan artículos especiales para lograr organizarse. Yo trato de usar primero lo que tienen, en la mayoría de los casos asesoro en cuanto a la compra y también acompaño o me ocupo, según la situación en particular. Les preocupa cómo hacer el descarte de las cosas y cómo resolver lo que sacan del guardarropas, para lo cual las organizo en cajas rotuladas o bolsas en categorías: lo que se tira, lo que se regala, lo que se dona y lo que se vende -sostiene Grass-. Luego de terminado el trabajo, la mayor preocupación radica en cómo mantener ese orden logrado, entonces les explico las técnicas que utilicé y, si la persona dueña de la casa no realiza ese orden, capacito al personal para que lo pueda sostener en el tiempo. Así se generan hábitos y todo perdura en el tiempo”.
“Me contactan por los motivos más variados y disímiles. Y el argumento más recurrente y que parece generar más angustia son las casas donde conviven familias y el orden y la organización es sostenida por un solo miembro. Este punto suele ser el que más inquieta y se trata de cómo hacer para que todos se involucren, para que dejen de ser las mujeres las únicas encargadas”, concluye Negri Biasutti.