Motochorros: propone controles más rigurosos
Todos sabemos qué cosa debemos poner en práctica, ésa que ni siquiera es costosa. Los medios están, sólo hay que ponerse delante del problema. Como vivo en Mendoza, aunque no escapamos a una situación “nacional”, vemos todos los días el vía crucis que los porteños y habitantes del conurbano, de los barrios, sufren sin pausa y sin visualizar medidas contundentes para salir de la trampa que los motochorros ponen en práctica impunemente. Se deberían implementar controles móviles con tres agentes, hoy en tal esquina, mañana en otra, o en otra, deteniendo “cada” -repito: “cada”- moto que cruza el puesto para solicitar documentación del conductor y del acompañante. En la mayor parte de los casos se trasladan sin casco, con gorras y/o capuchas, infracción suficiente para detener la circulación.
Es increíble que nos den “estadísticas” que hablan de miles de uniformados con misión de calle. ¿Será personal al que no le hacen controles visuales? Las motos en esas condi- ciones son fácilmente reconocibles y además otra señal a tener en cuenta es cuando circulan en equipo de a dos vehículos. ¿Cómo no sospechar? O al menos prevenir, o poner en marcha un alerta.
Los ven los vecinos, los chicos, los grandes, los chicatos, los distraídos...¡Oh casualidad!: los policías no los ven. Lo único positivo que encuentro es haber colaborado con la Academia de la Lengua aportando una nueva palabra: motochorros. En plural, y no es poco.