Clarín

El empresario top del fútbol

CHRISTIAN BRAGARNIK

- Mariano Verrina mverrina@clarin.com

De Coudet a Benedetto, maneja a cientos de jugadores, técnicos, a Defensa y Justicia y clubes de México.

El dedo anular de su mano izquierda brilla. En tres palabras se define. Será el resumen de una hora de entrevista. No pasa nada. Y es inevitable que el mensaje del anillo remita al anillo más famoso de la historia del fútbol argentino. Que aquel “No todo pasa” de Julio Grondona se una al “No pa- sa nada” que decidió grabarse Christian Bragarnik. Aunque para esto, como para todo, el representa­nte que tiene bajo la suela la pelota del fútbol argentino tendrá su explicació­n. “¿Querés que te diga la verdad? Algo tendrá que ver el anillo de Grondona, obviamente. Para mí siempre fue un referente, una persona que admiraba mucho y que ha hecho cosas importante­s en la historia del fútbol ar- gentino. Pero la frase viene de una canción de cancha que se cantaba cuando Defensa y Justicia todavía estaba en el ascenso. Era algo así: ‘Nooo, pasa nada/ siempre estuvimos en las buenas y en las malas’. Es por eso. Aunque lo de Grondona algo tiene que ver, claro”.

En Yerbal, a metros de Boyacá, el videoclub Leyland se convirtió en la primera oficina de Christian Bragar- nik. El sueño de jugar en Vélez, el club de sus amores, había quedado lejos de hacerse realidad. Hizo inferiores en Comunicaci­ones y Almagro y jugó un puñado de partidos en Justo José de Urquiza y Yupanqui, en la Primera D. Una señal le resultó inequívoca: Yupanqui ganó 7-2, el DT Darío Tonon, que era su amigo, lo había puesto de 9 y él no pudo marcar ningún gol. Fue su último partido.

Por ese entonces llevaba casi una década grabando partidos de fútbol en VHS. “En ese momento la gente sólo alquilaba los estrenos y llegaba un momento en que quedaban un montón de casetes apilados sin sentido en el videoclub. Yo los agarraba y los regrababa con partidos de fútbol. Por gusto, por hobby”, recuerda.

Ahora se reclina en una de las confortabl­es sillas de su oficina, ubicada en el corazón de Puerto Madero. Ya charló con un empresario estadounid­ense, ya pasó unos minutos por ahí Gabriel Arias, el arquero de Racing, ya se puso al tanto de las gestiones para reclamar los puntos que Defensa y Justicia perdió ante Botafogo. Ya vibró una infinidad de veces su celular.

—¿Cómo se salta de tener un videoclub a ser uno de los empresario­s más poderosos del fútbol argentino?

—Yo no reniego para nada de mi pasado. Es más, antes del videoclub trabajaba en un supermerca­do chino y acomodaba cajones. Pero siempre me gustó el fútbol. Trabajé mucho para llegar.

—¿Pero cómo se salta? ¿Cómo fue ese arranque?

—A mí me ayudó que jugaba al fútbol y que conocía a gente del ambiente. Un día vino a pedirme una mano (el representa­nte) Daniel Comba, que es un amigo de la vida. Él sabía que yo editaba videos para casamiento­s y que me gustaba grabar partidos, entonces me dijo que lo ayudara con las imágenes de un jugador. Y quedaron bien. Bah, se ve que quedaron contentos. El jugador era Usuriaga, el Palomo.

—Vos no llegaste a hacer tu carrera como jugador. ¿Eras malo o tenías un mal representa­nte?

—Yo digo que era normal.

—¿Un jugador normal con un buen representa­nte puede llegar lejos? —Para mí, no. Los protagonis­tas son ellos, los jugadores o los técnicos. Ahora, desde este lado, trato de representa­r a los que sé que son buenos, porque son los que me pueden dar un éxito prolongado. Y eso genera que tengan confianza en vos. Por eso cuando dicen “mirá, esos dos técnicos son de Bragarnik” o “tiene tal o cual jugador”... Pero son buenos. ¿Y entonces? ¿Cuál es el problema?

—Hay varios técnicos que representá­s a los que no les fue bien pero que igual aparecen como opción cada vez que un club se queda sin entrenador. Eso resulta raro.

—Para mí no es raro. Porque no todo tiene que ver con resultados. De los técnicos que tengo creo que todos presentan buenos proyectos, buenas ideas y que por eso después consiguen trabajo.

—También debe ser más sencillo pa-

ra un presidente pedirte el DT y, de paso, tratar de conseguir jugadores de tu escudería para reforzar el club.

—Pero yo no obligo a nadie. Evidenteme­nte si ven el trabajo que hicimos en Defensa y Justicia, si ven lo que mejoró Racing con todo el trabajo junto a Víctor Blanco, o la continuida­d a lo largo de los años que muestra Godoy Cruz... Además, hay muchos representa­ntes que tienen varios jugadores en el mismo equipo y sólo se habla de Bragarnik.

—¿Por qué creés?

—Porque tengo éxito. Y eso en Argentina molesta. Entonces empiezan a buscarle la vuelta. Y obviamente es fácil decir que como trabajé en Tijuana, con lo que representa Tijuana acá... se vincula con el narcotráfi­co. Yo soy empleado del club, trabajo como abogado deportivo ahí, asesoro, y lo que hagan los dueños de las institucio­nes será cosa de ellos. Pasa en todas las empresas.

—¿Te parece bien o mal que se intente aprobar el ingreso de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) para manejar a los clubes?

—Antes que nada te digo que yo no estoy atrás de eso como viven diciendo. ¿De qué me serviría a mí? Si fuera el dueño de un club sería más difícil tener jugadores en otros clubes con los que compitan. Y además no lo veo como algo posible en el fútbol argentino. No veo que exista unanimidad de los socios en ese sentido. Lo que sí me parece es que varios clubes van a terminar derivando en una Sociedad Anónima porque su situación no da para más. —Que se pase de una asociación civil a una Sociedad Anónima cambiaría el espíritu social de los clubes. —Depende, no me parece. ¿Qué pueden hacer los socios en los clubes? ¿Qué poder de decisión tienen? ¿Pueden definir quién es el técnico o qué jugadores llegan? Yo no creo que ahora los socios decidan mucho, eh. Sólo pueden insultar en la cancha o alentar. Y en los países que se implementa­ron las SAD no veo que los hinchas estén disconform­es.

—Al menos ahora pueden elegir a quién votan como presidente.

—Sí, eso sí. Y me parece que es algo a tener en cuenta en el planteo de las Sociedades Anónimas.

—En la última fecha el Racing de Coudet y el Defensa y Justicia de Beccacece, dos de tus representa­dos, se juegan el campeonato. —Menos mal que el fixture lo armaron estadístic­os de la UBA sino hubieran dicho que lo puse yo a dedo (se ríe). A veces el destino quiere estas cosas. La verdad es que nadie hubiera pensado que Defensa iba a estar peleando. Ahí tenés el ejemplo de dos procesos dirigencia­les exitosos que tienen su fruto. Ojalá para mí que se defina el campeón antes. —¿Cómo le explicás a tu familia que el entrenador de Gimnasia te insulta a cámara ante un fallo arbitral contra Defensa y Justicia?

—Es que el fútbol argentino es así, vive buscando fantasmas en todos lados. Yo estoy tranquilo, lo de Pedro (Troglio) ya lo charlé con él y se disculpó. No pasa nada.

Así, como dice el anillo. ■

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 ?? SILVANA BOEMO ?? Tiene la pelota. Bragarnik representa a técnicos y jugadores muy importante­s y tiene peso en clubes como Racing, Defensa y Justicia, Godoy Cruz, también en México.
SILVANA BOEMO Tiene la pelota. Bragarnik representa a técnicos y jugadores muy importante­s y tiene peso en clubes como Racing, Defensa y Justicia, Godoy Cruz, también en México.

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