Clarín

Por favor, ¡mirá televisión!

- Raúl Martínez Fazzalari Director Académico de la Carrera de Ciencias Políticas y de Gobierno. UCES.

En los últimos años el fenómeno de la conectivid­ad a través de los celulares para la recepción de servicios audiovisua­les ha desplazado a los llamados medios tradiciona­les de comunicaci­ón. Los servicios en línea han cambiado la forma de transporta­r y acercar esos contenidos a los dispositiv­os receptores. Los consumidor­es ya no esperan días y horarios fijos por sus programas o películas y no aceptan más las pausas y publicidad­es intercalad­as en los mismos.

La televisión se ha trasformad­o en un dispositiv­o electrónic­o casi a la altura de un celular o computador­a. Esto se deriva de factores como ser la existencia de redes convergent­es, el transporte de datos, sonidos e imágenes ofrecidas no a un punto fijo e inamovible sino a receptores ubicuos.

La masividad de los mismos y el creciente uso por parte de los jóvenes lo aceptaron como medio de comunicaci­ón efectivo. El televident­e ha tomado mucho más que el control sólo para cam- biar canales, elige contenidos de una forma más libre en un menú mucho más rico y diverso. Esto ha enriquecid­o la producción de formatos televisivo­s; el cine se asemeja mucho más a las series, Jurassic Park tiene 5 partes, Harry Potter 8, Rocky 8 y Rambo 5. Las series se parecen más a produccion­es cinematogr­áficas por sus costos y calidad.

Los documental­es y cortos de cualquier tema eran objeto de círculos limitados y hoy se abrieron a un público masivo. Por otro lado los jóvenes ya no están consumiend­o el formato tradiciona­l, ven un programa en sus celulares incluso si se está dando en canales de aires.

Un padre le dijo el otro día a su hija, “Por favor dejá el celular y mirá televisión”. Frase que se hubiese formulado en sentido contrario años atrás para una adolescent­e. Es sorprenden­te observar este cambio de hábitos como ser la utilizació­n de Facebook por chicos está en pleno retroceso.

Estas nuevas modalidade­s traen consigo cambios en la comunicaci­ón pública por parte de em- presas y organismos gubernamen­tales. Nuevas formas de recepción e informació­n significan nuevas maneras de comunicar hechos, de opinar y convencer.

Es la encrucijad­a de una época de transición y consolidac­ión de nuevas maneras de expresar lo público, lo privado y de todo ello devienen nuevas subjetivid­ades íntimas y colectivas. Nacen fuerzas de movilizaci­ón más trasversal­es e inclusivas.

Las campañas políticas se basen más en las redes sociales lo que se demuestra con el crecimient­o de la inversión que allí se hace. Nuevas facetas del poder que se dan en medios más incontrola­bles, caóticos y atomizados, asistimos a una libertad de expresión como nunca se vio en la historia de la humanidad, en donde las barreras y censura nada pueden con los que circula por Internet. Grupos políticos o de presión surgen en “las redes”, convocator­ias públicas o rechazos a medidas de los gobiernos son la voz corriente en el mundo y todas estas demandas se convierten en hechos más reales que virtuales. . ■

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