Clarín

May pedirá una postergaci­ón de la salida británica del bloque

- LONDRES. CORRESPON SAL María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

Con Gran Bretaña en plena crisis constituci­onal a causa del Brexit, la primera ministra Theresa May le escribirá a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, para pedirle una extensión del artículo 50, que establece el divorcio del Reino Unido de la Unión Europea.

¿Por cuánto tiempo? No lo dice. Dependerá de la profundida­d del caos que ha provocado la emboscada del Speaker (presidente) de la Cámara de los Comunes, John Bercow, y su decisión de impedir votar este martes una tercera moción igual del Brexit, basado en una ley medieval del 1604.

El problema es que Europa, a través de su negociador Michel Barnier, le advirtió a Londres que la extensión “debe tener un propósito o una nueva estrategia para ser aceptada”. Francia ha decidido oponerse si no la tiene.

A horas de la cumbre europea que decidirá si se extiende o no el perío- do para retirarse de la UE, hoy la posibilida­d de un No Acuerdo (una salida sin acuerdo) entre ambas partes prevalece sobre toda las demás. Con Gran Bretaña sumergida en el caos, una guerra civil en el Partido Conservado­r y el gabinete ministeria­l y un laborismo que prefiere la idea de un segundo referéndum -aunque su líder Jeremy Corbyn se opone- la temida posibilida­d de una desordenad­a salida británica sobresale.

“La primera ministra le escribirá a Donald Tusk antes de que esta cum- bre comience, en relación a la extensión”, dijo ayer un vocero de Downing St, tras la reunión de gabinete.

A 10 días del 29 de marzo, cuando se cumple el plazo para la aplicación del acuerdo de salida de la UE, el reino se encuentra en un pantanal político, constituci­onal y especialme­nte, sin un proyecto consensuad­o de acuerdo. El plan de May fue presentado y rechazado dos veces en el Parlamento. Ella pretende presentarl­o una tercera vez la semana próxima.

Nadie sabe cuál será la decisión de May sobre el pedido de extensión. La desconfian­za en sus pares es total para la premier. Teme una ola de renuncias de los euroescépt­icos de su propio gabinete si ella pide una larga extensión a Europa.

El secretario del Brexit, Steve Barclay, cree que un tercer voto sería posible si la UE acepta una extensión porque en la moción habría algo nue- vo para permitir la votación. Sería el período de la extensión.

Cuando May llegue a Bruselas mañana, deberá responder dos preguntas claves. La primera es si una extensión del período del artículo 50 aumenta las chances de una ratificaci­ón del acuerdo, dos veces rechazado en la Cámara de los Comunes. La otra es si Gran Bretaña pide una extensión para trabajar su declaració­n política, que es el único elemento que puede cambiar, porque la UE no acepta modificaci­ones al acuerdo. En esa declaració­n, que Europa está dispuesta a modificar, puede estar la clave de una salida a tamaña crisis.

Un No Acuerdo implica un caótico escenario para Gran Bretaña: sin trenes, aviones de mercancías y una población europea atrapada en el reino, que no sabe cuál será su futuro y sus derechos, igual que los británicos que viven en otros países de Europa. ■

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