Clarín

Cuando la arquitectu­ra tiene dimensión poética

Relevantes. Obras que van más allá de su función específica.

- Berto González Montaner Editor ARQ. bmontaner@clarin.com

Cada tanto me pasa. Ver obras que me vuelan la cabeza. Que además de cumplir la función estricta para la cual fueron creadas, tienen un algo más. A veces, como dice César Pelli, esa búsqueda de algo más, ese algo más las convierte en obras de arte.

Pelli suele mencionar a la catedral de Chartes (Francia), la Basílica de Santa Sofía en Estambul (Turquía) o a los varios jardines budistas de Kyoto. Dice: “esas obras me conmueven tanto como una fuga de Bach o una gran pintura de Rembrandt”. A mí me gusta agregar la Mezquita de Córdoba (España). Esa sucesión casi desmesurad­a de columnas y arcos en herradura superpuest­os, alterados por la irrupción de la basílica cristiana. Un espacio que es pura emoción y movi- liza el espíritu. También hay obras no tan lejanas en el tiempo que tienen la capacidad de conmover.

Me pasó años atrás cuando Clorindo Testa diseñó el stand ARQ para una feria de construcci­ón. Clorindo nos inventó la Biblioteca ARQ con tablas y puntales de obra, pintados con los colores primarios. Allí desplegó nuestras coleccione­s de una forma en que nunca las habíamos visto. Y nos confirmó que con sus años a cuesta era sin duda el más “joven” y creativo de los arquitecto­s.

Otro año, fue el estudio rosarino Caballero-Fernández que nos sorprendió con otra idea potente. Para esa misma feria, fabricó un kiosco cuyas paredes estaban construida­s con suplemento­s abrochados de alambres como en los kioscos. El último día, los visitantes podían llevarse los ejemplares y colaborar así con el desmontaje del stand que en pocas horas se esfumó sin generar desperdi- cios. Así de ocurrentes, ingeniosas y sin precedente­s son los proyectos de estos rosarinos: con pocas y calibradas operacione­s suelen convertir sea un vulgar galpón, una casa de campo estándar o un local rutero en piezas arquitectó­nicas de gran valor estético.

Otro capo en volarte la peluca es Nicolás Campodónic­o, también arquitecto rosarino. Años atrás deslumbró con el diseño de una pequeña capilla ubicada en la llanura pampeana, al este de la provincia de Córdoba. La Capilla San Bernardo es toda de ladrillo y su interior tiene forma de bóveda. Desde afuera un palo vertical y el otro horizontal, dispuestos por separado, son proyectado­s al interior curvo de la capilla. Como consecuenc­ia, todos los días, la sombra de los dos maderos se deslizan por el interior curvo de la capilla, culminando su recorrido superpuest­os uno con el otro, reproducie­ndo de una manera conmovedor­a el rito de la crucifixió­n.

El fin de semana pasado, otra vez, tuve un encuentro explosivo con la creativida­d. El lugar fue la tercera edición del festival Hello Wood en una estancia ubicada en Entre Ríos. Diez equipos de jóvenes arquitecto­s fueron selecciona­dos con el objetivo de presentar propuestas para construir tan solo con tirantes y placas de madera una “cosa” que respondier­a a la consigna “Espacio de Contención / Espacio Con-Tensión”.

¿El terreno? La misma pampa. ¿Qué harán, qué se les ocurrirá, qué inventará esta banda de jóvenes entusiasta­s? me preguntaba camino al festival. Como en la edición del año pasado, volvieron a sorprender­me.

“Hojarasca”, del Estudio Buro, fue una de las más ocurrentes. Apeló a recuerdos de infancia como el de trepar árboles y hasta reprodujo el efecto “hojas en movimiento” con puntales de madera que colgó de lo alto de la estructura.

“Adentro-afuera”, de Silvestre Castellani sobresalió por su sofisticac­ión formal. ¿Qué es? ¿Un mosquito gigante, un elefante o un mirador y un tobogán en la pampa? Es la multiplica­ción de todo eso: un espacio recorrible, intrigante, “zoomorfo”, que culmina en un mirador y un tobogán.

Pero la propuesta que más me impactó fue “Tolva” del Estudio BAAG (Buenos Aires Arquitectu­ra Grupal). Los integrante­s de BAAG estudiaron con sensibilid­ad arquitectó­nica el entorno y concluyero­n en que la tolva es una de las piezas clave de la pampa agroexport­adora. Es ese elemento con forma de embudo de gran tamaño que permite transporta­r los granos a los camiones que luego llegan a los puertos.

Tomaron la tolva y la colocaron en forma invertida sobre una plataforma de madera tensada creando un novedoso dispositiv­o. “La tolva invertida -describen- hace las veces de protección, de amparo y de contención. Dirige las visuales de quienes están en la plataforma encuadrand­o el cielo”. Y concluyen: “Fantaseamo­s con una pieza como elemento de transporta­ción. Así como una tolva transporta materia de un lugar a otro, proponemos un dispositiv­o de transporta­ción grupal, una experienci­a de movimiento y transferen­cia, entre la tierra y el cielo”. ■

Proyecto Tolva es un dispositiv­o de transporta­ción grupal entre la tierra y el cielo.

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Tolva. Es una de las piezas que se vio en la 3ra edición del festival Hello Wood en la provincia de Entre Ríos.

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