La “década ganado” o cómo viajar en hora pico
Hora pico en este contexto y nosotros todavía sin el vagón rosa que salvaguarde la integridad de las mujeres. Qué cosa... todos mezclados y apretados y pisoteables; todos, menos las amas de casa. Algunes poques consiguen asiento. A la hora pico, y por obra de la casualidad, quedamos a un beso de distancia. Advierto su capa de lamé tachonado de flores, y bajo la capa, el corsé de plu- mas blancas y botas hasta las rodillas. Admirable y admirada. Y todo por culpa de la hora pico.
¿Quien la habrá inventado? A la hora pico. ¿Quien habrá tenido la idea de amontonar gente en un medio de transporte público? Es curioso, la década ganado no interrumpe su actividad pese a las estadísticas de desempleo récord. Y de pronto, la fobia: ¿cómo viajaremos cuando lo peor haya pasado o cuando llegue la lluvia de inversiones y se vean los brotes verdes en la economía?
Nos tocamos con la mirada. Tiene las pu- pilas color pan. ¿Quién será el director de la Hora Pico? ¿Cuántos años tendrá la Hora Pico? ¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido si no existiera? ¿Cuál es la verdadera hora pico? Los oficinistas tienen la suya, los insomnes, el llanto de los bebés tiene hora pico, las redes sociales.
¿Para vos cuál es la verdadera hora pico? “De 9 a 18”, me responde ella sin inhibiciones. La Línea C tiene sus curvas y cerca de Constitución quedamos ropa a ropa. Podríamos bailar un tema de Air Supply. Tan cerca quedamos que arriesgo: “¿Beldent de mentol?”. ■