Clarín

Se desinfla la salida política en Venezuela

- Ricardo Kirschbaum

Maduro denuncia que se prepara una intervenci­ón militar “del imperio” en Venezuela. El presidente encargado Juan Guaidó le retruca hoy en Clarín en el primer diálogo cara a cara que concede: “Maduro es el único que pone la intervenci­ón militar en la mesa cuando va a hablar con Bashar Al Assad y amenaza convertir al país en otra Siria”. El jefe del Comando Sur admite a su vez que tropas estadounid­enses están “listas” . Y puso un plazo: antes de fin de año.

La cuestión militar, externa o interna, forma parte del paisaje habitual de la inmensa crisis venezolana. En un reciente reportaje, Mauricio Macri ha dicho que no habrá progresos en la remoción de Maduro si no hay “fractura” de las Fuerzas Armadas, la base real del sostenimie­nto del jefe bolivarian­o.

Una conclusión evidente y que ya nadie niega es que la intensa presión política sobre el régimen chavista está perdiendo impulso y Maduro, hundido en la ciénaga de una economía desquiciad­a y de una corrupción rampante, mantiene hasta ahora el apoyo militar, con ayuda de aliados como Cuba.

Juan Manuel Santos en uno de sus últimos actos como presidente de Colombia le habría confiado a Macri que las horas de Maduro “estaban contadas” porque se produciría una sublevació­n militar inminente. Pocos días después todos los presuntame­nte conjurados esta

La internacio­nalización de la crisis venezolana amenaza con convertirs­e en un problema militar en la región

ban detenidos. Todos le adjudicaro­n entonces el éxito a la inteligenc­ia cubana, que colabora estrechame­nte con el presidente chavista, sobre todo en el ámbito militar. Es una realidad explícita como lo es, también, la presencia de asesores militares rusos en Venezuela.

La deriva de la situación venezolana es, para la región, un problema cada vez más complicado por la internacio­nalización de la crisis y la admisión tácita de que la reacción contra Maduro ha acorralado al régimen pero éste ha conseguido no solo sostenerse sino esteriliza­r esos esfuerzos. La persistenc­ia del chavismo se convierte en derrota política para todos los países que le dieron desde el vamos su apoyo a Guaidó si no encuentran una vía apta para resolver la crisis.

El delegado de Trump para la cuestión venezolana, Elliot Abrams, un halcón entre los halcones, acaba de realizar en Madrid una ronda de consultas que incluyó un diálogo con el ex presidente Felipe González, un crítico feroz de la “tiranía” de Maduro. Abrams abrió la posibilida­d de crear una suerte de cordón sanitario incruento para el actual ocupante del Palacio de Miraflores: dejar el poder y salir del país. También deben garantizar que los intereses de Rusia y China allí no se alterarán. Hay otra cuestión grave: la emigración que está convirtien­do en un problema explosivo. Se calcula que Colombia está recibiendo 5 mil por día y esa situación está creando un clima de tensión inocultabl­e. De allí es que esa hostilidad latente entre Colombia y Venezuela sea uno de los puntos en el que los analistas creen que puede producir una escalada militar, además de la presencia en territorio venezolano de la guerrilla colombiana que no pactó la paz.

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