Clarín

Elecciones 2019: falta una vida

- Alejandro Borensztei­n

Antes que nada, digamos que hay mucha gente que anda enojada porque la periodista Sandra Russo festejó públicamen­te el hecho de que la nave enviada a la Luna por un grupo de científico­s israelíes finalmente se haya estrellado durante las maniobras de alunizaje.

Yariv Bash, Kfir Damari y Yonatan Weintraub son tres jóvenes científico­s israelíes que en el año 2010 se anotaron en el concurso lunar XPRIZE de Google que otorgaba un premio de 20 palos verdes al equipo que diseñara una nave capaz de llevar un rover a la Luna, hacerlo recorrer 500 metros y mandar imágenes en alta definición. Si bien estos pibes picaron en punta y fueron los mejores entre los participan­tes, no pudieron cumplir con los plazos de la etapa final y Google decidió cancelar el concurso.

Sin embargo, los tres moishes se las ingeniaron para conseguir la guita que faltaba, se juntaron con un par de empresas y armaron la nave que en febrero despegó, esta semana llegó a la Luna y en el minuto final se estrelló.

Les pido encarecida­mente a todos aquellos que están indignados por la reacción que tuvo Sandra Russo ante el fracaso de la misión científica, que bajen un cambio, se tranquilic­en y acepten de una buena vez que vivimos en una democracia donde el que quiere ser burro y antisemita puede serlo con total libertad. No la joroben más, por favor.

Eso sí, avísenle a esta señora que los científico­s israelíes, además de desarrolla­r la tecnología para llegar a la Luna, también inventaron cientos de otras cosas fundamenta­les para la vida de todos nosotros, incluida la de ella. Desde el pendrive USB hasta el riego por goteo, pasando por los más poderosos procesador­es Intel, la siempre eficiente Epilady, la cápsula endoscópic­a, el WAZE, infinidad de descubrimi­entos y avances médicos, sofisticad­os inventos de alta tecnología y, muy especialme­nte, logros genéticos agrícolas como por ejemplo el tomate larga vida. Digo esto último para que Sandra Russo lo piense dos veces cada vez que pida una ensalada mixta. También los científico­s israelíes inventaron el tomate cherry (ojo Sandra con los pinchos de caprese).

Por favor gente, olvidémono­s de este asunto, hagamos un silencio piadoso y seamos comprensiv­os. Al fin y al cabo debe ser algo insoportab­le ser antisemita y que te griten por la calle “¡¡Chau Russo!!”.

Ahora sí, vamos a lo importante. No podemos seguir viviendo de esta manera. Faltan más de 6 meses para las elecciones y estamos sometidos a una tensión como si fuéramos a votar la semana que viene. No da. Ya no sé cómo decirlo: o le ponemos un poco de onda o vamos a llegar a octubre completame­nte desquiciad­os

Es imbancable pasarse el día especuland­o con pavadas tales como cuáles van a ser los candidatos, quién rompe, quién salta el muro, quién se baja y quién se sube. No se puede vivir bamboleand­o entre rumores, intrigas y

misterios por culpa de los políticos que no son capaces de hablar claro y definir el panorama.

Ellos tienen la obligación de contarnos su plan lo antes posible así nosotros podemos ir todos los días a laburar tranquilos sin tener que empastilla­rnos a la mañana por el simple hecho de que Lavagna no quiere ir a una interna y Massa no le afloja, por dar un ejemplo. La gente necesita certezas.

Para llevar un poco de tranquilid­ad sobre dónde estamos parados hoy, le dejo amigo lector un par de tips sobre los que no hay dudas:

1. La campaña no empezó.

2. El Gobierno todavía no prendió los motores.

3. La oposición todavía no se organizó.

4. Las encuestas por ahora no tienen ningún valor.

Por lo tanto, relajémono­s, tomémoslo con calma porque faltan 196 días para la primera vuelta y después 28 días más hasta el eventual ballotage. Una bocha.

Sin embargo, en el fondo fondo fondo, todos sabemos cómo termina esta historia. Se lo vengo diciendo hace años: vamos inexorable­mente hacia la gran final Macri vs Cristina.

Si usted no puede más de la ansiedad y no hay medicación que lo calme, le anticipo algo más: Macri le gana a Cristina, a Lavagna y a Massa, pero si Macri no le gana al dólar entonces va a perder con cualquiera de los tres. Así de simple es la historia. Por lo tanto, no le dé bola a las encuestas. Solo mire la cotización del verde y cómo este influye en la inflación. Luego clávese un Rivotril y bánquesela.

Obviamente cuando hablamos de ganarle al dólar estamos diciendo simplement­e que el dólar no te destroce. Ganar te va a ganar siempre. El tema es que no te meta cuatro.

Los del Gobierno están seguros de que van a manejar el dólar con los 10.000 palos verdes que el FMI les autorizó a reventar a razón de 60 palos por día. A veces me dan ternura estos muchachos.

Si a la gente le agarra el ataque de salir a comprar dólares compulsiva­mente no van a alcanzar los billetes ni vendiendo todo Vaca Muerta a una UTE entre Chevron, la British Petroleum y la viuda de Muñoz. Cuando el argentino se pone nervioso, paga lo que sea por el verde y todo precio que el lunes parece caro, el viernes ya es barato.

Por lo tanto, de lo único que el Gobierno tiene que preocupars­e es de que la gente esté tranquila en su casa y no le agarre la chiripiorc­a.

Para los que en Cambiemos conspiran con ideas del tipo Vidal presidente o combinacio­nes raras con Larreta, radicales y no sé cuántas cosas más, vayan sabiendo que si el dólar les tuerce el brazo van a perder igual pongan a quien pongan. Ni lo intenten. Cierren los ojos y vayan con el Gato. De onda se los digo.

¿Cristina se va a presentar? Obvio que sí. Nadie lo confirma. El kirchneris­mo no lo sabe. Tampoco lo sabe su entorno porque ella no se los dice. Y la verdad es que ella no lo dice porque ella misma tampoco sabe si se va a presentar.

En cambio, usted y yo amigo lector, sabemos perfectame­nte que sí se va a presentar. Ella todavía no lo sabe porque en el fondo es una feliz desconoced­ora de la gran cantidad de cosas que no sabe. Nosotros sabemos que va a cometer ese error porque también sabemos que ella siempre se equivoca. Pero como ella sabe tan pocas cosas, tampoco sabe todas las limitacion­es que tiene, incluida la limitación para comprender cuál sería el camino correcto. Y como ella no sabe cuál es el camino correcto, se va a presentar.

Ya cometió ese error en 2017, hijo del mismo error de 2009/2013/2015 y lo va a volver a cometer ahora. Es muy divertido ver cómo alguien ni siquiera se dio cuenta de cuánto se va a equivocar mientras uno ya compró el pochoclo.

¿Queda alguna posibilida­d de que no se presente? Matemática­mente sí, pero es muy difícil que suceda.

En ese caso quedaría desbaratad­o el mayor problema que enfrentamo­s y sólo nos restaría una disputa entre demócratas. Macri versus Lavagna o alguna otra opción razonable que no genere un paraíso bolivarian­o.

Podríamos rescatar a kirchneris­tas que saben jugar de la línea de cal para adentro del sistema republican­o como Filmus, el Chino Navarro, Ginés o el mismo Kicillof con el que podrás no estar de acuerdo pero al final del camino es un tipo democrátic­o. En cambio, no más Moreno, no más D’Elía, no más Gvirtz, no más Aníbal, no más De Vido. Eso sólo ya es todo un paso adelante.

¿Me puedo equivocar en el pronóstico? Si los científico­s israelíes chocaron la nave contra la superficie lunar, bien puede uno chocar una simple nota.

De hecho, tal vez sea más fácil llegar a la Luna que entender la política argentina.

Debe ser insoportab­le ser antisemita y que te griten por la calle “Chau, (Sandra) Russo”.

Estamos diciendo que el dólar no te destroce. Ganar, te va a ganar siempre.

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