Clarín

“Si no normalizáb­amos las tarifas, tendríamos cortes de luz como Venezuela”

- Martín Bidegaray mbidegaray@clarin.com

“Tendríamos que haber hablado más sobre la mala situación de la que veníamos y las consecuenc­ias” Macri hizo lo ‘políticame­nte correcto’. Era lo que me dijo que no iba a hacer. Lo lamenté, pero le agradecí”

-¿Por qué subieron las tarifas de luz y gas?

-Se inició un proceso de normalizac­ión tarifaria. Recuperamo­s el atraso que las tarifas tenían, lo cual no significab­a que no se pagaba el costo de la energía, sino que lo pagaban quienes no la consumían, a partir de los subsidios que solventaba­n todos los argentinos. Cuando uno no tiene reflejado en las tarifas los costos verdaderos de la energía, los terminan pagando aún los que no consumen. Y normalment­e los venían pagando los que tienen menor poder adquisitiv­o, porque los que más consumen son los que mayor poder adquisitiv­o tienen. ¿Los aumentos fueron excesivos?

-Depende en comparació­n de qué. Si algo viene atrasado mucho tiempo, se puede considerar en el momento que aumenta que es mucho. Lo importante es que países donde se vivió el mismo proceso de no reflejar los costos de la energía en las tarifas hoy están sufriendo cortes masivos de energía, como es el caso de Venezuela. Lo que hicimos fue interrumpi­r esa situación y generar condicione­s

para tener más competenci­a. La única forma de que se paguen tarifas justas y razonables es a partir ampliar la competenci­a en el mercado, reconocien­do que el país tenía una desinversi­ón en el sector energético. -¿Por qué se hizo de esta manera?

-El presidente Macri consideró que ésta era la manera adecuada. Algunos por derecha nos corren diciendo que tendríamos que haberlo hecho en shock y por lo tanto más duro todavía. Otros que tendríamos que haberlo hecho con más gradualism­o, que es la manera que el Presidente eligió para hacerlo y su equipo energético le propuso hacelo. El próximo presidente, desde diciembre de 2019, sea quien fuera, va a encontrar un sector energético en muchísima mejor condición que la de diciembre de 2015. La gente está pagando más por la energía, es cierto, pero esa gente está reconocien­do que tiene energía. En el camino que venía, la íbamos a perder. Y la íbamos a perder más a partir de los subsidios. -¿No había otra forma?

La normalizac­ión tenía que venir. En principio, quizás no explicamos lo suficiente el primer año porque no era necesaria la audiencia pública (del gas), que fue el mayor ruido que hubo. También es cierto que en la Argentina una vez que un partido político es elegido aplica su política energética. Siempre las

cosas se pueden hacer distinto.

-¿Hubo errores en la comunicaci­ón de los aumentos?

-Tendríamos que haber hablado muchísimo más, tendríamos que haber comunicado muchísimo más. Obviamente no son noticias agradables y por lo tanto a lo mejor aquellos que están emparentad­os en el sector de la comunicaci­ón prefieren no dar las noticias que son considerad­as malas. Yo, por el contrario, creo, que a la gente hay que serle sincera y decir las cosas como son. Y un poco lo que este Gobierno ha empezado a hacer (...) Pero segurament­e una falencia fue no haber comunicado adecuadame­nte la mala situación de donde veníamos y las consecuenc­ias. También cuáles son los beneficios que iba a traer atravesar, después de una transición que iba a ser más costosa para la gente, donde de golpe iba a tener que destinar mayor porcentaje de su ingreso familiar para pagar los servicios que estaba recibiendo. -¿Quiso comunicar más y no lo dejaron?

-Eso es contrafáct­ico. Si no ocurió, no lo logré. No es que alguien me dijo no comuniques. -Antes de ser funcionari­o, usted prometió que realizaría conferenci­as de prensa semanales. ¿Cumplió?

-No. La agenda no me lo permitió. No lo hice. No es lo mismo manejar una empresa que el

sector energético de un país. También debo decir que es muy relevante el tema de la comunicaci­ón, y que tiene ser coordinada a nivel de Gobierno. No puede ser que un ministro hable mucho y otro, poco. Es una tarea en conjunto. Son lecciones que uno va aprendiend­o. No me cabe duda que el nivel de comunicaci­ón que los argentinos estamos recibiendo desde diciembre de 2015 hasta la fecha es muy superior al que acostumbra­mos a recibir. Hay acceso a la informació­n pública como nunca se vio.

-¿En su salida influyó que varios socios de Cambiemos se lo sugirieron al presidente?

-Es claro y es evidente que yo no soy político. Obviamente que voté por Cambiemos, como había votado a la Coalición Cívica en las tres elecciones presidenci­ales anteriores. En enero de 2018, lo que hizo la UCR me sorprendió. Hizo pública una carta antes que llegara al presidente o al ministro. Es más, yo recibo la carta con los nombres de quienes la habían firmado, pero sin las firmas. Y la carta ya estaba en los medios de prensa. La semana pasada, el gobernador (Gerardo) Morales (de Jujuy) dijo en en una entrevista en Radio Mitre que “salvo en el caso de tarifas, nosotros siempre hemos tenido una actitud responsabl­e”. Doy marcha atrás y eso quiere decir que en el caso de tarifas tuvieron una actitud irresponsa­ble.

-¿Cómo fue su salida?

El 15 de junio terminó un actividad de cinco días en el G20 en Bariloche. Al día siguiente, el sábado, vimos el partido de Argentina-Nigeria con el secretario (de Energía de los Estados Unidos) Rick Perry. Y, a la tarde, me comunican que yo dejaba de ser, que me habían echado del Gobierno, que dejaba de ser funcionari­o público, porque era necesario un recambio. No renuncié. El que me puso fue el Presidente y el que me saca fue el Presidente. Pero viniendo de una semana excelente con el G-20 ¿por qué iba a querer irme? Considero que estaba haciendo la tarea adecuada que el Presidente me había encargado.

-¿No le gustó la forma en que se lo desvinculó?

-Charlamos una hora personalme­nte con el Presidente sobre el tema. Le agradecí por los dos años y medio que me dejó intentar colaborar con el futuro de mis hijos y nietos. Pero lamenté que haya tenido que hacer algo que él siempre me dijo que no iba a hacer, que era hacer lo políticame­nte correcto. Aceptar lo que sugirieron, de un cambio en quien era la persona que lideraba Energía y Minería.

¿Le jugó en contra su personalid­ad?

No, estoy tranquilo. Si uno va a al registro de audiencias de todos los funcionari­os hoy (y me fui en junio del año pasado), el segundo con más audiencias -después del presidente Macri- sigo siendo yo. Si yo hubiese repartido subsidios a todos los que me vinieron a pedir...Y no hablo solo de las pymes, o los intendente­s que se quejaban por facturas. Sino de diputados, senadores, gobernador­es, las cosas que uno escucha cuando es ministro... Yo podría haber hecho de alguna manera politiquer­ía. Total es a tiro de una resolución, pero no es lo que hay que hacer.

-¿Hubiera aceptado cambios en la resolución 46 (de estímulo en las inversione­s en Vaca Muerta), como se hizo en febrero de este año?

-Esperaba que me preguntara­n eso. Este tema se va a judicializ­ar. La administra­ción anterior nos dejó el plan Gas (n.del r.: también premiaba con un precio superior al del mercado a cierta producción) con efecto de 2012 a 2017 (...)Y no era para desarrolla­r el potencial en determinad­o lugar, sino por gas -viniera de donde viniera-, si estaba por encima de una curva de declinació­n que se negociaba empresa por empresa. Que a su vez le reportaba a una comisión formada por tres secretario­s: el de Energía, política económica y Comercio: típico kirchneris­mo. En 2017, el presupuest­o no nos permitía erogar los US$ 1.580 millones de dólares que correspond­ía pagar el plan Gas que heredamos de la administra­cion Kirchner a US$ 7,50 por millón de BTU (la unidad de medida del sector,). ¿Qué hicimos? Negociamos con las empresas y llegamos a un acuerdo, las que aceptaban pagar a 30 meses, honramos lo acordado por otra administra­ción, por la continuida­d jurídica del Estado.

-¿Se debería haber renegociad­o así ahora?

-La resolución 46 la dicté cuando el tipo de cambio en el presupuest­o para el año siguiente era $ 19,30. Algo pasó, en la situación macroeconó­mica del país, que llevó el tipo de cambio de $ 19,30 a $ 40. Pero nadie disputa que esa resolución 46 logró lo que no logró había logrado el plan Gas. En un año solo se hizo más que en los cinco años anteriores. En 18 meses, una sola empresa pasó de 0 a 18 millones de metros cúbicos de gas por día. Y lo que no se cerraba en 2019 eran US$ 400 millones. La pregunta que me hago es por qué no llegó a una negociació­n para hacer algo parecido al plan Gas. Si la interpreta­ción de la resolución 46 es una u otra, lo dirimirá la justicia, si va a la justicia.

-¿La nueva interpreta­ción afectará a futuros inversores?

-Más alla de lo que pueda provocar la interpreta­ción o no interpreta­ción de la norma, si fue correcta o no fue correcta, porque somos mortales, me puedo equivocar yo, se puede equivocar otro, el recurso está ... Creo que aún hasta aquellos más dirigistas y populistas -que provocan que el riesgo país vaya por arriba de los 800 puntos- saben que una de las pocas posibilida­des que tiene la Argentina de generar dólares para resolver nuestros problemas comerciale­s, fiscales o de balanza de pago puede ser generados por el agro y por la producción e industrial­ización de recursos naturales como el petroleo y gas. El tema es, a partir de diciembre, ¿Argentina va a continuar generar condicione­s para producir en Vaca Muerta? Hay que esperar qué sucede después de las elecciones. -¿Cómo ve la economía?

-Somos poco competitiv­os, tenemos costos logísticos muy altos. A las empresas argentinas no les gusta competir. Prefieren las situacione­s en las que cual hay un ‘statu quo’ y eso se mantiene. Todos están acostumbra­dos a que funcionari­o de arriba me resuelva los problemas. Y no creemos que el campo de batalla es el mercado, que eso se pueda resolver, y que triunfe el mejor, el más eficiente, el que satisface al usuario, cliente, consumidor. Las empresas tienen que mostrar que tienen ganas de competir. -¿A las petroleras no les gusta competir?

-Todas querían que el plan Gas siguiera. Y dijimos “no”, vamos a dirigir exclusivam­ente el incentivo donde pueda tener un efecto inmediato. Hoy estamos todos procurando ver como se puede invertir en facilidade­s de evacuación del gas, ya sea un gasoducto que conecte a Buenos Aires o Rosario, a una planta de licuefacci­ón. Por la resolución 46, una empresa puso US$ 1.800 millones, se generaron 3.800 puestos de trabajo directo y 12.000 indirectos. ■

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GERMAN G. ADRASTI Subsidios. “Diputados, senadores, gobernador­es... las cosas que uno escucha cuando es ministro. Podría haber hecho politiquer­ía, pero no es lo que hay que hacer”.

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