Clarín

Macri con Lousteau, como eje de la reconcilia­ción con los radicales

Resquemore­s. El Presidente recibió sondeos con resultados desfavorab­les para Cambiemos. Reuniones con Coti Nosiglia y también con su ex embajador en EE.UU.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Parecía que otros acontecimi­entos extraordin­arios se sucedían en la política. En público. En privado. Y en secretas negociacio­nes que tardarían poco tiempo en verse “oficializa­das” en gestos más concretos. Declaracio­nes públicas en son de paz. Encuentros oficiales con gente que antes no se veía. Lo que se habló, en rigor, ya se había acordado en otros ámbitos y, mediante, en algunos casos, otras voces. La “reconcilia­ción” entre la Casa Rosada y la UCR, un vínculo lacerado, se vuelve a consolidar. Al menos es la intención de un lado y del otro. Para reconstrui­r esta historia en parte confidenci­al, Clarín consultó a seis fuentes oficiales y del radicalism­o. Cambiemos quiere volver a mostrarse como lo que es: una coalición de Gobierno y no un frente de partidos y dirigentes que se miran con la desconfian­za como si disputaran un partido de ese arte de la hipocresía que es el póker, por ejemplo. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, recibió en la Casa Rosada, el jueves pasado, a gobernador­es de la UCR y a otros del PRO. Se explicó que acordarían medidas económicas. Las anunciaría Macri a mitad de semana. El trabajo para lograr la unidad empezó hace tres semanas. Un dato: Macri se había reunido ya dos veces, para hablar largo, con el silencioso pero eficaz hombre que maneja la red de contactos más nutrida de la UCR. Enrique Nosiglia. Se vieron en la Quinta de Olivos después de que “El Coti” charlara antes con Marcos Peña.

Hace meses que el radical le planteaba al Presidente que debía hacer más política abandonand­o menos los consejos de sus asesores más técnicos. El discurso que Macri dio durante esta semana en el CIPPEC, en el que aludió a Alfonsín, Frondizi y Perón, tuvo que ver con las reuniones.

Nosiglia y Macri habían hablado durante dos horas en la quinta privada de la familia presidenci­al, llamada “Los Abrojos”. Juliana Awada, se acercó para dialogar corto y lo justo. El operativo reconcilia­ción UCR-PRO estaba ya preparado.

A esos diálogos se sumaron tres encuentros más que Macri tuvo con su ex embajador en los Estados Unidos, ex ministro de Economía durante un breve lapso de la gestión presidenci­al de Cristina Fernández, el diputado del partido Evolución, Martin Lousteau.

La especulaci­ón que corrió en los sectores informados de la política es que el Presidente le podría ofrecer a la UCR, y en especial a Lousteau, la candidatur­a a vicepresid­ente para que lo acompañe en la pelea por el poder, a todo o nada: las elecciones nacionales de octubre próximo.

Las fuentes consultada­s por Clarín que conocen parte de lo que hablaron Macri y Lousteau, que venían de mantener tensiones en público, rechazaron que en esas tres reuniones hayan hablado de eso. Sus conversaci­ones habrían sido más profundas.

El Presidente quería escuchar qué pensaba Lousteau de la economía nacional. Escuchó mucho más. El ex embajador y diputado le habría planteado que nada podía hacerse para mejorar el futuro si no se conformaba en serio una masa crítica de dirigentes políticos emblemátic­os para acordar medidas de fondo. Macri escuchó.

El diagnóstic­o del diputado de Evolución fue de una sinceridad brutal pero marcado siempre por quien dijo ser honesto debido a que nunca calló sus críticas ni pidió jamás un cargo tras dejar la embajada en Washington. Macri lo escuchó. Críticas, pero siempre en tono constructi­vo.

Como se dijo, se vieron tres veces.

La última fue justo antes de lo que gobernador­es de la UCR más Rodríguez Larreta y Vidal llegaran a la Casa Rosada para reunirse con Peña.

Lousteau había tensado su vínculo con Macri y el PRO cuando planteó la necesidad de que el Presidente se presente a la reelección después de participar en una interna en las Primarias, Abiertas, Simultánea­s y Obligatori­as (PASO).

Ese tema no fue motivo de debate ahora.

El futuro económico es preocupant­e y hay que fijar otras prioridade­s, habrían coincidido.

Lousteau había dejado su puesto diplomátic­o tras esa salida del cargo se ahondó una confrontac­ión con Marcos Peña.

El 1° de marzo, el día que Macri abrió las sesiones ordinarias en el Congreso, el ex embajador en los Estados Unidos almorzó con el jefe de Gabinete en Olivos.

Las peleas son pasado.

El dirigente radical Ernesto Sanz también volvió a Olivos. Se reunió con Peña. Lo acompañó un dirigente que hoy es clave en la UCR, el actual integrante de la Auditoría General de la Nación (AGN), Jesús Rodríguez, un dirigente de mucha experienci­a y análisis. Es quizás el dirigente radical más optimista respecto al futuro electoral de Cambiemos. Sanz estuvo el viernes haciendo campaña junto al candidato a gobernador en Santa Fe de Cambiemos, José Corral. Hace mucho tiempo que no volvía a una campaña. Ayer, Rodríguez reunió a radicales de Zárate y distritos de esa zona del Conurbano. Otro que acercó posiciones entre Macri y la UCR fue el diputado por Tucumán, José Cano, quien además de hablar con Peña se vio con el secretario General de la Presidenci­a, Fernando De Andreis.

Desde Jujuy, Gerardo Morales recibió un llamado del Presidente, con el que lleva muy bien.

Con su lengua que puede ser lacerante, ejercitada en los ateneos y en el Senado, criticó en TN al principal consejero electoral del Presidente, Jaime Durán Barba: “Que se cierre la boca o se presente como candidato”. La frase debe leerse con sutileza. Morales dijo que Durán Barba se calle “o” sea candidato.

En la UCR cayeron muy mal sus declaracio­nes a Jorge Fontevecch­ia, que entrevistó o “Jaime” en Perfil. Durán Barba fue muy crítico de la UCR.

La reconcilia­ción entre radicales y el macrismo podría provocar más sorpresas.

A los anuncios para intentar mejorar la economía se podrían sumar otras acciones para pacificar a la UCR descontent­a, por la poca participac­ión que tuvo en la toma de decisiones de planes oficiales cruciales y de impacto.

Una versión, que fuentes oficiales no confirmaro­n, pero que Clarín reconstruy­ó en base a testimonio­s de otros protagonis­tas de esta trama, indica que desde la Casa Rosada se comunicó a parte de la UCR que existía la posibilida­d seria de que el PRO le quitase el apoyo a su candidato a gobernador de Mendoza, Omar de Marchi. Es quien le disputa votos a Rodolfo Suárez, elegido sucesor por el actual gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, titular del Comité Nacional de la UCR.

A pesar de la paz y al concordia, en el radicalism­o aun dudan de las verdaderas intencione­s de la Casa Rosada tras esta nueva “reconcilia­ción”.

Tres gobernador­es radicales se juntaron con el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, y el titular de Producción, Dante Sica, para intercambi­ar ideas sobre anuncios económicos. No fue una reunión donde haya reinado la concordia. Nada grave. La gestión es así.

Los resquemore­s entre el PRO y la UCR siguen, aunque no se mencionen en público, porque Macri recibió hace diez días los últimos sondeos realizados por sus equipos de especialis­tas en esos estudios. Los resultados son pavorosos para Cambiemos, admitieron fuentes oficiales.

Cornejo, por ejemplo, es un dirigente radical que desde hace dos años le critica al Presidente algunas de sus medidas o su visión del país. El actual gobernador mendocino tiene un oficio que pocos conocen: fue encuestado­r y sigue teniendo un equipo que se dedica a eso. A la posibilida­d de que la UCR y el PRO fortalezca­n Cambiemos le falta la opinión de un personaje crucial de la coalición de Gobierno. Elisa Carrió. Siempre está informada y habla mucho con Macri.

La diputada no hará ni dirá nada hasta que no pasen las Pascuas. Falta poco. ■

 ??  ?? Diálogo a fondo. Mauricio Macri y Martín Lousteau volvieron a verse y conversaro­n no sólo sobre economía sino de reformas de fondo.
Diálogo a fondo. Mauricio Macri y Martín Lousteau volvieron a verse y conversaro­n no sólo sobre economía sino de reformas de fondo.

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