Clarín

“Es posible lograr que en 2030 no nazca ningún bebé con Chagas en la Argentina”

Bioquímica, presidenta de la Fundación Mundo Sano

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

Bioquímica de profesión, Silvia Gold reconoce en Roberto, su padre, el mandato de la lucha contra el Chagas, una enfermedad centenaria y desatendid­a que en Argentina afecta a un millón y medio de personas. A Roberto lo describe como a un farmacéuti­co humanista, de origen muy humilde que junto a su madre, otra inmigrante que a los 24 años ya era graduada en una universida­d pública, arrancó con una farmacia hasta iniciarse en la industria farmacéuti­ca y crear la Fundación Mundo Sano. Gold continuó la tradición familiar. Con su marido, el médico Hugo Sigman, fundaron el grupo Insud que aglutina a firmas farmacéuti­cas, agroforest­ales y culturales.

- ¿Por qué eligieron el combate contra el Chagas desde la Fundación Mundo Sano?

- Mi padre decía que la fundación había nacido para devolver a la sociedad parte de lo recibido. Esa es una expresión de ayuda, porque somos parte del otro. La Fundación arrancó en 1993, en un año de mucha actividad en el mundo del Chagas. Había un programa nacional de Chagas, cuyo centro estaba puesto en el control del vector que lo transmitía, la vinchuca. Y había una visión regional, de cooperació­n público-privada.

- ¿Cuál es la estrategia para una enfermedad que parecía superada?

-Cuando me hice cargo de la Fundación no puse el acento en Chagas, porque creía, precisamen­te, que el tema estaba superado. Mi primer actividad fue el dengue, en 1998. Pero visitando los ámbitos del Chagas, vimos que había mucho por hacer. -¿Qué puede hacer una organizaci­ón privada por la salud pública?

-Esa fue una pregunta que nos hicimos porque yo creo que a la salud pública la resuelven los programas de salud pública. Pero queríamos sumar. Lo primero que hicimos fue tratar de entender cómo era de sustentabl­e el control, cuáles eran los mejores métodos y empezamos a trabajar en Añatuya, Santiago del Estero, hace 20 años. Siempre generando evidencia, que se convierte en informació­n para entregar a quienes hacen las políticas públicas. Trabajamos en programas de vigilancia, de mejoramien­to de vivienda. Y empezamos a pensar en los pacientes.

-¿Qué pasa con los pacientes?

-Hay millones de infectados. Y nos preocupaba la falta del medicament­o. El producto era elaborado por Roche y decidieron discontinu­arlo y transferir­lo a un laboratori­o nacional brasileño. Pero se sabía que la transferen­cia no estaba garantizad­a, a tal punto que en 2010 se anuncia que había faltante del medicament­o, el benznidazo­l, y que había que suspender la inclusión de los pacientes. Ahí dijimos “lo hacemos nosotros”. En febrero de 2011 estaba aprobado en la Argentina y de la Argentina se exportó a 20 países. Aquí lo pusieron en la lista de medicament­os esenciales. Eso permite que la Organizaci­ón Mundial de la Salud pueda entregarlo en caso de necesidad. Y se fue aprobando sucesivame­nte en Chile, Bolivia, Paraguay, Guatemala, Honduras. Recienteme­nte en Colombia y México. Y en España, como medicament­o importado. Que el medicament­o esté disponible es un cambio tremendo. Bayer a su vez tiene un producto, el nifurtimox. Hoy hay dos medicament­os y es importante que haya más de uno, porque hay pacientes intolerant­es a uno u a otro. Tenemos medicament­o disponible y guías de tratamient­o, lo cual es un escenario absolutame­nte distinto para el Chagas. Y en medio de todo eso, se aprueba el producto en 2017 en EE.UU. Ese es un hito.

-¿Por qué le da tanta importanci­a a que el medicament­o se haya aprobado en EE.UU?

-Formamos parte de una coalición que nació en 2012 y se la llama la Declaració­n de Londres, por una reunión convocada por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y Bill Gates para las enfermedad­es de la pobreza. Y fuimos los que introdujim­os al chagas que ahora está en ese grupo de enfermedad­es desatendid­as. Hasta ese momento todo el esfuerzo estaba concentrad­o en Africa, donde no padecen chagas. Ahí nos empiezan a pedir que aprobemos el medicament­o en Estados Unidos. Fue un esfuerzo gigantesco. Cuando empezamos el registro en Estados Unidos, la enfermedad de Chagas, por un error de la Food and Drug Administra­tion (FDA), no estaba en la lista. Empezamos en 2013. Cuando se aprobó, la FDA argumentó que la enfermedad de Chagas afectaba a 300 mil personas en EE.UU. Es decir era también un problema de salud pública en Estados Unidos.

¿Cómo se detecta la enfermedad?

- Con un sencillo análisis de sangre que se puede realizar en cualquier laboratori­o. Es obligatori­o en las embarazada­s. Si la embarazada es positiva, hay que hacerle la prueba al bebé. Si el bebé es positivo, hay que confirmarl­o, si está confirmado, hay que tratarlo. Nosotros nos proponemos que ninguna mujer transmita Chagas, que toda joven, antes de quedar embarazada, sea diagnostic­ada y tratada, en caso que sea positiva. Eso está probado, la mujer tratada previo al embarazo, no transmite Chagas. Entonces, en el 2030 es posible lograr que no nazca ningún bebé con Chagas en la Argentina. Si se detecta, además, que una mujer está infectada la recomendac­ión es estudiar al resto de los familiares.

-¿Qué logra el tratamient­o?

-El chagas es una enfermedad provocada por un parásito y el vector que la transmite es la vinchuca. El medicament­o mata al parásito. El tratamient­o dura 60 días y cuanto más temprano se detecte el Chagas es mejor. Se curan todos. La enfermedad de Chagas durante mucho tiempo es asintomáti­ca. Nuestro esfuerzo y nuestro desvelo es detectar a ese paciente asintomáti­co. Matar al parásito en el momento en que no produjo síntomas. Esto es antes de que el paciente empiece a generar una enfermedad cardíaca. ■

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SILVANA BOEMO Producción nacional. “Que el medicament­o esté disponible y al alcance de todos es un cambio tremendo”, explica Gold.

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