Time Warp: a tres años de la tragedia, traen del exterior un aparato para una pericia clave
La Corte Suprema compró un sofisticado cromatógrafo para volver a hacer los exámenes toxicológicos.
Cinco chicos murieron en la madrugada del 16 de abril de 2016 en el predio Costa Salguero, en Costanera Norte. La causa por la fiesta electrónica Time Warp -que va por el tercer juez y el segundo fiscal- tiene 38 imputados, pero el juicio parece lejano.
Ahora la atención está puesta en un cromatógrafo, un aparato que la Corte Suprema debió traer del exterior para volver a hacer las pericias toxicológicas para determinar las causas de las muertes. Es que en un principio se dijo que había sido “policonsumo”. Pero los familiares de las víctimas no aceptaron que las muertes fueran por una mezcla de drogas y alcohol. Con ese resultado se “culpaba” a los chicos por sus propias muertes. De hecho se terminó querellando por falso testimonio a la perito que firmó esos análisis.
Los familiares siguen apuntando a la deshidratación, el hacinamiento, la falta de control y la mala atención médica. Esa fue la hipótesis inicial del primer juez federal de la causa, Sebastián Casanello, y del fiscal, Federico Delgado. Hablaron de una “zona liberada” para armar el “ámbito propicio” para concretar el “negocio del agua” (la Block) que vendían los organizadores, con Víctor Stinfale a la cabeza.
Aquella noche, según los testimonios de casi 200 personas, pruebas y allanamientos, habían ingresado a Costa Salguero más de 20 mil personas, el doble de lo permitido. Circulaban y se vendían pastillas de éxtasis a la vista de todos. Esa droga da sed. Las canillas de los baños estaban cerradas. El agua Block se vendía como oro: cien pesos la botella, en 2016. Había sólo seis ambulancias y socorristas contratados sin experiencia.
Ocho organizadores fueron imputados -con prisión preventiva- por “comercio de estupefacientes y abandono agravado de persona seguido de muerte”. También fueron imputados seis inspectores de la Agencia Gubernamental de Control porteña y 25 hombres de la Prefectura.
Stinfale, abogado y empresario vinculado a Energy Group y DELL Producciones, estuvo preso dos meses. Pero la Sala II de la Cámara de Apelaciones bajó la calificación que había establecido Casanello a “facilitación de un lugar para la comercialización de estupefacientes, homicidio culposo y lesiones graves culposas”: los imputados que estaban detenidos quedaron libres y los prófugos se entregaron. Al salir en libertad, Stinfale no tardó en recusar al juez y al fiscal. Lo logró. La causa pasó al juzgado de Marcelo Martínez Di Giorgi (ahora pasó al juez Ariel Lijo) y la fiscalía de Ramiro González.
Los cinco chicos muertos fueron Francisco Bertotti, Nicolás Becerra, Andrés Valdez, Martín Bazzano y Bruno Boni. Tenían entre 15 y 21 años. Los familiares exigieron nuevas pericias. Sus abogados son de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. “No estuvo probado de manera científica de qué murieron los chicos. Por eso esa prueba es fundamental. No se va a saber la verdad hasta que no sepamos realmente qué tenían en sus cuerpos, si estaban hidratados”, explica el defensor, Alejandro Amor.
La teoría de los familiares es que si no se prueba el “policonsumo”, se comprueba la mala atención, la asfixia, la deshidratación, el abandono y el hacinamiento. La historia del cromatógrafo es larga. La Corte tuvo que hacer una licitación para comprarlo en Japón. Luego de estar un tiempo embalado en un estacionamiento, fue instalado en la Morgue Judicial. Pero es tan potente que hubo que cambiar toda la instalación eléctrica del lugar. Y luego capacitar a la gente para que pueda usarlo.
El cromatógrafo permite hacer una cuantificación de drogas sintéticas muy precisa. Las pericias previas habían detectado drogas, no sus cantidades. Es decir, la presencia de determinada sustancia, pero no cuánta. De todas maneras, hay quienes piensan que si bien estas pericias serán importantes, no serán determinantes. Y que desviaron la atención, que también hicieron perder mucho tiempo. ■