Clarín

“Me tocó ganarles en Reserva y en Inferiores también”

Andrés Herrera. Promesa de San Lorenzo

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

Ese flaquito desgarbado que llegó desde Corrientes a San Lorenzo a los 15 años con un bolsito cruzado cargado de un par de botines, un boxer, dos remeras, una ilusión y mil miedos, es hoy un lateral derecho que busca afianzarse en el equipo de Jorge Almirón a base de juego, empuje y goles. Andrés Herrera era un nueve goleador en las infantiles de Mandiyú; después fue un enlace con panorama en Boca Unidos y Huracán de Corrientes; y luego, un volante por derecha con desborde y poder de fuego en Deportivo Rivadavia. Su papá, Hugo, que con 40 años es zaguero central de Camba Cuá en el Federal B, le aconsejó que se probara de cuatro porque “así vas a quedar, no hay laterales en el mundo”.

Ahora, con 20 otoños, este litoraleño que terminó la secundaria hace poco, que planea aprender inglés o italiano y que extraña “ir a pescar y comer un dorado” es uno de los futbolista­s más destacados en el Ciclón que hace ruido en la Libertador­es y que quiere quedarse con el clásico ante Huracán por la Copa de la Superliga. Su confianza para proyectars­e le da frutos. Gritó contra Gimnasia y Palmeiras y estuvo cerca con Melgar. “Cuando hice el gol contra Palmeiras se me vinieron muchas cosas a la cabeza, lo bueno y lo malo que me tocó pasar”, le dice el pibe de sonrisa humilde a Clarín.

-¿Qué es lo bueno y qué es lo malo? -Lo bueno es todo el sacrificio que vengo haciendo. Lloré mucho cuando recién llegué a la pensión. Por eso me propongo disfrutar cada partido al máximo. Cuando subí a Primera me di cuenta de que esto es en serio. No se puede regalar nada y hay que ser súper profesiona­l. Cambié muchos hábitos, la joda no va más y también me cuido mucho con la comida. Y lo malo... No sé si malo, pero sí triste. Al año siguiente de venir perdí a mi abuela Gladis. Mi viejo me dijo que la decisión de volverme o no la tenía yo. Al siguiente año falleció mi abuelo. Quedé hecho mierda. Pero nunca bajé los brazos porque el fútbol es lo que más me gusta.

-¿Cuando hiciste el gol pensaste en tus abuelos?

-Sí. Estaba mi familia en la cancha. Mi primer gol, contra Gimnasia, besé la canillera porque ahí tengo la foto de ellos. La puse en la derecha porque sé que me dan fuerza, por eso el que hice contra Palmeiras fue gracias a ellos. En la otra tengo a mi familia. -¿Hablás mucho con tu papá? -Siempre. Me da consejos. Todas las mañanas me despierta con un mensaje para motivarme. Me pone “hoy será un gran día, a no relajarse”. No hay un día que no tenga su mensaje. Se levanta a las 6 para ir a trabajar y lo primero que hace es escribirme. -¿Almirón te da libertad para subir? -Me pide que primero marque. Pero después me da total libertad para pasar. Cuando la jugada está del otro lado ya tengo que ir viendo de meter la diagonal para aparecer solo a la espalda del cinco.

-¿Cómo vivís este clásico?

-Son partidos especiales. Es como si fueran de Libertador­es. Es muy importante ganar de local. Hay que salir con todo y sacar un buen resultado para la vuelta. Por suerte siempre que jugué contra Huracán en Inferiores o en Reserva me tocó ganar. Y por la Superliga lo empatamos. Ahora estamos con mucha más confianza y debemos hacernos fuertes en casa. ■

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L.THIEBERGER Sacrificio. Herrera y una historia de esfuerzo que dio frutos.

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