Una tradición en el templo de los pescadores
Fundado el 3 de agosto de 1903, frente al Aeroparque Jorge Newbery, se alza imponente el Club de Pescadores de Buenos Aires. Su muelle tiene diez cuadras de largo, y era utilizado en el siglo pasado por empresas carboneras francesas para desembarcar el producto directamente en los vagones del ferrocarril. Es sabido que a los pescadores se los tilda de “mentirosos” al momento de medir sus capturas, pero esquivando ese mito, estos veinticinco amigos se juntan en ese club histórico para seguir con una tradición que los acompaña desde hace 63 años junto a su presidente, Lito Colombo. La cita es en lo que ellos bautizaron como “La mesa de los jueves” y, religiosamente, se reúnen para cenar, contar anécdotas y homenajear a aquellos que ya no están, y dejaron sus cañas a sus hijos como herencia de un deporte ancestral. Sobre la costanera de avenida Rafael Obligado se avistan personas que, con mansa paciencia, esperan ese pique que dobla las varas y sacude la adrenalina. Pero Marcelo alerta que “los peces de allí contienen metales pesados que pueden ocasionar problemas de salud si se comen a menudo. No pasa con el pejerrey, porque es de superficie y una especie de temporada”. Se dice en el ambiente que para “recibirse” en esta actividad, hay que pescar un dorado, y quizá la oportunidad la tengan los niños, en el tercer concurso que hoy se realiza para ellos, en el templo de los pescadores.