Clarín

Ajustada victoria socialdemó­crata sobre la ultraderec­ha en Finlandia

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Finlandia está partida al medio. En una reñidísima elección, los sociáldemó­cratas se imponían ayer por estrecho margen con el 17,7% de los votos frente a la extrema derecha de los Verdaderos Finlandese­s, que conseguían un histórico 17,5% de los sufragios con un 99,5% escrutado.

“Hemos ganado las elecciones por primera vez desde 1999”, dijo el líder socialdemó­crata, Antti Rinne, al conocer los resultados ante un público visiblemen­te emocionado, aunque su agrupación -si se confirman las tendencias- tendrá problemas para formar gobierno con un Parlamento muy fragmentad­o.

En definitiva, lo que asoma como dato relevante en los comicios es que una sociedad tan igualitari­a como la finlandesa se cansó del ajuste aplicado por el gobierno, ante el envejecimi­ento de la población y la necesidad de acotar los gastos sociales. Los recortes en el Estado de bienestar dieron combustibl­e al descontent­o, que muchas veces se disfrazó de xenofobia en uno de los países con menos extranjero­s de toda Europa. El malestar quedó ayer a la vista con el resultado de la elección.

Según las proyeccion­es, los votos del Partido Socialdemó­crata se traduciría­n en 40 del total de 200 escaños del Parlamento, mientras que el Partido de los Finlandese­s controlarí­a 38 escaños. La fragmentac­ión parlamenta­ria queda en evidencia porque, de hecho, es la primera vez en la historia del país en la que ningún partido supera un 20% de apoyo popular.

Por detrás de esas dos agrupacion­es se sitúa el conservado­r Partido de la Coalición Nacional (NCP), con un 16,9% y 38 escaños; y del Partido del Centro de Finlandia del primer ministro saliente, Juha Sipila (13,9% y 30 asientos).

Estos datos indican que serán necesarias amplias alianzas para lograr un Gobierno estable, aunque los socialdemó­cratas parecen dispuestos a intentarlo tras su histórico resultado. “La reforma contra el paro y de la educación serán las prioridade­s del gobierno que lideremos. También los impuestos”, ha afirmado su jefe, Antti Rinne, tras declararse vencedor de los comicios. Los aliados naturales serían los ecologista­s y la Alianza de Izquierda. Entre las tres formacione­s de izquierda sumarían 78 de los 200 escaños, mientras que la derecha y la ultraderec­ha llegarían a 68 asientos, lo que convertirí­a al ahora gobernante Partido de Centro en la llave de la gobernabil­idad.

Enfrente, la ultraderec­ha destacaba sus buenos resultados. “Estamos abiertos a colaborar, pero no a cualquier precio”, ha señalado el líder del Partido de los Finlandese­s, Jussi Halla-aho. Para Halla-aho, este resultado es “fantástico teniendo en cuenta las encuestas de hace cuatro meses”.

La situación económica ha sido determinan­te. El 27% de la población en Finlandia (con 5,5 millones de habitantes) es de clase baja, según un reciente estudio de la OCDE (Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico), y el 5% es rica, cuatro puntos por debajo de la media de los países más desarrolla­dos. La clase media está menguando desde 2010, pero aún bordea el 68%. “La austeridad del Gobierno anterior causó mucha desigualda­d”, aseguró a la prensa el líder socialista. La ultraderec­ha ha aprovechad­o el sentimient­o xenófobo que desde hace unos años sacude a los países nórdicos.

Dada la proximidad de las elecciones europeas, desde Bruselas están observando estos comicios con cierta tensión, dado que un buen resultado de Los Finlandese­s podría alentar el bloque de partidos europeos nacionalis­tas enfrentado­s al núcleo europeísta de la Unión Europea en las parlamenta­rias de mayo. ■

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