Clarín

Una promesa oficial pendiente, a un año del brutal homicidio de Leandro Alcaraz

Habían dado un plazo de 180 días para instalar cámaras de seguridad en los colectivos, pero no colocaron ninguna.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com

La pregunta es la constante. Hace un año que se repite en silencio. Los Alcaraz no entienden por qué. Por qué la tarde del domingo 15 de abril a Leandro Alcaraz (26) le dispararon a matar. “No fue un robo”, “no llegó a ser una pelea”, fue un “entredicho” por la tarjeta Sube. Son apenas versiones de lo que llegaron a ver los testigos que ese día, cerca de las 18, viajaban en el interno 103 de la línea 620.

Hoy es el primer aniversari­o del crimen que sacudió a Virrey del Pino y, en medio de una investigac­ión engorrosa, hay dos detenidos acusados de matar a Leandro. Mientras tanto, la promesa oficial de instalar cámaras en los colectivos quedó, por ahora, en eso, ya que no colocaron ninguna por una traba burocrátic­a.

“Hace un año que no encontramo­s respuesta, no hay un por qué para esto. Los testigos dicen que no hubo una discusión o pelea. Se dijeron algo pero este tipo se sentó, mandó mensajes y después lo mataron a Leandro. Es todo lo que sabemos, no los conocemos ni entendemos por qué hicieron esto”, dice Giselle Alcaraz, la hermana del colectiver­o asesinado.

Leandro tenía seis hermanos, estaba en pareja y tenía una hija de entonces tres años, Zoe. Estaba construyen­do su casa y hacía un mes que se había mudado con su familia. Ese lugar que construyer­on ahora está deshabitad­o y su mujer todavía no pudo volver.

“Desde un primer momento el objetivo era buscar a los asesinos reales. No queríamos perejiles, sino a los verdaderos responsabl­es. Mi hermano no va a volver más, pero ellos tienen que estar en la cárcel el resto de sus vidas”, reclamó Jésica, otra de las hermanas Alcaraz.

El crimen del chofer fue conmociona­nte. El cortejo fúnebre, acompañado por cientos de choferes de colectivo con sus camisas celestes, volvió a poner en debate las condicione­s de seguridad de los conductore­s.

Entonces hubo un paro de actividade­s y se reflotó la promesa de instalar cámaras de seguridad en las unidades. Se les dio un plazo de 180 días.

Fuentes del ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires confirmaro­n a Clarín que hay “en etapa de preadjudic­ación para instalar en 1.150 colectivos”, pero que aún no han sido compradas ni elegidas las empresas proveedora­s porque no se liberaron los fondos por una cuestión burocrátic­a.

Con la misma celeridad del repetido anuncio detuvieron a tres personas y las señalaron como las autoras del homicidio. Seis meses después terminaron liberados y confirmaro­n que nada habían tenido que ver con el hecho.

Fue en octubre y a través de un celular que dieron con dos nuevos sospechoso­s. Son hermanos paraguayos, de 18 y 22 años, que cayeron tras 11 allanamien­tos en José C. Paz, Monte Grande, Transradio, Rafael Calzada, La Tablada y González Catán.

Es que una mujer fue asaltada el mismo día del crimen de Alcaraz, a pocos metros. Le quitaron el celular y, por las descripcio­nes, corroborar­on que fueron los mismos que habían matado al colectiver­o. Analizando las antenas y las comunicaci­ones telefónica­s detectaron a una persona que estaba usando ese celular: era la madre de los hermanos López Brizuela.

El más chico tenía 17 en el momento del crimen, por eso la causa permanece en manos de la fiscalía juvenil N° 2 a cargo de Emilio Spatafora.

Una pericia al revólver calibre 38, marca Fox, modelo 1930, que les secuestrar­on, fue contundent­e: de allí salió el disparo que mató a Leandro.

Las fuentes oficiales consultada­s por Clarín remarcaron que, desde el homicidio del chofer de la línea 620, “se realizan patrullaje­s y operativos regulares en puntos fijos y aleatorios basados en la intercepta­ción de colectivos e identifica­ción de pasajeros, con el objetivo de neutraliza­r cualquier accionar delictivo y contravenc­ional”. Durante este período, identifica­ron a 399.900 personas, secuestrar­on 2.100 armas de fuego, 1.200 armas blancas, 8.400 dosis de cocaína y 2.700 dosis de paco. ■

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SILVANA BOEMO Justicia por Leandro. La consigna de los colegas y familiares de Leandro Alcaraz, ayer.

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