Desventuras en el Mar Jónico
En la tercera temporada de esta serie británica, una viuda y sus cuatro hijos deben empezar de cero en la isla de Corfú.
Crítica The Durrells
Comedia dramática Protagonistas:
Keeley Hawes y Milo Parker, entre otros Guión: Simon Nye Emisión: miércoles a las 22, por Film & Arts.
Si la primera fue mejor que la segunda, se puede decir que la tercera temporada de The Durrells se ubica en el punto medio entre una y otra. Es decir, la historia de la supervivencia de una familia inglesa que tiene más dignidad que dinero volvió a despertar interés, después de una segunda tanda de episodios en la que todo parecía más de lo mismo y los personajes no tenían nada nuevo para contar. Pero tampoco es que araña la excelencia.
En esta tercera temporada -desde el 10, los miércoles a las 22, por Film & Arts-, las aventuras de los Durrells en la paradisíaca isla griega de Corfú presentan un cambio de viento. Ya no es más -o al menos ya no es más sólo eso- cómo hace una mujer viuda para levantarle el ánimo a sus cuatro hijos que se ven obligados a dejar su casa en Inglaterra para empezar de cero en un caserón abandonado... pero a orillas del Mar Jónico: ese imán geográfico se convierte en el gancho indiscutido de esta serie basada en las novelas autobiográficas de Gerald Durrell, que en la ficción de ITV (usina de series británicas, la mayoría de excelente nivel) es el gurrumín de la familia.
El ABC de The Durrells indica que Louisa (Keeley Hawes, la ministra del Interior de la brillante Bodyguard) tuvo que adormecer sus penas, armar las maletas y despedirse de su tierra para resistir la crisis económica en la que cayó tras la muerte de su marido. Y la solución que tuvo al alcance de la mano fue instalarse, a mediados de la década del ‘30, en Corfú, junto a Gerry (el menor del clan, fanático de los animales, interpretado por Milo Parker), Larry (el mayor, escritor y soñador, a cargo de Josh O’Connor), Leslie (un rebelde carismático, compuesto por Callum Woodhouse) y Margo, la adolescente que tiende a caer seguido en las redes del amor (Daisy Waterstone). Todo esto fue contado en la 1 y la 2.
Sin abandonar el foco de la resistencia familiar, lo que vuelve a encenderse en la tercera es el delineado de los personajes, con nuevos amores y desamores y con escenas que van más allá de la belleza griega. Hay un poco más de profundidad narrativa. Pero siempre haciendo pie cerca de la orilla de la simpleza. ■