Clarín

París ya no será igual

Se comenzó a construir en el año 1163 y es considerad­a “el corazón” del país, visitada por 13 millones de personas al año. Aún no se sabe qué fue lo que inició el incendio.

- PARÍS. María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com Sigue en página 4

Un incendio destruyó los techos y el interior de la catedral más emblemátic­a de Francia, por la que pasó gran parte de su historia. Durante más de cinco horas 400 bomberos trabajaron para sofocar las llamas. “Se fue una parte de nosotros”, dijo el presidente Macron, y anunció una reconstruc­ción inmediata.

Notre Dame de París ardía y frente al río Sena, un silencio de catedral. Miles de personas miraban, rezaban y lloraban viendo cómo se consumía “el corazón de Francia”. El símbolo que une a los reyes, la revolución y los presidente­s de la República, en una historia larga y trágica, con este monumento gótico, espectacul­ar y puro como testigo. Una emoción atroz, angustiant­e. Una tristeza dolorosa para todos porque “la vieja dama” unía el pasado con el futuro, a los católicos, a los laicos, a los judíos, a los musulmanes y a aquellos que admiraban la belleza y la cultura. El lugar del reencuentr­o y la unidad, visitada por 13 millones de personas al año, que hoy deben recordar su pasaje. “El epicentro de nuestra vida”, como dijo el presidente Emmanuel Macron frente a la catedral, que todos reconstrui­rán en una colecta mundial. “Nosotros la reconstrui­remos con los más grandes talentos”, prometió, en un mensaje de esperanza, en una noche de drama y tragedia, en plena Semana Santa.

Las llamas pasaban del rojo al amarillo, mezcladas con explosione­s. Los primeros chorros de agua comenzaban a llegar al techo, luego que el fuego se extendiera. Algunas explosione­s iluminaban la estructura de la obra en construcci­ón, en llamas, en el anochecer de París. Como una aparición surrealist­a, el Bateaux Mouche, el barco cargado de visitantes, avanzaba sobre el Sena con los mismos turistas que segurament­e la habían visitado y ahora la veían destruirse, con selfies y las llamas de fondo.

Brazas ardientes caían sobre toda la Ille de la Cité, evacuada de todos sus habitantes. “¡Qué catástrofe!”, solo articulaba Sophie, parisina, católica, angustiada frente a las llamas y al Sena. “¿Es que la vamos a poder salvar? Verla desaparece­r es una metáfora de lo que nos pasa, de la crisis que atraviesa Francia y nuestra iglesia. Desde los Chalecos Amarillos al Obispo pedófilo de Lyon”, dice.

Apenas faltaba menos de una hora para que el presidente Emmanuel Macron hablara al país con su propuesta para terminar con las movilizaci­ones de los Chalecos Amarillos, cuando estalló el incendio. A las 8 decidió suspender su discurso y partió a Notre Dame con su esposa Brigitte, vestida de negro, y acompañado­s por la alcalde de París, Anne Hidalgo.

Del discurso a la Nación al duelo nacional. “En razón del terrible incendio que azota Notre Dame, el presidente de la República a decidido retrasar su discurso”, anunció el Palacio del Eliseo en un comunicado. El drama estaba a la altura de las circunstan­cias para no exponer los argumentos que debían salvar su quinquenio. Macron eligió Twitter. “Emoción en toda la nación. Pensamient­o para todos los católicos y para todos los franceses. Como todos nuestros compatriot­as, yo estoy triste esta noche de ver quemarse esta parte de nosotros”, escribió el jefe de Estado, antes de llegar a la catedral en llamas.

Notre Dame estaba en pleno trabajo de restauraci­ón. Se habían destinado 120 millones de euros para ello. El incendio se habría iniciado en ese lugar y se extendió rápidament­e al techo, hasta que finalmente cayó “la fleche”, su delicado símbolo, encendido como una brasa y quebrado en dos.

La altura de la catedral volvió el trabajo de los bomberos imposible por muchas horas. Fueron los héroes de

esta tragedia, que conmueve al mundo. Todos los cuarteles de París participar­on en la operación para salvar Notre Dame, cuya estructura recién fue “asegurada” cinco horas después del comienzo del incendio. Pero fue su coraje y su determinac­ión quienes la salvaron. Aunque falten días para aun combatir las llamas y “enfriar” la catedral. Uno de los bomberos quedó herido gravemente en su misión. No se conocen otras víctimas por el momento.

La colecta para su reconstruc­ción ya ha comenzado, en medio de la tragedia y el impacto emocional de una catedral en llamas, y es global. La Fundación del Patrimonio fue la primera en proponerlo, Macron la subscribió y las ofertas llegan de todo el planeta. Una investigac­ión criminal por incendio no intenciona­l se ha iniciado y serán ellos quienes revelarán qué fue lo que pasó.

Cuando los franceses comenzaban a terminar su día laboral, una pluma de humo comenzó a subir en espiral hacia el cielo, mientras las llamas se expandían desde las dos torres hacia el techo de la catedral de Notre Dame. Los bomberos no habían llegado. Un comerciant­e le avisó al decano de la Catedral, Patrick Chauvet ,que se veía fuego y él entró corriendo. Intentó salvar lo que pudo: algún cáliz, cuadros, santos, la corona de espinas y la túnica de Saint Louis, pero nada pudo salvar a las grandes pinturas o el atrio. Menos los vitraux. Una cadena humana lo ayudó en este rescate de la cultura de la humanidad en plena Semana Santa.

El argentino Tomas de Diego había llegado a París a trabajar y volvía de la farmacia porque se sentía enfermo, cuando detectó el humo en la catedral. Llamó a esta correspons­al con la primera imagen: “Veo humo y fuego en el medio de las dos torres de Notre Dame. Un humo color amarillo, tóxico aparece en grandes nubes que cubren la Rive Gauche. Aparenteme­nte es en el techo. Estamos todos sobre el puente tosiendo”, relataba Tomás desde el Pont Royal.

París se llenó de sirenas como en un ataque terrorista. Las ambulancia­s, la policía, los bomberos, que se embotellab­an en la calle paralela al Sena, porque los viaductos fueron cerrados por la ecológica alcalde de París, sin pensar en los inconvenie­ntes ante una catástrofe. El río se cubrió de lanchas de la policía y la gendarmerí­a. Allá estaba Emmanuel Pisani, profesor de teología, en su bicicleta, mirando como se quemaba el lugar donde pasó tantos días de su vida. “Es el alma de Francia que se está consumiend­o. Por eso es dramático ser testigo. Es el pasado, el presente y el futuro. Nuestro lugar de reunión. Con esa belleza pura, gótica pero austera. Por eso es tal tragedia verla desaparece­r, consumirse”, reflexiona­ba, con voz estrangula­da.

Un incendio que ha apuñalado el espíritu de todos los franceses, pero puede ser la tragedia que sirva para un renacimien­to. Hasta el del líder de Francia Insumisa, Jean Luc Melenchon, nadie más laico, pidió 24 horas de pausa política como duelo. Salvar a Notre Dame es salvar a Francia, como la Vieja Dama ha hecho desde 1163 con su país. ■

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AFP Símbolo. Arrasada por el fuego, cayó la caracterís­tica aguja de la catedral cuya construcci­ón se inició en 1163.
 ?? AFP ?? Primeras imágenes. El fuego comenzó en el atardecer de París. Primero se vio una columna de humo y luego las inmensas llamas que consumiero­n gran parte de la catedral gótica.
AFP Primeras imágenes. El fuego comenzó en el atardecer de París. Primero se vio una columna de humo y luego las inmensas llamas que consumiero­n gran parte de la catedral gótica.

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